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Cultura

Crisis en nuestro teatro regional

Roger Aguilar Cachón

Sin lugar a duda, una de las atracciones para propios y extraños que visitan nuestra blanca Mérida es acudir a alguno de los muchos lugares, ya sea bares, teatros de mucha o ninguna categoría, en busca de lo que en un momento de nuestra historia cultural caracterizó a nuestra tierra: el teatro regional. Hay que aclarar que lo que fue ya no volverá, ya que nuestro teatro regional no surgirá como el ave Fénix.

De antaño nuestros grandes iconos del teatro regional, encabezado por la familia Herrera: el Chino, Sakuja, Cheto y Cholo (todos ya en el reino de Dios), fueron los que llevaron más allá de nuestras fronteras nuestra cultura, y lo hicieron de forma respetuosa sin exagerar en el hablar o en otra forma de ser de nuestros mestizos y mestizas.

Fue el teatro regional que conocieron nuestros abuelos y padres y algunos de nosotros que ya frisamos los sesenta años. También estaba Ofelia Zapata “Petrona”, Chela y Ponso, la Chichi Ayora, Candita, Tina Tuyub y otros y otras más que ahora se van en la estela del olvido temporal.

Pues bien, mis caros y caras lectoras, con esta pléyade de actores conocimos lo que era nuestro teatro regional; en pocas ocasiones escuchábamos alguna mala palabra y nunca un insulto o una insinuación sexual. Era un teatro al que podía acudir la familia entera a pasar un rato agradable y de solaz esparcimiento.

Pero esto se acabó, nuestro teatro regional como antaño solamente vive en nuestros recuerdos, lo que hay ahora son reminiscencias o intentos de teatro regional; ya nuestra televisión está plagada de “actores” que creen que hacen teatro regional solo por ser parte de una familia heredera de cierto renombre o bien porque se ponen traje regional –más claro, un hipil– y empiezan a decir malas palabras, insultos e insinuaciones de tipo sexual.

De pronto y por generación espontánea comienzan a surgir “cómicos” o “seudoactores” que no solamente tratan de hacer un ridículo teatro regional, sino que además se les aplaude. Emergen de la nada los actores que son de otros lados del país, usando por nombre malas palabras al traducirlos del maya; no diré nombre alguno porque lo que menos quiero es hacerles propaganda. Nuestro teatro ya es de vestidas, personas de género masculino que creen que por ponerse un hipil y hablar como nuestras mestizas ya están haciendo teatro regional, y algunos más arriesgados suben sus monólogos a la red (Facebook) o se atreven a hacer telenovelas tan ridículas que hasta pena da verlas.

¡Por Dios!, y esto lo alaban nuestros coterráneos, personas que vestidas de mujer creen que hacen teatro regional. He de aclarar que hay actores que en algún momento de su vida se han caracterizado como mujeres, pero solo ha sido un papel dentro de su carrera, como lo ha hecho el actor Gonzalo Vega, que protagoniza Señora presidenta, o cuando nuestro “Cholo” hizo a la protagonista de Cuna de lobos. Esos sí son actores, no como los de ahora que creen que vestidas de mestizas, humillándolas por su forma de hablar e insultando portando nuestro vestido regional están haciendo lo que antaño se llamó teatro regional. Y lo peor del caso es que nuestros visitantes lo ven y creen que eso es nuestro teatro regional. Creo que es poca la capacidad de histrionismo de estos nuevos “actores”. Creo que podrían hacer lo mismo vestidos de mestizos y no “vestidas” de mestizas.

Por fortuna para los yucatecos, verdaderos amantes del teatro regional, aún hay actores que siguen la línea de los clásicos, en este caso me refiero a los hijos de otro actor de la dinastía de los Herrera, me refiero a Mario III y sus hijos Mario y Daniel Herrera, conocidos como Dzereco y Nohoch (con más de 20 años en este rubro del arte), quienes conservan la tradición y continúan trabajando sin tener que recurrir a las malas palabras para tener éxito. Cabe mencionar que hay otros actores que continúan el trabajo de sus maestros, como es el caso de Jazmín López, conocida como Tina Tuyub, quien ha tratado de preservar el gusto por el buen teatro regional, enseñando a los niños desde diversos espacios.

Es muy probable que se escape de mi memoria otro actor del teatro regional, aunque también hay otras personas (hombres) que aunque vestidos de mujeres tratan de hacer algo decente en este campo de nuestra cultura. Hay que mencionar a Ruperta Pérez Sosa (Miguel Coello), la Puruxona (Iván Vazquez), Salma Salomé (Raúl Niño), y la actriz Chepita Cacatúa (Salomé Sansores López).

Esperemos que el ya instaurado Día del Teatro Regional, 2 de mayo, sea un aliciente no solo para premiar y hacer muchas presentaciones ese día, sino también para sembrar la semilla del buen teatro regional a las nuevas generaciones.

Es necesario aclarar que hay otras personas que se visten de mestizas y a base de groserías y denigrando a nuestras mestizas quieren hacer creer al turismo nacional y extranjero que eso que ellos hacen es teatro regional. Lo peor es que hay algunas instancias de Cultura de nuestro Estado que los alientan. Está en nosotros, caros y caras lectoras, tratar de defender desde nuestras atalayas el verdadero teatro regional.

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