Está a punto de culminar el año y los sobrevuelos sospechosos no paran en la zona montañosa de los chenes en Campeche, a pesar de la vigilancia por parte de la Guardia Nacional (GN), así como la Secretaría de Marina (Semar), junto con la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), cuyos elementos enviados a la zona monitorean la región por reportes de presuntos “narcovuelos”, sobre todo en los campos menonitas de Las Flores y Nueva Trinidad, donde hay pistas de aterrizajes y las autoridades sospechan que son utilizadas por los narcotraficantes provenientes de Centro América para el trasiego de droga.
Sin embargo, los fines de semana se aprecia mayor movimiento en zonas menonitas, donde se ha detectado a vehículos que recorren la zona hasta llegar a la comunidad J. Mujica y Carlos Cano Cruz.
En respuesta, el Ejército ha comenzado a patrullar estos lugares para tratar de detener y revisar a los vehículos sospechosos, por lo que se espera que en cualquier momento lo hagan y detengan a las supuestas bandas delictivas que operan en la región de los chenes.
Cabe destacar que durante este año sólo se observó la caída de una avioneta en mecanizados de Las Palmas, pero el Ejército no participó si hubo decomiso de algún cargamento de narcóticos.
Por otro lado, lugareños aseguran que el crimen organizado se moviliza en varios municipios para operar y contar con pistas y aterrizar sus aeronaves para el trasiego de sus cargamentos, tal y como lo hicieron en las cercanías de la jurisdicción de Tenabo, el 20 de febrero del 2020, donde al descender una avioneta en pista clandestina bajaron la mercancía y después incendiaron la nave en un conocido rancho llamado “Bohola”.
Actualmente, en la comunidad de Tikinmul, la presencia de la “narcoaviones” también causa expectación, pues se observan casi diariamente sobrevuelos de una nave tipo bimotor color blanco con franjas verdes, y otra con rayas azules, de las cuales dijeron desconocer la matrícula.
Por lo anterior, lugareños hacen un llamado a la Guardia Nacional para que vigilen en este lugar y dar seguridad a la población, pues buscan impedir que los narcotraficantes tomen sus campos como zonas de aterrizaje, tal y como sucede en los campos menonitas de Hopelchén en Las Flores, Nueva Trinidad y Las Palmas.
Al respecto, vecinos recordaron el caso del rancho “Bohola”, cerca de Emiliano Zapata y Tinun, sitio al que arribó una presunta “narcoavioneta” y tocó tierra en una pista clandestina.
Esta nave fue incendiada con al menos 10 bidones de combustible, según reportó la Fiscalía General de la República (FGR) y el Ejército Mexicano, fueron quienes confiscaron los restos de la nave el 2 de diciembre del 2020.
Se dio a conocer que el lugar del aterrizaje era una zona de cultivo trabajada por menonitas y que tres meses antes habilitaron una pista clandestina, después abandonaron las parcelas, las cuales previamente solicitaron en renta al propietario de la hacienda, ubicada a unos 12 kilómetros del ejido Emiliano Zapata, en Tenabo.
Pobladores advierten que ahora los “narcos” quieren hacer lo mismo con las tierras de Tikinmul que se ubica en la cercanía de Cayal, cercano al ejido Emiliano Zapata, ya que en medio del trayecto se encuentra el centro de acopio de maíz y sorgo de la empresa “La Sierrita”, donde los trabajadores son de origen tamaulipecos y además cuentan con sus propias aeronaves agrícolas para aplicar herbicidas para sus plantíos, por lo que cuentan con pistas de aterrizajes, mismas que el crimen trata de usar, a pesar de que los campesinos y obreros colocaron barreras para impedirlo.
Los labriegos asentados en la cercanías donde cultivan soya y sorgo en un promedio de tres mil hectáreas, aseguran que son los lugares que se aprovechan para descargar la droga, para luego transportarla por caminos pedregosos, sobre todo los que colindan con ranchos de San Francisco Suc Tuc, en terrenos del Nuevo Churuch arrebatado a pobladores de San Cruz, jurisdicción de Hecelchakan.
Por otro lado, personas de Tikinmul que se desplazan hacia sus parcelas dijeron que están en la incertidumbre, ya que aseguran hay una pista clandestina habilitada sobre extensiones de cultivo de soya, con casi un kilómetro de largo y donde la Guardia Nacional no llega.
Se sospecha que es el lugar donde bajan las avionetas y por ello piden la presencia del Ejército y de la FGR para que sean testigos de lo que ocurre en la comunidad de noche y de día.
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