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Cultura

Por Marina MenéndezFotos: Lisbet GoenagaEspecial para POR ESTO!

LA HABANA, Cuba.- Posiblemente nunca se haya vista galería tan extensa ni tan visitada como esta, que se explaya cuan largo es el Malecón, desde el tramo marcado por las inmediaciones de la Plaza de Armas, casi frente al Cristo de La Habana, hasta, aproximadamente, la calle 23.

Con el muro a sus espaldas como escenario único (o la ciudad en tramoya, si quien observa lo hace desde el mar) el sui géneris proyecto “Detrás del Muro” sigue constituyendo la puesta más popular y vista de las Bienales Internacionales de La Habana, desde que esa iniciativa surgió en el año 2011.

Se trata de un espacio abierto al que todos pueden acudir a cualquier hora, y en el que el público tiene la oportunidad de interactuar con las obras como en ninguna otra exposición.

Donde es posible hacerlo, el visitante se sube, o entra, o escribe o juega, sobre todo si se trata de un niño. Pero lo mejor es cuando los espectadores observan y piensan la obra, para hacer su propia interpretación…

En esta XIII edición la modalidad de instalaciones junto al muro ha vuelto a despertar el asombro, la curiosidad y la apreciación de espectadores que, de algún modo, crecen en cada Bienal, porque el evento resulta una verdadera feria de las artes plásticas tan a la mano, que muchos quedan prendados… y se cultivan.

No son pocas las obras que aprovechan la propia morfología citadina para insertarse en ella, con la mira puesta en el desarrollo de la capital. De este modo, el proyecto adquiere el espíritu de plataforma institucional que busca la promoción cultural, la producción artística y la inserción en la comunidad, haciendo al espectador partícipe de esos procesos.

Juan Delgado, fundador y principal curador de “Detrás del muro”, guía el proyecto, que tiene como participantes este año a artistas de Estados Unidos, Francia, Perú, España y Bermudas, entre otros países, además de Cuba.

Marcado por ese estilo de conjunción con la comunidad fluye también el Corredor cultural de la calle Línea, proyecto encabezado por la arquitecta cubana Vilma Bartolomé, que persigue a rescatar el espacio público de la populosa avenida del barrio del Vedado.

Como la Bienal ha reservado más sorpresas hasta su cierre el 12 de mayo, el Corredor abrió este sábado con performances y actuaciones que convirtieron a Línea en un escenario gigante amenizado por las compañías La Colmenita, la compañía Acosta Danza, Teatro El Público y El Ciervo Encantado, entre otras.

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