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Cultura

La creación como forma de vida

Hortencia Sánchez

No me atrevería a juzgar a los artistas del gremio teatral afirmando o negando quiénes son verdaderos creadores, quiénes merecen, o no, haber tenido apoyos o becas, aunque para producir o estudiar arte se necesita de estos apoyos; no obstante, durante innumerables veces, las compañías independientes realizan las producciones con el sueldo de los actores que laboran como docentes u otras actividades.

Las becas han desatado varias posturas y señalamientos, tanto de la comunidad artística como de funcionarios. En lo personal, me parece adecuado que pretendan descentralizar y hacer más trasparentes la manera de otorgar los apoyos.

Tratando de contribuir un poco a las ideas que se tienen en torno al quehacer de la comunidad artística, busco cuáles son los objetivos, la visión, y la misión del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes y lo comparto:

Objetivos

Conjuntar los esfuerzos y recursos del Estado, la sociedad civil y la comunidad artística en torno a la generación de estímulos, para la creación artística y cultural de calidad.

Invertir en los proyectos culturales profesionales que surgen en la comunidad artística y ofrecer fondos para que los creadores puedan desarrollar su trabajo sin restricciones, afirmando el ejercicio de las libertades de expresión y creación.

Compartir mercados, tecnologías y productos culturales, ante la prodigiosa pluralidad de culturas y de identidades que conviven en nuestro país y en el resto del mundo.

Visión

Propiciar una política incluyente, que respete y aliente la multiplicidad de las culturas, y la libertad de las personas para crear y expresarse.

Misión

Apoyar la creación y la producción artística y cultural de calidad, que operen bajo las premisas de participación democrática, equidad de oportunidades y juicios de paridad en la selección de proyectos.

Creo que quienes ya están dentro del sistema de becas y proyectos, que llegaron ahí siendo primero funcionarios de la cultura, siempre tendrán parte del camino ya andado; en cambio, a los creadores que se dedican a trabajar en su proceso artístico, y no suelen hacer relaciones, les costará mucho más poder acceder a un estímulo a su labor artística.

El intento lo hemos realizado, pero es difícil que el proyecto sea considerado o elegido cuando quienes concursan por lo apoyos son siempre los creadores con trayectoria y experiencia –la gran mayoría con residencia o vínculos en la Ciudad de México–, y, además, de menara repetitiva. A lo mejor sería interesante que pasara como en provincia, en los Pecda solo puedes acceder a los apoyos en tres ocasiones, esto facilita que otros puedan tener en algún momento el apoyo, para también crecer en la profesionalización de la producción artística.

Me agrada trabajar para lograr montajes que realmente reflejen a nuestra sociedad, sus problemáticas, sus carencias, la injusticia; o trabajar en pro de la inclusión por medio del teatro, pero algunas veces me gusta hablar de mis miedos, de mis carencias, de mis angustias existenciales, y sé que cuando esto suceda, no pediré apoyo alguno, con todo y que estos montajes, sin duda, servirán de igual manera que aquellos que solemos llamar teatro social.

He visto muchas veces como las temáticas sobre poblaciones vulnerables son tomadas por colectivos para de esta manera obtener recursos para los proyectos y en la cotidianidad estas poblaciones les son indiferentes.

No obstante, si una dependencia empieza a favorecer este tipo de proyectos, quienes concursen aprenden a presentarle a las instituciones lo que ellas están acotando como temas para la creación.

En las provincias llevamos años solicitando mejoras, cambios, seriedad, profesionalismo y ética para y con el arte.

Ojalá se den cambios en las instituciones que sacudan y limpien muy bien la casa, pero que sea para bien de la mayoría.

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