Luis Carlos Coto Mederos
201
Yo fui barbero
Ha tiempo que no manejo
tijera, peine y navaja,
y si la espuma me cuaja
me engurruño y me acomplejo.
Pero allá en mi tiempo viejo
atendí una barbería,
¡y miren cómo sería
mi trabajo concienzudo,
que entraba un viejo peludo
y hecho un muchachón salía!
Un día afeitando a un sordo
no sé cómo resbalé
y la nariz le llevé
y parte del dedo gordo.
Yo, que igual zurzo que bordo,
se los cosí con denuedo,
y aquello fue el gran enredo,
pues le puse al infeliz
aquel dedo en la nariz
y la nariz en el dedo.
Chanito Isidrón
202
Malentendido
Ayer invitó Garrido
a Susana a comer pizza.
Ella oyó mal, y de prisa
le puso freno al convido.
Lo tomó por atrevido,
por viejo verde, por sapo…
Y, por culpa de un gazapo,
le dijo: “abuelo mañoso,
si vuelve a hacerse el gracioso
se va a ganar un sopapo”.
La dama oyó: erre al final,
cuando él dijo: “¿quieres pizza?”
¡Cualquiera se encoleriza…!
“Usted me entendió fatal
–explicó Garrido–, mal
es oír de forma liviana.
Y la aturdida Susana,
que en vez de li, entendió les…
Le ha sonado un puntapié
que le duró una semana.
Carlos Ettiel Gómez Abreu
203
Mi amigo Mario
Mi amigo Mario tenía
frenillos en la dicción
y decía: cadetón,
tedemoto y cantudía.
Al fin se decidió un día
a un médico visitar
quien le pudo asegurar:
Mario, soy de la opinión
que con una operación
tú podrías mejorar.
Al regreso, de este modo
le habló a su señora Pura:
El médico me aseguda
que si me opedo, mejodo.
Y ella le dijo: Ante todo
necesitas garantía;
no te operes, vida mía,
que no te quiero perder.
Y él le aclaró: No, mujed,
mejodo de mejodía.
Oscar Hernández Calzadilla