La soledad y yo hemos sido compañeros durante un tiempo atrás, ella puede ser buena compañía cuando la pido, cuando yo la necesito (parte egoísta de esta relación); disfruto de esa soledad, no es necesario decirle que no esté…. pero sí está, mas no habla, no mira, no juzga. Cuando las luces se apagan, ella sigilosamente aprovecha esa oportunidad para hacerse notar, para darnos cuenta de que sí está; ahí es cuando más se siente su presencia, en el silencio, en la oscuridad.
Nos hemos llevado bien, podría decirse que, como muchas relaciones, tenemos altas y bajas. Hay ocasiones que inclusive me cae bien. Pero cuando la soledad es impuesta por otros a tenerla por 24 horas y en aislamiento de toda sociedad, ahora sí puedo decir que la soledad me está cayendo mal, y puedo decir (ciertamente) que está sacando lo mejor y lo peor de mí.
Platicaré que cuando comenzó todo esto del coronavirus, no entendía mucho de lo que hablaban, no entendía de qué se trataba este virus, incluso hasta el día de hoy sigo sin entenderlo al cien por ciento. Mis hijos, todos casados, dos en espera de bebés, fueron claros conmigo: “papá, no puedes seguir saliendo a la calle, tienes que tener extrema higiene con tu lavado de manos, etc., etc. Eres parte de la ‘población vulnerable’ (ser mayor de 60)”. Confieso que pensé que eran exageraciones, me dio un poco de risa, pero cuando han pasado todos estos días ya no sé qué pensar. Porque es eso, los pensamientos se van haciendo confusos cuando uno pasa por una pandemia como la que me han explicado y he escuchado en televisión; cuando la pasa uno en soledad, los estragos del confinamiento son mucho mayores. No sé quién podría vivir así por más de tres semanas. Los médicos saben desde hace tiempo que la soledad no es buena para la salud mental, ya que tiene asociadas patologías como el estrés, la ansiedad y la falta de autoestima, entre otros.
Este nuevo estilo de vida ya ha empezado a generar en los individuos y las familias un nuevo escenario, propicio para no manejar adecuadamente los conflictos como: miedos, nerviosismo y agravar las condiciones psiquiátricas preexistentes como la depresión. De las primeras cosas que recomiendan los psiquiatras cuando estás en depresión es, precisamente, que no estés solo, que salgas, que convivas, que platiques, etc. Estar en contingencia para muchos no será el problema, al menos por el hoy llamado Coronavirus, si no será poder librar con éxito esta prueba tan dura e, incluso, casi imposible con este trinomio: depresión-soledad-aislamiento. No todo el mundo es capaz de pasar con tranquilidad un periodo de encierro en el que, además, las constantes noticias sobre la pandemia ocasionan efectos emocionales como fastidio, desánimo, enojo, insomnio, tristeza y ansiedad ante la posibilidad de contagiarse, lo que produce un mayor impacto en quienes ya viven con trastornos de salud mental.
Como yucatecos hemos pasado períodos difíciles después de huracanes, en donde hemos estado sin luz eléctrica por meses, sin agua potable, algunos con casas rotas (producto de un árbol caído), etc. Ahora que toca vivir este momento tan difícil y complicado, se hace más evidente la necesidad del ser humano de estar en sociedad, de convivir, de pláticas cercanas, de tú a tú. Ciertamente la tecnología hoy en día es nuestra mejor aliada, y le debemos a ella el poder escuchar la voz de nuestros seres queridos, el saber que aunque estés solo, hay alguien en el otro lado del teléfono escuchándote y haciéndote sentir que cuentas con ellos. Aprovechemos este tiempo para reconocer nuestras fallas, tener en un tiempo cercano (esperemos todos, así sea), momentos para abrazar a nuestros familiares, amigos, saludar más al vecino, al del Oxxo que nos da los buenos días, poder preguntarle cómo está, cómo se siente el día de hoy.
Tengo fe y deseo que pronto todo esto pase, hago un llamado a no dejar de lado a esta población igual de vulnerable y ser empáticos con ellos y ellas, para hacerles sentir que no están solos y que pronto todo volverá a la normalidad.
Por un día sin coronavirus. Recuerda que es una situación temporal.