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Solemne bajada de San Francisco de Asís para las fiestas patronales de Campeche

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Cultura

Luis Carlos Coto Mederos

Jesús Orta RuizXII875Desde la ciudad

Tu proximidad lejana

de luna, viene hasta mí

cuando al par que estoy aquí

me estoy viendo en tu ventana.

Te siento viva, cercana,

porque el hombre que suspira

se hace doble, mi guajira:

está cerca y está lejos

repetido en los espejos

de la distancia que mira.

876Visita

Guajira –junco y palmera,

piña cuajada de aroma,

inocencia de paloma

y pudor de adormidera:*

cuando ponga Primavera

los mangos suaves y rojos,

iré aplastando matojos

a tu bohío, y tendré

la delicia de un café

endulzado por tus ojos.

*Adormidera: sensitiva. Planta que al contacto cierra sus hojas.

877 Canturía

Empínase una tonada

y el batey se regocija

bajo la clara cobija

de la noche perfumada.

Mirándose en la cañada

está el cubano retiro,

donde la voz de un guajiro,

rota en emoción se pierde

por entre el silencio verde

del campo, como un suspiro.

Es noche de canturía,

por lo que en alada queja

lanza una bandurria vieja

sus tojosas de armonía.

El invierno, como fría

ola, circunda el ambiente;

y, cantando alegremente,

cada trovador cubano

se refugia en el verano

líquido del aguardiente.

Risas de fino cristal

a flor de los labios rojos

de guajiras, cuyos ojos

son azúcar y central.

La controversia habitual

atiza como una hoguera

cantores de guayabera,

sombrero alón y machete,

mientras la luna es jinete

sobre los potros afuera.

Brota el verso campesino

solo, como por encanto,

y van naciéndole al canto

espuelas de gallo fino.

Pedro embiste a Celestino,

Juan quiere a los dos vencer;

goza el bohío con ser

la valla de aquel combate,

y en el fondo… ¡el acicate

de unos ojos de mujer!

878La vaca “Lucero”

Música de amanecer,

disparo blanco y caliente,

fuente auxiliar de la fuente

extinta de la mujer.

Ojos ebrios de beber

sol y verde en la sabana,

ubre pródiga, campana,

alegría, movimiento,

madre bestia, complemento

vital de la madre humana.

Tu lengua es una ternura

roja, una filial delicia,

cuando con ancha caricia

lava y peina tu cintura.

Del plato de la llanura

tomas la yerba mojada;

y después de ir a la aguada,

a la tina o al remanso,

rumias tu dulce descanso

burguesamente acostada.

Sola, tomas el sendero

del establo, cuando suena

bajo la tarde serena

la décima del vaquero.

Y aún yendo por el potrero

embriagado de poniente,

se miran calladamente,

en un recíproco alarde,

el lucero de la tarde

y el lucero de tu frente.

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Nutrida participación de aspirantes a 'Señorita Revolución”.