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Campeche

Piden por las lluvias y la milpa

BOLONCHEN DE REJON, Hopel., Cam., 9 de mayo.- Para pedir por una buena cosecha para el ciclo agrícola primavera-verano, fue ofrendado a los dioses del monte y de la lluvia el pan de la milpa, ofrenda ancestral conocida como el “Mamanchac”, en esta ocasión realizada por don Adriano Yam, sus hijos y familiares.

“El Mamanchac es una costumbre ancestral que ha perdurado a través de los años como herencia de los antepasados y hasta la fecha se sigue cultivando en nuestra región”, dijo a POR ESTO! don Adriano Yam, quien ofrendó el pan de la milpa en plena pandemia del coronavirus, “es un acto ritual que realizamos al todo poderoso”.

La ceremonia fue presidida por el sacerdote maya don Antonio Poot Chan, quien levantó sus oraciones para pedir a los dioses que las lluvias no cesen y, de esta manera, conservar las milpas, la naturaleza y, principalmente, los terrenos conocidos como Xnuc- jabín, donde hay decenas de hectáreas de mecanizados, propiedad de la familia campesina dedicada a cultiva maíz de temporada.

Este ritual se lleva cabo con el fin de pedir a los dueños de la milpa una buena cosecha y que los cultivos no se pierdan, por ello se da el agradecimiento, como una costumbre legada por los antepasados.

El rancho de Xnuc-jabín se ubica a pocos kilómetros de la localidad y fue desde el viernes cuando dio inicio la jornada de trabajo previa a la ceremonia de este sábado. Algunos hombres del campo iniciaron con la molienda de la pepita de calabaza, otros cocieron el maíz para los panes y otros más realizaron el agujero donde se hornearán los panes.

Este sábado se sacrificó a las ocho aves de corral, entre ellos un guajolote; la actividad la realizan los hombres, sin la presencia de mujeres y sin dejar a un lado el “balché”, una bebida sagrada hecha con la corteza de un árbol milagroso.

Al respecto, don Antonio, pendiente de que todo salga bien, no dejaba al aire ni un solo detalle, pues los dioses no reciben la ofrenda si algo anormal sucede; mientras esto pasa, don Adriano señaló que nunca ha perdido sus cosechas de maíz, porque siempre las encomienda a los dioses maya, quienes interceden con el Todopoderoso para que los milagros sean efectivos y, cuando la milpa se da en abundancia, las primeras cosechas se llevan a la iglesia para su bendición y repartición entre los feligreses, “y todavía nos queda bastante para comercializar”, aclaró.

La ceremonia maya inició cuando todo estaba listo, con un Cristo en el centro de la mesa; las jícaras de sacab, los sagrados alimentos y también se preparan unos bolillos pero de pepita, llamados “Wooes”. Don Antonio, en su llamado, hizo sus peticiones a los cuatro puntos cardinales: “Xamán”, “Nohol”, “Lakín” y “Chikín” (Norte, Sur, Este, Oeste).

En los preparativos se involucró a toda la familia, incluyendo al maestro de la misión cultural Fidencio Chablé, quien dio el visto bueno al momento de la ceremonia.

(Jorge Amado Caamal Ek)

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