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Luis Carlos Coto Mederos Ecos de mi tierra

Es recurrente en las controversias improvisadas que los temas fluctúen entre los que hemos llamado temas capitales: la vida, el amor, la muerte, el dolor, etc. Esta controversia es ejemplo de esa exploración continua que parece regir el pensamiento lógico de los repentistas en el momento de la creación.

Tema: El amor filial y los valores humanos

Angelito Valiente vs Jorge Manuel Quesada (Segunda parte)

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Angelito Valiente Mis palomos están viejos y yo no los veo ancianos si aún me perfuma las manos la rosa de sus consejos. Siempre me parece lejos lo que tiene que llegar, pues no quiero ni pensar, aunque de la muerte somos, el día que mis palomos me dejen el palomar.

Jorge Manuel Quesada Yo también tuve un palomo pero también se me fue y ahora no sé ni por qué pongo la mesa y no como. Si escucho un ruido me asomo a ver si acaso es su grito; regreso, todo es un mito, por dentro enciendo la ira y, como sé que es mentira se me quita el apetito.

Angelito Valiente Se te quita el apetito pero es justo presumir que ellos van a recibir las cartas que no has escrito. Si la muerte no es delito, ¿por qué tiene que llegar? Ahora vamos a rogar, cuando les toque partir, vayan los cuatro a vivir en el mismo palomar.

Jorge Manuel Quesada Si en el mismo palomar van a residir los cuatro, el cielo tendrá un teatro de una escena medular. Quise escribir y contar mi manera de sufrir pero no sé qué sentir ante la primer pregunta y el llanto mojó la punta con que les iba a escribir.

Angelito Valiente Aunque dejes de escribir ella siempre estará alerta porque una madre, hasta muerta, es cuando empieza a vivir Y así te quiere sentir derrochando inspiración. con la misma devoción de los que aceptan a Cristo, te aseguro que le han visto turbio y limpio el corazón.

Jorge Manuel Quesada Mirando ese corazón, sé lo mal suministradas que está siendo la sagrada hostia de la Comunión. Yo he visto, oyendo un sermón, a un hombre nacer provisto, ¡ah!, pero después lo he visto, por sus flaquezas quizás, más cerca de Satanás que del propio Jesucristo.

Angelito Valiente Esos hombres que profesan una cosa que no sienten, mienten para todo, mienten cuando a Jesucristo besan. Son esos que se confiesan para encubrir su maldad, pero la posteridad los condena a un tiempo mismo por razón de su egoísmo, por razón de su crueldad.

Jorge Manuel Quesada Cuando el hombre es egoísta vive procurando el modo de hacerse dueño de todo lo que pasa por su vista. Si no logra una conquista sufre quedándose atrás; cuando tiene sed jamás se toma el agua estancada y goza viendo emboscada el agua de los demás.

Angelito Valiente El hombre que se divierte infestando el agua ajena, tiene la conciencia llena de sombras como la muerte. En verdugo se convierte porque el otro no analiza que cuando el hombre realiza esa ruindad personal, su misma crisis moral lo acusa y lo exterioriza.

Jorge Manuel Quesada El hombre no debe ser inferior frente a la vida y siéndolo se suicida mucho antes de envejecer. No debe el hombre tener miedo frente al que hace mal y hacerse el juicio total que, en la misma fiambrera, en que está la azucarera está el pomo de la sal.

Angelito Valiente Antropológicamente hablando, el hombre es igual sudando un chorro de sal que haciendo azúcar caliente. El hombre no es diferente, por más dulce o más salado; la razón de su pecado está en su personalismo que lo lleva al egoísmo más soberbio y despiadado.

Jorge Manuel Quesada Los egoístas están nutriendo la fila esa de los que escupen la mesa donde se comen el pan. Los egoístas no dan su propósito a escoger, y yo, en cambio, soy un ser que, con la mesa servida, me paro y doy la comida por ver a otro comer.

Angelito Valiente Los que dejan de comer para que los otros coman, son aquellos que se asoman por los ojos del deber. Esos conocen que ayer el hombre fue un animal, pero un antropoide igual no se acepta por un hombre que no sabe de otro nombre que su orgullo personal.

Jorge Manuel Quesada A mí siempre me ha gustado saberme muy bien vestido con un saco desteñido y un pantalón remendado. Pero por dentro trajeado con las telas de un pincel y no ha podido Luzbel crear del mundo las penas que me destiñan las venas y me remienden la piel.

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