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El artista Rafael Lozano Hemmer pone a disposición del público la posibilidad de crear un memorial remoto y participativo para las víctimas de la pandemia.

Una vez más, el arte demuestra que es capaz de acompañar al ser humano en los momentos más complejos de su vida. En esta ocasión, la obra La arena fuera del reloj. Memorial a las víctimas de COVID-19, de Rafael Lozano Hemmer, pone a disposición del público la posibilidad de crear un memorial remoto y participativo para las víctimas de la pandemia.

Operando a través del sitio web del Museo Universitario Arte Contemporáneo, deudos y amigos de quienes han fallecido este año a causa del coronavirus, pueden enviar retratos fotográficos que se integran a un homenaje telepresente.

El usuario, podrá observar en tiempo real, como una máquina articula lentamente sus rieles robóticos y organiza lentamente miles de cristales de arena sobre una plataforma de papel estraza, en la que crea el retrato de algunos de los fallecidos. Cuando concluye, se crea una fotografía y acto seguido, el rostro compuesto de partículas de arena se desvanece.

Al respecto, Cuauhtémoc Medina, curador de la pieza, explica que esta nueva mortandad ha echado por tierra la petulancia de nuestra expectativa sobre los poderes de la medicina y la tecnología, y ha radicalizado la poco digna forma en que nuestra sociedad aborda el trabajo de acompañar la muerte de los otros.

“El peligro del contagio nos ha privado de siquiera tomar la mano de quienes amamos en el momento de su tránsito. El dolor no se mitiga y se sostiene de la experiencia colectiva del rito y la expresión pública de duelo. Casi sin remedio, hemos llegado al punto donde el dolor ocupa el más mínimo espacio posible de expresión: una docena de caracteres torpemente expresados en un mensaje electrónico”, agrega. 

La arena fuera del reloj, es un intento de transformar la realidad en la que nos tiene sumergidos el COVID-19, en la cual no podemos participar en una obra pública de duelo.

Lozano-Hemmer, quien pudo reponerse de la enfermedad, al escoger que fuera arena donde se trazaran los retratos, detalla que fue para evocar la brevedad de la vida y la conclusión de cada rostro y existencia. Así mismo, argumenta que el problema de las estadísticas es que “son frías”, pues al decir que se llegó a 100 mil personas fallecidas, ese es un número que se desechará y nunca se entenderá.

Ante la relación que existe entre la idea de la vida y la muerte, en lo que somos y nos convertiremos, cree que si bien es cierto que “polvo somos y volveremos hacia el polco, este no es inerte y somo un patrón único que nunca se va a repetir”.

Si usted desea compartir las fotografías de personas fallecidas por coronavirus para que formen parte del memorial, visite la página fueradelreloj.net.

El autor espera que, en un futuro, poder imprimir las imágenes para exhibirlas en las salas del MUAC.

Por La Redacción

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