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Cultura

Del Malecón a Madrid

Pedro de la Hoz

ARCO Madrid se ha venido consolidando como uno de los espacios en Iberoamérica más influyentes en el mercado del arte. En su edición de 2020, que transcurrirá del 26 de febrero al 1 de marzo, estarán representados 31 países, 203 galerías, 500 coleccionistas y profesionales invitados y 1,350 artistas, tanto consagrados como emergentes. Se espera que más de 100,000 visitantes recorran los pabellones de la Institución Ferial de Madrid, IFEMA, y descubran las instalaciones y obras traídas por los calificados comisarios y galeristas.

En la promoción previa al evento, los organizadores privilegiaron los envíos de Finlandia, Israel, Eslovenia, Cuba y Suiza, entre los países que mostrarán una selección de artistas “que no dejarán indiferentes a aquéllos que se paseen desde finales de febrero por las instalaciones de IFEMA”.

Específicamente, de la isla antillana llegará una experiencia que se ha hecho visible en las últimas tres Bienales de La Habana, eso sí, sin el encanto del paisaje donde la capital cubana ubica un muestrario sui generis: el Malecón.

Detrás del muro es, sin dudas, una de las zonas que con mayor acento propicia la interacción del público con las expresiones del arte contemporáneo. A lo largo del Malecón y en el pórtico de la Avenida del Puerto, el año pasado unos 70 creadores, de ellos 30 cubanos, concibieron obras especialmente destinadas a ese espacio.

Convocados por Juanito Delgado, uno de los más tenaces y laboriosos curadores del panorama artístico cubano de las últimas décadas, cada cual proyectó formas reveladoras de sus poéticas, a conciencia de que los paseantes por la avenida costera que define en buen grado la fisionomía habanera plantarían problemas e interrogantes ante el desafío de descifrar significados o, simplemente, se entregarían al disfrute de lo que encontrarían al paso.

Ciertamente, muchas personas acuden sobreaviso y no sólo hablo de artistas, promotores o visitantes, sino sobre todo de la gente que tiene en el Malecón un balcón dispuesto a la contemplación y el esparcimiento. Hablo, además, de los vecinos de Centro Habana, La Habana Vieja o El Vedado que, en días de asueto, refrescan sus existencias junto al muro, no pocos de ellos enterados ya de la novedad de contar con una galería a cielo abierto.

En esta última oportunidad, que la megaexposición llevó por título Escenarios líquidos, desmentida por la plasmación de las obras que convierten al Malecón en un escenario material muy concreto y fecundo, los creadores siguieron básicamente tres líneas de trabajo: una, la que privilegia el lenguaje conceptual; otra, la que da preponderancia a los aspectos lúdicros; y una tercera, muy apreciada por el público, la performática, es decir, la que propone acciones cíclicas o efímeras, de duración determinada.

El Malecón es, como dice Juanito Delgado, el sofá más inclusivo y democrático de la ciudad, pero también cuentan sus edificaciones. Que algunos artistas convocados hayan preferido dialogar en la historia del patrimonio construido no sólo es legítimo, sino también retador. Ha sido el caso de la peruano-estadounidense Grimanesa Amorós, una de las más valoradas artistas concurrentes a la XIII Bienal, con su instalación luminiscente.

Si en una de las ediciones anteriores de Detrás del muro, la curiosidad de los viandantes hizo que muchos penetraran una y otra vez el cubo azul diseñado por Rachel Valdés (ahora también presente e insistiendo en jugar con la percepción y el color), las palmas se las llevó esta vez la escultura vidriada del español David Magán por sus dimensiones espectaculares y su estallido cromático en uno de los extremos del paseo. Es como un imán que convidó a la sorpresa que depara este escenario diverso.

La selección que se llevará a ARCO 2020 incluye a artistas que han participado en las tres ediciones de Detrás del muro: Roberto Fabelo, Elio Jesús Fonseca, Pedro de Oraá, María Magdalena Campos, Grimanesa Amorós (Perú-Estados Unidos), David Rodríguez Caballero (España), Fabelo Hung, Rachel Valdés, Inti Hernández y Adonis Flores, quienes mostrarán su trabajo mediante documentación video-gráfica, libros-catálogos y modelos o bocetos de obras exhibidas con anterioridad en el Malecón de La Habana.

Juanito ha definido su proyecto así: “Diversificar las ofertas culturales y recreativas existentes con actividades atractivas para la población tributarias a la conformación de valores culturales en la comunidad; formar nuevos públicos para el arte contemporáneo; incidir en el desarrollo de la espiritualidad de los ciudadanos y en un mejor uso de la ciudad”.

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