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Contrabajistas

Pedro de la Hoz

Michael League, líder de la banda de jazz fusión neoyorquina Snarky Puppy, sostiene que a “los bajistas nos encanta estar en la parte posterior del escenario, desempeñando un papel simple y de apoyo para que los músicos que nos rodean; por lo tanto, es lógico que cuando salimos de ese rincón oscuro del escenario hacia la luz, nos encontramos un poco cegados”. Al mismo tiempo recuerda que “la historia de la música está plagada de álbumes en solitario creados por grandes bajistas que muchas veces ponen la técnica por encima de la musicalidad y el virtuosismo obviando la gracia”.

Esas palabras calzaron la presentación del disco Mama Ina, de Gastón Joya, un joven de 31 años de edad, cubano, por más señas de Guanabacoa, tierra natal de Ernesto Lecuona, Rita Montaner y Bola de Nieve. Tomando como pretexto la puesta en circulación del fonograma, Gastón estrenó en La Habana, ciudad que vive por estos días la intensidad del Festival Internacional Jazz Plaza 2019, su nueva formación, un trío a base de contrabajo, piano (Adrián Esteves) y batería (Marcos Morales).

Lo excepcional es regla en Gastón. Hace hablar al contrabajo como un virtuoso, pero insiste mucho más en desarrollar potencialidades expresivas que se desplazan continuamente de las convenciones del jazz a la actualización de la rítmica afrocubana, de la recreación de líneas melódicas a la reinvención de códigos de la música de concierto.

League lo dice desde su propia experiencia: “Todo lo que Joya encarna se amplifica en su justa medida cuando asume el papel de líder. Su melodía y virtuosismo como solista se presentan en los momentos perfectos. La fuerza de su ritmo es llevada tan lejos como es posible siempre sin cruzar la línea. Su espíritu carismático y amante de la experimentación se puede sentir tanto en las composiciones como en las interpretaciones”.

Es la madurez de un músico que se formó en conservatorios, pero también en el ejercicio profesional de tocar junto a Chucho Valdés y Omara Portuondo, consciente de haber heredado los frutos cosechados por otros tres grandes contrabajistas cubanos, Israel López (Cachao), Orlando López (Cachaíto) y Jorge Reyes, este último activo en la cúspide de su carrera.

Otro renombrado contrabajista, que a diferencia de Joya prefiere la versión electrónica del instrumento, eligió La Habana para estrenar formación: el norteamericano Jeff Berlin. Llegó a la isla para protagonizar la primera presentación mundial de la Moshulu Band, en la que reunió a sus conciudadanos, el tecladista David Sancious, el baterista Dennis Chambers y al guitarrista israelí Oz Noy.

A los 66 años de edad, Berlin es una leyenda en su instrumento, al que ha aportado innovaciones sustanciales. Tras concurrir a un concierto de Los Beatles, de gira por Estados Unidos, el entonces jovencito neoyorquino decidió emplearse a fondo en sus estudios completados en el prestigioso Berklee College of Music y en la práctica con los grupos del percusionista y compositor británico Bill Bruford, que venía de su primera etapa con la célebre banda de rock Yes, y del también baterista Tony Williams. Aunque ha confesado que su paradigma inicial en el bajo eléctrico fue Jack Bruce, de la banda Cream.

De ese proverbial virtuosismo, otro de los grandes, Jaco Pastorius, llegó a situarlo por encima de los demás. Berlin ha hablado de dicha relación: “La gente me compara con Jaco, porque él es considerado, aún hoy, como el mejor bajista del mundo. La verdad es que yo no tengo la influencia que tuvo Jaco en el mundo del jazz y del bajo. Él fue un genio. Yo soy un músico talentoso, dotado de una ética de trabajo. Me gusta estudiar ojala más de dos o tres horas al día, ya que me interesa mejorar como bajista y como músico. Jaco me dijo un día que yo era un mejor solista e improvisador de lo que él era. Aun si esto pudiera ser cierto, Jaco inventó completamente su estilo funky. Su tono y sonido es universal. Los bajistas no han entendido bien cómo imitarme, pues mi toque es profundamente improvisatorio. Jaco era un poco más estructurado y repetía a menudo sus ya famosas líneas. Es más difícil hacer lo que yo hago, pues cambio continuamente y mis frases son generalmente diferentes. Con Jaco tocamos solo una vez juntos. Sin embargo, fuimos amigos por muchos años”.

Con más de una trentena de participaciones en registros de solistas y bandas –convocado por Eddie Van Halen, Yes, Frank Zappa, John McLaughlin y Bill Evans, entre tantos–, los discos liderados por él se tienen como referencias de la evolución de la fusión del jazz con las más exigentes aristas del rock, desde Champions y Pump It, a mediados de los 80, hasta Joe Frazier-Round 3, recién salido del horno de la creación.

Fue una fiesta del jazz más imaginativo la irrupción de la Moshulu Band en la escena musical cubana. Y una suerte, que con pocas horas de diferencia, un mismo público –cubanos y muchísimos extranjeros– pudiera gozar de dos contrabajistas fuera de serie, Berlin y Joya.

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