Georgina Rosado Rosado “Escribir y publicar sobre nuestra propia vida no es un privilegio de grupos profesionales elitistas, es un derecho de todos y todas, pero cuando se tiene una vida interesante y aleccionadora como la de Trinidad León Chablé, así como a una editorial profesional como Minaya, se convierte en una responsabilidad hacia los demás y nosotras mismas. Van entonces mis comentarios a este muy interesante libro.
“La libertad no está en serlo físicamente sino ser libre dentro de tu ser; ser libre de tus miedos, de tus inseguridades, ser libre de ti mismo, ser libre por atreverte a ser tú, por atreverte a ser feliz, por aceptarte como eres”. Estas son las sabias palabras de la autora en las primeras páginas de su libro autobiográfico ¡Ayúdame, mamá!, a las que yo les añadiría: acéptate como eres, sin culpas ni consejas que intenten convencer a otras sobre su “deber” de reproducir estereotipos o modelos de ser mujer impuestos por la sociedad machista en la que vivimos.
Y es que precisamente este libro autobiográfico, que está escrito de manera hermosa e inteligente, pese a su título: Mamá, acompañado del grito desesperado de ¡Ayúdame! que alude a la maternidad y al papel de las mujeres como únicas o principales responsables del desarrollo de los hijos e hijas. Logra, con un discurso fuerte y contundente, adentrarnos en todas las posibilidades de ser mujer, en la diversidad de capacidades, fortalezas, convicciones, que como en el caso de la autora nos permiten romper estereotipos y tener una vida apasionada, aunque no exenta de tristezas y de tropiezos.
El supremo gozo de ser libres y lograr nuestros propios objetivos de éxito sea este empresarial o político, lo que no siempre es factible de conciliar con una maternidad tradicional, es posible cuando se es socializada con un ejemplo de fortaleza, como el de Trinidad, a quien su madre enseñó a esquivar los malos momentos y convertirlos en buenos. Ser libre implica correr serios riesgos que nos pueden llevar a padecer flagelos como el alcoholismo y la violencia, precisamente porque esta sociedad nos castiga y nos niega oportunidades de realización fuera de los cánones establecidos. Aún peor, nos obliga a arrepentirnos por haber roto los estereotipos y a pretender evitar que otras lo hagan, lo que significa una traición a nosotras mismas.
Es encantadora la manera en que Trini cuenta su vida, libre, sin tapujos y de manera honesta nos adentra en su historia y nos comparte lo que fueron sus momentos buenos y malos, incluso algunos que pudieran parecernos terribles, sin que pierda su estilo natural y fluido. Logra hacer que la acompañemos cuando ella, sentada en el pretil de su casa esperaba con sus hermanitos la llegada del padre con frutas, pan, leche y galletas, cuando corren a su encuentro y regresan felices con él, todo hermoso hasta que un día dieron las cinco, seis, siete, ocho, nueve de la noche… y la madre tuvo que meterlos a golpes a su casa porque la espera sería inútil.
La excelente narrativa de la autora nos permite rememorar junto con ella las vicisitudes vividas durante su infancia cuando su madre, ante el abandono del esposo, se marcha para emprender nuevos caminos, rompiendo el estereotipo de mujer sacrificada protectora de su prole. Este rompimiento del “deber ser femenino” de la madre no es concedido a Trini cuando se le transfiere a ella las tareas domésticas y el cuidado de los hermanos, pese a que ella era la menor, sólo por el hecho “natural” de ser mujer. Lo que sí se le transmite y crece en ella es la capacidad de resiliencia, es decir, de crecerse frente al castigo, ser fuerte y desarrollar capacidades especiales, mismas que de primer momento le permiten sobrevivir pero a larga le dan también la oportunidad de emprender con éxito diversas empresas y enfrentar situaciones peligrosas con valentía e inteligencia. Es muy comprensible que las madres no queramos que nuestra descendencia sufra los problemas que nosotras enfrentamos en nuestra vida, sin embargo, se nos olvida que fueron esas mismas circunstancias difíciles las que nos hicieron fuertes, en el caso de Trini una mujer extraordinaria, de quien sus hijos e hijas tienen mucho que aprender.
Es verdad, el libro nos adentra, sin llegar a lo cursi o al melodrama, a las diferentes violencias que las mujeres vivimos en esta sociedad patriarcal, violencias que crecen cuando somos rebeldes y nos negamos a someternos. El matrimonio de Trini, como estrategia “natural” para escapar de situaciones difíciles y poder ser libre al fin, aderezado con ritos y ceremonias propias de cuentos de hadas resultó para ella, como para muchas, una vida de violencia y abusos que pusieron su vida en peligro. Sin embargo, aún en este fragmento, encontramos amor y alegría, gracias a la sororidad entre mujeres, siendo realmente cautivantes las páginas que le dedica a sus vínculos con su abuelita Esther, que refleja un gran cariño, complicidad y ayuda mutua.
En la vida de Trini, enfermera de profesión, la faceta amorosa se hace presente y notoria, cuando rememora a sus pacientes, sobre todo a los niños, a los que otorga pródigos cuidados que van mucho más allá de sus obligaciones profesionales. Cuando habla de ellos nos conmueve y nos adentra a una realidad de pobreza e injusticia que la mayoría parece ignorar cómodamente y que los y las profesionales de la salud enfrentan casi todos los días, ¡bravo por ellos y ellas!
Pero lo más interesante de la vida de Trini la encontramos en la segunda mitad de su libro, cuando enamorada de un señor “apuesto y bien vestido”, rompe con todo y se embarca junto con él rumbo a Chiapas donde establecen un negocio exitoso, ahí nos describe una serie de aventuras dignas de leer por interesantes y extraordinarias. Es también en esta parte del libro donde nos describe de manera vivencial la realidad social que se vivía y aun se vive en esta parte del país, la situación de los migrantes, de los indígenas despojados de sus tierras, de los soldados, el tráfico de drogas y la explotación sexual de mujeres, que mezcla con experiencias místicas y espirituales. Es ahí también donde la personalidad ingeniosa y fuerte de la autora permite se den situaciones extraordinarias, algunas no muy recomendables, pero todas propias de una mujer fuera de lo común y por lo tanto interesante.
La vida de Trinidad León Chablé, seduce por la forma fluida y hermosa en que es narrada, así como por la impecable edición del libro gracias al trabajo profesional de la editorial Minaya, por eso, luego de haber leído el libro “¡Ayúdame, mamá!” lo puedo recomendar con especial énfasis. Muchas felicidades a la autora, a sus editores y gracias por la oportunidad que me dieron para comentar este libro que me atrapó y disfruté de principio a fin.
1 Presentación del libro “¡Ayúdame mamá!”, el 24 de enero del presente en la Gran Plaza.