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Ramón Huertas Soris

Quieren, con supuestos argumentos poderosos de interés social, hacer ley del monitorear a las personas, de manera computarizada. Una bomba de neutrones contra las más básicas esencias de la condición humana. Y ya está al doblar de las esquina.

Existe un eterno conflicto entre los derechos individuales y los intereses colectivos. Todas las ideologías, en mayor o menor medida, proponen la lógica de que lo personal esté en función de lo colectivo, en caso contrario se pecará de individualismo y falta de solidaridad con los demás que hacen el colectivo social. El impacto es tremendo, aplastante, en la mente de los seres humanos particulares. ¿Qué hacer, aceptar diluirnos, cada individuo humano, en la masa homogénea de un colectivo llamado sociedad, supuesto como lo mejor y más segura garantía de bienestar para la condición humana? o ¿dar grandes berrinches de una inconformidad que intentará justificarse a la defensiva, sin ninguna probabilidad de éxito, porque las cartas están echadas o las fichas están repartidas, quedando sólo jugar a partir de lo que ya está dado como premisa irrevocable, donde ganar es imposible? Pablo Freire nos alertó que si dejamos intacta la definición que se ha hecho del violento, todo cambio social profundo, aun cuando fuera justo en todas sus formas, nace proscrito. Entonces, sacando experiencia, no debemos lanzarnos a las luchas por lo justo sin antes abogar por revisiones en los conceptos básicos que sustentan a dichas luchas, en caso contrario lo justo se podría volver irrelevante, improcedente, estigmatizado, proscrito y de mil formas perseguido. En Yucatán, sobre los mayas se cometieron homicidios, algunos por la magnitud alcanzaron el grado de genocidios, pero el atentado más fuerte, que fue y sigue siendo realidad, es el etnocidio, en que se amputan los paradigmas humanistas de esta gran cultura/educación y se sustituyen por modernos paradigmas, quedando una programación que ata las manos y hasta proscribe la defensa de dicha cultura madre, hasta el punto de que tales defensas mañosamente se deforman y presentan como que se quiere dejar a los mayas en el subdesarrollo.

En este momento de la historia del hombre aparece un peligro grande e inminente, que ha venido fraguándose desde muchas décadas atrás y que ya está cuajando con brusca intensidad, queriendo aprovechar una oportunidad que pareciera ser muy propicia. Veamos:

Sabemos que Bill Gates es de los principales promocionadores de la vacunación mundial obligatoria, quizás no esté tan difundido que tal vacunación es la puntita de la aguja que nos quieren clavar en el espíritu a todos, porque le sigue la implantación de un chip de monitoreo computarizado que te quita hasta la intimidad de tus frecuencias cardiacas segundo a segundo. La Fundación Rockefeller, ya está en acción para concretar esta barbarie etnocida del humanismo, anticipando que la inversión será de 400,000 millones de dólares mensuales, pero que valdrá la pena. Puede ampliar en: https://mail.yahoo.com/d/folders/1/messages/39353?.intl=e1&.lang=es-US&.partner=none&.src=fp

Abogando por la previsión y tratamientos en pro de la salud mundial se quiere partir de una premisa: Es necesario conocer el estado de infección “para que las personas puedan participar en situaciones sociales”. Sabemos que nos están manipulando, que perderemos todos los derechos humanos regidos por la voluntad personal; sabemos que es un despojo con mano armada, desde el amparo del nuevo paradigma de rendirnos como personas, en favor del bienestar de una supuesta salud del colectivo. ¿Cómo le hacemos para defender las esencias humanas? Sin duda esta vez no debemos caer en la trampa de jugar con cartas que ya están echadas ¡No, de ninguna manera! Antes hay que barajear las cartas, hay que darle agua al dominó. Una buena: somos infinitamente mayoría los que no queremos permitir que dicha barbarie etnocida contra el humanismo se concrete, pero debemos buscar los hilos de la madeja para desarticular los fundamentos teórico/legislativos del etnocidio planteado. Hay que organizar, por vías múltiples, un gran congreso con mesas de temas claves a debatir: 1- ¿Seguiremos permitiendo que el poder económico de los pocos dicte las leyes que rigen a los muchos? 2- ¿Cómo desaforar a las internacionales farmacéuticas para que no redacten e implanten los paradigmas de la supuesta salud de todos puesta al servicio de sus intereses? 3- ¿Cómo vamos a rescatar una educación poniéndola al servicio del Humanismo y no en función del poder de los más poderosos de hoy? 4- ¿Cómo vamos a despertar la voluntad de ser, decaída y en crisis, del hombre común? 5- ¿Qué nos hace más susceptible a participar como enfermos en las pandemias, el contagio o los malos paradigmas y normas de alimentación, que se nos han impuesto de mil formas por las transnacionales alimentarias? 6- ¿Puede seguir aceptándose que el 99% de las riquezas del mundo le pertenezcan al 1% de la población mundial? Después de ese congreso, hablemos de vacunas con chip implantados y de toda forma de monitoreo de la identidad personal y ¡así, a ver quién gana esta vez!

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