Luego de que Por Esto! diera a conocer que el mes de marzo cerró con ocho ejecuciones al estilo sicarial, el presidente de la Comisión de Fortalecimiento Municipal del Congreso del Estado, Paul Arce Ontiveros, afirmó que es necesario conocer cuál es la forma en la que las autoridades buscan garantizar la seguridad de los campechanos, ya que la presencia de ataques armados continúa presente.
Insistió en que el tema de seguridad ya se “salió de control” en todo el Estado, debido a la presencia de ataques con el uso de armas de fuego, los detenidos constantes que tenían en posesión armas de fuego o drogas que circulan por toda la ciudad sin que las autoridades intervengan oportunamente.
Expuso que han buscado una reunión con las autoridades de seguridad para que les den a conocer de qué forma buscan prevenir la presencia de delitos, sobre todo de aquellos que atentan contra la vida y la integridad corporal de los ciudadanos. Sin embargo, hasta este momento no hay una respuesta clara.
Durante el tercer mes del año fueron contabilizadas ocho muertes con el uso de armas de fuego, cuyas víctimas fueron relacionadas a la venta y compra de drogas. En dichos ataques, los responsables lograron huir, mientras los sobrevivientes sumaron tres.
Pese a que los sobrevivientes interpusieron sus respectivas denuncias, hasta el momento no fue registrado detenido alguno por los ataques armados, además de que los municipios con la mayor incidencia fueron Campeche capital, Carmen y Champotón, con la mayoría de los ataques por parte de los sicarios.
Lamentó que en el caso de los homicidios no deben verse como números o casos de muertos, ya que son personas que perdieron la vida y cuyas familias afrontan la pérdida de uno de sus integrantes. Por lo que es necesario dar mayor celeridad e incluso respuesta a los afectados.
Reiteró que es necesario que las autoridades no solo den a conocer cuáles son las medidas implementadas en materia de seguridad, sino que esclarezcan cuál es la forma en la que pretenden garantizar el bienestar de los campechanos, que viven con el temor constante de ser víctimas de algún delito.
