Verónica Alonso Coro
Se acerca XIII Bienal de La Habana. En menos de cuatro meses la ciudad se vestirá de arte para recibir lo más valioso de la producción contemporánea cubana y extranjera. Ante la proximidad del evento, efectuado por primera vez hace casi treinta y cinco años, se impone la necesidad del recuento.
Fue en mayo de 1984 cuando se inauguró la primera edición del suceso cubano más importante de las artes visuales. Desde sus inicios se planteó defender un arte latinoamericanista, con una visión desde el sur, que en los primeros años agrupaba artistas sólo de nuestra región. Con posterioridad el espectro de nacionalidades se amplió, hasta llegar a atraer a creadores de cualquier región del planeta.
A pesar de la inmensa diversidad de propuestas que recibe actualmente, la Bienal ha conservado una posición de resistencia y reflexión ante los fenómenos de la contemporaneidad que la caracteriza. El evento ha estado siempre a tono con el espíritu que debe tener, a fin de cuentas, el buen arte.
En sus últimas ediciones, se ha hecho ya costumbre que las muestras de la Bienal salgan de galerías y museos y tomen la ciudad como sede. El malecón habanero, el Castillo del Morro, La Cabaña, parques, plazas, calles y hasta el transporte público se inundan de objetos insólitos y mágicos que obligan a habaneros y visitantes a hacer un alto en el camino cotidiano.
La edición que se avecina es la número XIII y lleva como concepto la frase “La construcción de lo posible”. En medio de ese espíritu de utopía, esperanza y creación, el arte mexicano dirá “presente”, como lo ha hecho desde el año fundacional de 1984. Artistas como Marta Palau Bosch y Arnold Belkin, entre otros, han prestigiado cada edición del evento habanero para mostrar lo más valioso y actual de su contexto artístico. De la presencia de este último artista en La Habana en 1984 nos quedó como herencia a los cubanos el mural portátil Traición y muerte de Zapata, que puede encontrarse aún hoy en la Casa del Benemérito de las Américas, Benito Juárez, en La Habana Vieja.
Para la cita de 2019 se esperan reconocidos artistas contemporáneos, como Javier Marín y José Dávila. Ambos creadores presentan aproximaciones muy distintas al fenómeno escultórico, manifestación que cultivan principalmente. El primero inclina sus búsquedas estéticas hacia una visión más clásica de la escultura, mientras el segundo se apropia y cuestiona con sus obras los paradigmas artísticos modernos. Los dos son importantes exponentes del arte mexicano actual, rico y diverso.
Espere información detallada en entregas más próximas al evento, donde obtendrá los pormenores de exposiciones, actividades y artistas participantes.