En la Península de Yucatán estiman una población de mil 850 jaguares, además de proponer seis Áreas Regionales para la Conservación del Jaguar (ARCJ) y aunque destacan los avances en la conservación del felino pese a intereses mezquinos advierten que en cada una de las regiones y áreas, las amenazas y las acciones para asegurar la supervivencia de estas poblaciones son diferentes por lo que debe proseguir el trabajo conjunto entre la academia, los gobiernos federal, estatal y municipal, así como las asociaciones civiles.
Lo anterior, se plasma en el libro “El jaguar en el siglo XXI, la perspectiva continental” en el capítulo denominado “El Jaguar en México. Región Península de Yucatán” que coordinaron Rodrigo A. Medellín J., Antonio de la Torre Heliot Zarza, Cuauhtémoc Chávez y Gerardo Ceballos que editó el Fondo de Cultura Económica (FCE) y la Universidad Nacional Autónoma de México en el 2016.
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La sección dedicada a las entidades de Quintana Roo, Campeche y Yucatán la aportaron Cuauhtémoc Chávez, Juan Carlos Faller, Heliot Zarza, Marco Lazcano, Pablo Navarro, Carlos Alcerreca, Luis Pereira, Gustavo Mendoza, Mircea Hidalgo, Almira Hoogesteijn y Gerardo Ceballos.
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En la Península de Yucatán el hábitat estimado para el jaguar fue de 57 mil 294 kilómetros cuadrados, considerando el área que cubren los tres tipos de vegetación principales: la selva alta y mediana (65 por ciento), selva mediana (19 por ciento) y selva baja (16 por ciento).
Por lo anterior para la región consideran que hay cerca de mil 850 ejemplares; 84 por ciento (mil 548 jaguares) están en la selva alta y mediana, 16 por ciento (301 ejemplares) en la selva baja.
Plantean seis Áreas Regionales para la Conservación del Jaguar (ARCJ) siendo estas, la de Laguna de Términos-Centla: entre Campeche y Tabasco; los Petenes-Palmar: está en el noroeste de la península, en la costa de Campeche y Yucatán;
Calakmul: tiene la mayor probabilidad de conservación, ya que suma un área de mil 200 kilómetros cuadrados y la mayor parte está dentro de la Reserva de la Biósfera de Calakmul.
Además las ARCJ de Ticul-Bala’an K’aax: en ella está la Reserva de Bala’an K’aax; la de Sian Ka’an: abarca desde la bahía de Chetumal hasta la carretera Cancún-Mérida y la de Dzilam-Yum Balam: está al extremo noreste de la Península de Yucatán.
Menonitas en el tema
Advierten que en el caso de la ARCJ de Calakmul, que el distrito de riego y el asentamiento de grupos o colonias menonitas amenazan el norte de la Reserva de la Biósfera de Calakmul, en la zona conocida como Los Chenes, ante el cambio drástico del paisaje.
También califican de negativo que en la zona cercana a las ciudades de Campeche y Escárcega, existen algunos fragmentos de vegetación natural que potencialmente podrían albergar jaguares. Es tarea pendiente evaluarlos y definir su utilidad para conservar al jaguar.
En las conclusiones destacan que México tiene una ventana de oportunidad histórica para preparar e instrumentar una sólida estrategia que garantice la conservación de largo plazo de esta especie, en donde incluyen una red de corredores biológicos que mantengan conectado a su hábitat en todo el país, en armonía con un desarrollo sustentable.
También subrayan que la estrategia debe ser intersectorial, interinstitucional e internacional con nuestros vecinos en referencia a Guatemala y Belice.
Además de destacar que los expertos en México en el jaguar “han dado un ejemplo al mundo de cómo la voluntad de trabajar en conjunto, por un objetivo común, en favor de una especie es posible, dejando de lado intereses mezquinos, individuales o egoístas”.
Aunque enfatizan que “para cada una de las regiones y áreas, las amenazas y las acciones para asegurar la supervivencia de estas poblaciones son diferentes. Las recomendaciones en cada una de las ARCJ quedarán plasmadas en la Estrategia Nacional para Conservar el Jaguar en México, que es el siguiente paso en el corto plazo”.
Diagnóstico indispensable
Sobre todo subrayan que la estrategia es una guía para los tomadores de decisiones, manejadores de fauna y grupos de trabajo comprometidos con el jaguar, para desarrollar proyectos congruentes con la conservación de la especie y de los recursos naturales del país.
Consideran que con la información aproximada de dónde están las poblaciones en México y cómo están distribuidos los cuatro mil jaguares en el país. Lo que necesitamos es definir las mejores estrategias de conservación y conectividad para asegurar que las poblaciones no disminuyan por debajo de los límites viables. Pero principalmente que los jaguares puedan moverse a través de México por los distintos paisajes fragmentados y entre las ARCJ.
Y subrayan que pesar de estos avances, es evidente que aún falta mucho por hacer. Cómo la cacería directa de jaguar como consecuencia de la depredación de ganado, y la cual es una de las principales amenazas para la especie en el país, debido a que continúa sucediendo en la mayor parte de la distribución de la especie en México.
Aunque existen iniciativas como el Protocolo para la Atención de Conflictos y pagos como el Seguro Ganadero para mitigar el impacto que tienen los jaguares que atacan animales domésticos, reiteran que es necesario fortalecer los esfuerzos y afirman que esto será fundamental para asegurar el futuro de la especie en el país.
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JG