Pilar Faller Menéndez“Un artista, un hombre de ciencia, no tiene nacionalidad.Un cantor tampoco, es de todos, y su patria es donde oye aplausos”. Carlos Gardel
A 84 años de la trágica muerte de quien fuera el máximo exponente del tango a nivel mundial, Charles Romuald Gardès, mejor conocido como Carlos Gardel y apodado el “Zorzal Criollo” (que es un pájaro cantor), sigue reconociéndose el papel esencial que tuvo en el desarrollo y difusión de este género y reconocido como el mejor intérprete de la historia.
Su vida está envuelta de leyendas, como suele ocurrir con las grandes figuras, y a pesar del paso de los años su fama póstuma se considera prácticamente intacta, a tal grado que durante muchos años era común ver el peregrinaje de mucha gente hasta su tumba, para pedirle salud y trabajo, como si tuviera el poder de realizar milagros.
Como suele suceder frecuentemente a quienes están destinados a triunfar, Carlos Gardel vivió una infancia adversa: nunca supo con exactitud la identidad de su padre, ya que su madre, Bèrthe Gardès la desconocía. Se cuentan dos historias sobre su nacimiento, la primera es que nació en el hospital de La Grave en Toulouse, Francia, y la otra que los estudiosos de su biografía sostienen es que los datos anteriores fueron difundidos a fin de ocultar su condición de hijo ilegítimo de Carlos Escayola, prominente Coronel uruguayo y su cuñada María Lelia Oliva, cuando esta apenas tenía 13 años, en Tacuarembó, Uruguay.
Bèrthe se mudó a Buenos Aires en busca de una vida mejor, pero no tuvo éxito, por lo que su hijo se buscaba la vida en las calles y crecía con resentimiento, angustia e inseguridad, y su única meta era vivir con las comodidades de la clase adinerada y ganar mucho dinero. A los dieciocho años comienza a explotar su voz privilegiada en las esquinas, reuniones familiares y casas de mala reputación. A pesar de su condición detestaba el trabajo duro y se esforzaba por imitar a los adinerados.
Por aquellos años de su juventud el tango comienza a ser muy popular en París por lo que su interés en hacerse famoso y ganar mucho dinero lo llevan a explotar ese género que se bailaba de una forma atrevida en las fiestas populares de Buenos Aires, y al ser un género nostálgico y desgarrador que los argentinos de clase acomodada aprendieron a admirar, para Gardel tenía como destino darlo a conocer en todo el mundo.
Decide formar un dúo con José Razzano, quien ya tenía fama en la interpretación de tangos, y la celebridad los alcanza después de una presentación en el Teatro Esmeralda en Buenos Aires en 1917 que caló hondo a la asistencia. Esta pareja que alcanzó el triunfo, tuvo que separarse en 1925, ya que Razzano padecía una enfermedad en sus cuerdas vocales, por lo que Gardel viaja solo a Europa, donde alcanza la fama internacional, triunfando en París, Madrid, Barcelona y otras ciudades europeas, en donde sus discos alcanzaron grandes ventas. Gardel tenía cierto grado de narcisismo, y su voz y estampa, así como su simpatía eran arrolladoras, especialmente entre las mujeres.
Filmó varias películas como Flor de durazno, la cual fue rodada en Argentina en el año de 1917, además de Luces en Buenos Aires y Cuesta Abajo, en 1931 y 1934, respectivamente, en Francia; Tango en París en Estados Unidos en 1935, a las que se pueden sumar Melodía de arrabal, El tango en Broadway, El día que me quieras y Cazadores de estrellas, las cuales gracias a su personalidad y magnífica voz incrementaron su fama.
Este triunfador nato, admirado por los hombres y adorado por las mujeres, fue en la intimidad un hombre retraído y contemplativo encerrado en una profunda tristeza, el cual se sentía abatido fácilmente. Confesó que nunca se había enamorado de una mujer, ya que según confesó falto de modestia, “porque todas valen la pena de enamorarse y darle la exclusividad a alguna es hacerle una ofensa a las otras”.
Es en 1934 cuando Gardel decide dejar los escenarios de Europa y Estados Unidos, para emprender una gira por Latinoamérica, la cual fue exitosa, y todos los espacios en los que se presentaba estaban llenos de un público que caía rendido ante este cantante argentino que aclamaban.
Como ha sucedido con muchas estrellas, la muerte las alcanza en plena fama. Gardel no fue la excepción, y el 24 de junio de 1935 muere a los 45 años en un accidente de aviación, cuyas causas aún no han sido determinadas. El viaje era de Bogotá a Cali, Colombia, con escala en Medellín, a los pocos minutos de despegar el avión, chocó con otro avión alemán provocando el fatal accidente.
Según los únicos dos sobrevivientes del suceso, fue un fuerte viento el que causó el descontrol en el momento del despegue. Surgieron leyendas de que Gardel continuaba vivo y que seguía cantando encapuchado para no mostrar su rostro completamente desfigurado. Su cuerpo fue velado en el estadio Luna Park en Buenos Aires, donde fue llorado por una multitud que lamentaba la pérdida de aquella voz triste y cálida que jamás el tango ha tenido otra vez.