Investigadores del Colegio de la Frontera Sur (Ecosur) y de la Universidad Autónoma de Campeche (UAC), alertan que, tanto el Palo de Campeche, mejor conocido como Palo de Tinte, de la misma forma, la población de ganados bovinos criollos están en riesgo de extinción.
Para los investigadores Alexis Herminio Plasencia-Vázquez, Pascale Villegas, Annery Serrano Rodríguez y Yarelys Ferrer-Sánchez, diversas especies del palo de tinte están desapareciendo a consecuencia de la expansión agrícola y el surgimiento de plantaciones de caña de azúcar y palma de aceite; y reprochan que esta especie arbórea perteneciente a la familia de las leguminosas no esté incluida en la categoría ‘bajo amenaza’.
En la Península de Yucatán, el Haematoxylum campechianum es un árbol de valor melífero para la apicultura, y entre sus virtudes medicinales se le atribuyen propiedades antiinflamatorias, antioxidantes, antisépticas y anticancerígenas. No obstante, la deforestación en las regiones donde se localizan estos tintales, para la siembra de monocultivos, apunta a un riesgo inminente de sus poblaciones, con el peligro que esto implica para toda la diversidad de flora y fauna asociada. Irónicamente no existen datos oficiales de sus tasas de aprovechamiento, ya que no está incluida como una especie de interés forestal.
Del palo de tinte, un árbol espinoso y con tronco torcido, que llega a medir hasta 15 metros de altura; se obtienen colores como el café, negro y un tono de sepia, lo que históricamente lo convirtió en un árbol codiciado por los colonizadores de Europa, y que ha sido utilizado intensivamente durante varios siglos. Además de que fue aprovechado por los antiguos mayas, quienes utilizaban la madera para elaborar arcos para sus fiestas, y le extraían el tinte vegetal para teñir sus vestimentas o pintar los listones con que las mujeres trenzaban sus cabellos.
Según este artículo de divulgación científica, en la zona de Palizada, se han comenzado a desarrollar iniciativas de reforestación sustentable y responsable, aunado a proyectos de conservación que involucran al Palo de Tinte, uno de ellos situado en el rancho Santa Lucía, donde se incluyen métodos basados en principios de agroecología y permacultura, y que cuenta con su propio vivero con capacidad para 250 mil árboles. Actualmente se han logrado plantar otros 765 mil en esa región, en una superficie de 550 hectáreas, de las cuales, 100 están destinadas para la conservación, lo que representa un gran avance en la recuperación de este árbol ancestral, que continúa siendo de gran importancia para algunas comunidades indígenas.
Riesgo de desaparición
Por otra parte, los investigadores Víctor Hugo Severino Lendechy, Raúl Andrés Perezgrovas Garza y Samuel Albores Moreno, afirman que, la población de ganados bovinos criollos en la localidad de Nunkiní, Calkiní, han menguado drásticamente llevando a esta especie a un riesgo de extinción, ante el escaso número de semovientes vivos. “El hato criollo de Nunkiní enfrenta un riesgo real de desaparición debido al reducido número de individuos sobrevivientes y la falta de políticas públicas que respalden su conservación y desarrollo”, subraya el estudio.
A pesar de que este tipo de ganado sobrevive en regiones donde otras razas no pueden prosperar, toda vez que poseen características de adaptación a su entorno, es decir, se alimentan con la flora nativa, se aclimatan al calor y/o humedad del ambiente, y son resistentes a ectoparásitos como garrapatas, tábanos y moscos, el sistema productivo es con poblaciones de 300 hembras y apenas 10 toros.
El riesgo de extinción de estos bovinos criollos se debe, principalmente, a que están siendo progresivamente sustituidos por razas comerciales mejoradas o especializadas en producción de carne y leche, aunado al desconocimiento y la falta de difusión de las razas criollas.
Lo más grave, es que, pese a su importancia, no existe un registro preciso de su consumo de forraje y los productores, en su mayoría de la etnia indígena maya, enfrentan desafíos nutricionales y sanitarios debido a la falta de inversión y bajos precios de su ganado.
En sus consideraciones, los investigadores plantean que, por su valor histórico, económico y ecológico, los gobiernos deben establecer estrategias que garanticen la conservación de este patrimonio natural y cultural.
JY
