Las máscaras mortuorias de área maya debieron ser supervisadas por los gobernantes por el tiempo de elaboración y de trabajo para el ajuar en su ingreso al inframundo, además de que intentaron reproducir fielmente la imagen como Pakal o Garra de Jaguar, planteó la arqueóloga Adriana Velázquez Morlet, al referirse también a las olmecas y las de Teotihuacán en su exposición “Máscaras Mayas, el largo camino a la eternidad”.
En su disertación, la directora del Instituto Nacional de Antropología e Historia en Campeche (INAH) expresó que las máscaras en el mundo prehispánico son distintas tanto en el caso de los olmecas, como las teotihuacanas que tienen “el mismo rostro repetido”, en cambio, las mayas, tratan de “imitar características muy particulares de la persona a la que depositaron su máscara”.
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Indicó que aún no saben, “sí las máscaras se hacían poco antes de la muerte de la persona, pero por la cantidad de trabajo que implica debieron haber sido hechas como con tiempo, incluso supervisadas por el que se las iba a llevar al otro mundo porque tienen una enorme cantidad de trabajo”.
Explicó que el jade y la crisofasa que son materiales parecidos, con lo que las elaboraban, no hay en la región, “hay que traerlos del río Motagua entre Belice y Honduras”, por lo que “debió haber sido difícil conseguir el material”.
Consideró que es la razón por la que “muchas máscaras tienen material reciclado” y dio a conocer que incluso la máscara de Pakal, al momento en que la desarmaron para volver a armar, encontraron que algunas de las piezas habían sido pendientes, “entonces lo que hicieron fue darles la forma y voltearlas para que la imagen ya no se viera”.
“Eso habla de la escasez del material y de la necesidad de ir reciclando”, acotó.
Además de que había muchos tipos de máscaras, de acuerdo con la función que desempeñaban, ya que algunas las destinaban al ajuar funerario, para el cinturón o para el tocado.
Detalló que las del tocado, son más chiquitas, y no representan al gobernante sino a una deidad ya sea a Kawil, al Dios del Maíz o al Jaguar del Inframundo, “hay máscaras también que son muy naturalistas como la de Calakmul o la de Pakal, que tratan de representar al gobernante”.
Aunque en otras no representan el rostro humano y ejemplificó con una de las máscaras de Calakmul, la de la estructura III, ya que es el Jaguar del Inframundo, ya que en el concepto de los mayas, era muy importante para los gobernantes transformarse en una deidad.
Puntualizó que la manera en que los mayas validan su posición de poder era presentarse como descendiente de deidades, “eso lo hacía diferente a los demás y garantizaba su permanencia en el poder”.
De las máscaras más conocidas citó que son la de Pakal en Palenque, de Garra de Jaguar en Calakmul, Oxkintok en Yucatán y Dzitbalché en Quintana Roo.
Reiteró la diferencia de las máscaras mayas con las de Teotihuacán y las Olmecas, y aunque las Olmecas, “son de muy buena calidad, pero es solo una pieza, es una piedra que le dieron la forma”.
En cambio, las mayas son teselas, son fragmentos que se hicieron sobre una base de estuco “y se hicieron tratando de hacer un retrato de la persona que había muerto, más que una máscara”.
De la máscara de la Reina Roja de Palenque, aclaró que el material que utilizaron fue malaquita, por lo que es una máscara funeraria pero con un material diferente.
Calidad artística
La máscara de Calakmul destacó que es la más conocida, además de calidad artística y naturalista, y expuso las dos versiones, la primera que se hizo en la época del descubrimiento doctor William Folan en 1984 y la de Sofia Martínez (restaurada entre el 2003-2004 y concluida en el 2017), en donde hay una controversia, ya que “hay a quien le gusta más la antigua porque era más sencilla y más naturalista”.
En esta máscara, al gobernante lo presentan como un hombre joven, de acuerdo con los cánones mayas, y es la representación del dios del maíz, además de las orejeras en forma de flor.
“Las flores son como el néctar de la vida, asoma al otro mundo, tienen unas pequeñas serpientes en la nariz y en las orejeras, representa la unión del cielo, la tierra y el agua”, describió.
En cuanto al tocado, “representa la cueva de la montaña divina, a donde van los gobernantes al morir y dentro de esa cueva se reúnen con una pequeña planta de maíz, que es la manera en la que renacían después de morir”.
Recordó que exhibirán siete máscaras, una en el Baluarte de la Soledad y las otras en el Museo de Arqueología, en el Baluarte de San Miguel, y anunció que posiblemente en el 2023 estén otras dos que estuvieron en resguardo, pero que actualmente están en proceso de restauración.
A la fecha, no se tienen descubiertas más máscaras en Campeche aunque el mayor número a un sitio arqueológico corresponde a Calakmul aunque hay en Dzitbanché, en Noh Ka en la ribera del Río Hondo y en Oxkintok en donde encontraron máscaras con forma de pájaro, concha y una de jade.
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JG