Síguenos

Última hora

Hombre se salva de morir en un incendio en Ciudad del Carmen

Cultura

Cartas a Fernando (17)

Paloma Bello

De paternidades…

Querido Fernando: ayer mi padre hubiese cumplido 102 años de no ser por su prematura ausencia, hace 48, como recordarás. Y ayer, el periódico POR ESTO! en el que colaboramos tú y yo, celebró sus primeros 28 años de existencia. Relaciono estas dos fructíferas vidas, vidas periodísticas, por la importancia que su paternidad ha marcado en el proceso de mi vocación.

A mi papá no pude considerarlo como la estampa absoluta de la familia, sino como el mejor amigo. Su naturaleza generosa se desbordó en amistad para quienes lo conocieron, cuánto más en nosotros, sus hijos. Su paternidad fue una dádiva muy tierna, un préstamo con límite de tiempo.

Comencé a concebir en su magnitud el sentido de la palabra patriarca, cuando tuve el privilegio de tratar personalmente con don Mario Renato Menéndez Rodríguez. Desde luego, su aureola de periodista combatiente la he conocido desde los tiempos en que él y mi padre se reunían a cenar chocolomo en casa. Y a todas luces, ¿quién que se precie medianamente de ejercer el periodismo, desconoce sus rasgos biográficos, sus proezas, sus aportaciones en busca de la verdad, siempre la verdad?

Un patriarca es el jefe de una familia. Un patriarca es también el líder espiritual de una comunidad. Alguien que influye, que conduce, que guía, que impone respeto. Por lo tanto, su criterio debe ser justo, contundente, implacable sin ser despiadado, riguroso sin ser inclemente.

En la familia del POR ESTO!, Mario Renato es la imagen soberana del trabajador que extiende el ejemplo de la disciplina, el que personalmente lee cada uno de los papeles que pasan por sus manos para aprobar o desaprobar, el que permanece con ojos y oídos en alerta sin pausa, el que ve llegar la aurora diaria escuchando los primeros gritos voceadores, todos los días de todos los años.

Un auténtico patriarca, un Gran Jefe, como le llamo por afecto. No un padrecito, en lenguaje emotivo de los rusos, que indistintamente llamaban padrecito a Chéjov, al Zar de todas las Rusias, o a Vladimir Lenin, para recalcar la paternidad que de algún modo ejercían sobre ellos. No. No caben los diminutivos, el director del POR ESTO! es una figura superlativa, con dignidad de elevado rango.

Solo así es posible que un periódico marche cada vez con más lectores, con más páginas, con más ventas. Con empeño renovado diariamente, desde la cabeza pensante detrás de su escritorio, hasta el modesto cargador de las pacas destinadas a todos los municipios del estado.

Octavio Paz definió poéticamente: “El periodista vive en el instante, entre un pasado que se disipa y un futuro que se insinúa”. Así contemplo a mi Gran Jefe: imponente y vestido de blanco total, entre el paréntesis de su vida privada y la profesional, a semejanza de un suspiro flotando de redacción a talleres, todas las noches. Como el padre Zeus del Olimpo, el padre Zeus de los dioses y los hombres, en este caso, el padre Zeus que supervisa el Olimpo periodístico, con su rayo de fuego en la mano desatando truenos.

¡Larga vida a Mario Renato Menéndez Rodríguez y al periódico POR ESTO!

P.D.- Fernando: Va un reconocimiento para quienes flanquean a nuestro director en el sendero trazado hace casi 30 años: su esposa Alicia y su hijo Mike.

Te abraza,

Paloma

Siguiente noticia

El periodismo y los medios como agentes de la cultura