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Cultura

El periodismo y los medios como agentes de la cultura

Ivi May DzibI

 

Se podría pensar que los medios de comunicación actúan con un poder inusitado, provocando formas de leer, ver y exponer el mundo, somos lo que leemos, lo que vemos y en muchas ocasiones estamos sujetos al texto, entonces la palabra le da un sentido de verdad a la descripción y crítica que se hacen no solo a los actos creativos de la vida humana sino a todos sus aspectos. Gracias a la lectura en el imaginario se producen verdades, nuestras conceptualizaciones del mundo se configuran a partir de nuestro material de lectura, ¿pero qué material de lectura tenemos a nuestro alcance? Muchas veces solo nos alcanza para los deportes, los espectáculos y la nota roja, y no es que estas secciones no sean imprescindibles, sino porque el enfoque que nos presentan no tiene que ver con nuestras vidas, sino la idea de vida a la que deberíamos aspirar, la que nos imponen. Aunque si pensamos en la violencia y el morbo que encontramos en la nota roja, ahí sí podríamos decir que lo que leemos nos representa, pero por lo general se aborda de manera descriptiva, si creemos que la descripción del horror podría generar sentimientos y emociones profundas, estamos equivocados, al final de la jornada solo tenemos la indiferencia como mecanismos de defensa contra la nota roja, la evasión. No hay matiz de poesía en ella y, por lo mismo, no somos capaces de quedarnos en la absorta contemplación del dolor y el devenir violento de la naturaleza humana, entonces creemos que la violencia se reduce a lo explícito y no a lo poético. El arte y la cultura son formas de configurar el mundo desde otro enfoque, el humano.

Si entendemos la palabra cultura en el sentido que lo expone la antropología cultural, como la ciencia que profundiza en el conocimiento del ser humano considerando el análisis de las costumbres y tradiciones de los pueblos y su influencia en los valores y en el estilo de vida de las personas; caemos en cuenta de la responsabilidad que tiene un periodista cultural, ya que sus ojos son una ventana al mundo, nuestra escritura es el paisaje que el lector ve, entonces la distorsión del paisaje o, mejor dicho, la reconstrucción técnica del paisaje tiene que tener como filtro una detallada configuración de mundo, producto de varios saberes que se entrecrucen para poder dar una argumentación del mundo, sobre todo cuando se vive en zonas donde el ambiente político y los estallidos de violencia son demasiado perceptibles. Los juicios que emitimos muchas veces se reducen a prejuicios que reproducimos y de los que no estamos conscientes, creemos que argumentar se reduce a opinar sin un fundamento teórico, el periodismo de opinión no son posturas ramplonas a las que nos aferramos, sino intuiciones que la lectura y el contacto con la realidad social llegan a convertir en pequeñas certezas. En estos momentos de la vida cuando quieres “argumentar” sobre cualquier tema recurres a Google para hacerte el interesante y no a posturas teóricas o a lecturas que encajan una a una para darte una pequeña certeza acerca de “eso” en lo que crees. Me recuerda a una época de la juventud donde en la escuela algunos exponían a autores y libros que no leían o entendían, pero con una seguridad envidiable, así que con la masificación del internet llegó la sapiencia para todos y la oportunidad de tener disponible una larga lista de argumentos, pero es visible cuando esa larga lista de argumentos carece de un filtro.

Continuará.

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