Pablo Diego José Francisco de Paula Juan Nepomuceno María de los Remedios Cipriano de la Santísima Trinidad Ruiz y Picasso (el nombre completo del pintor malagueño que murió el 8 de abril de 1973, a los 91 años) cambió el rumbo del arte moderno. Una de sus piezas más significativas en la historia es Las señoritas de Avignon, que, en sus inicios, fue considerada monstruosa por la sociedad europea.
Las señoritas de Avignon es, en realidad, Las señoritas de la calle de Avinyó, una calle de Barcelona (España) donde abundaban los burdeles. Picasso muestra en esta obra a cinco prostitutas barcelonesas y lo hace de un modo inédito hasta entonces: lo hace al estilo cubista.
En realidad, este cuadro es proto-cubista, ya que el movimiento artístico no existía aún. De hecho, el cubismo se inicia a causa del terremoto provocado por esta obra; el cubismo y el arte de vanguardia en general.
Tres influencias fueron fundamentales para el desarrollo de semejante anomalía artística: Cezánne (sobre todo sus bañistas), El Greco (en concreto su obra Visión del Apocalipsis) y el arte primitivo expuesto en el Museo del Trocadero en París, con sus máscaras africanas (la escultura íbera también debió influir en el joven pintor). Con estas tres cosas en mente, Picasso se puso a pintar la obra entre junio de 1906 y julio de 1907.
La primera exhibición de este cuadro tuvo lugar en 1916, en el Salón de Antin, París. No tenía título, aunque parece que Picasso la llamaba El burdel filosófico.
En el lienzo, con una superficie de 243.9 × 233.7 cm, Pablo Picasso representa cinco mujeres desnudas o casi totalmente desnudas, las cuales pueden ser clasificadas en dos grupos: el de la izquierda y el de la derecha.
En el grupo de la derecha vemos dos mujeres: una de pie y la otra sentada. Sus rostros han sido desfigurados. La forma de las caras resalta entre la composición, pues parecen máscaras africanas. La mujer sedente abre sus piernas y exhibe su sexo, pero éste no ha sido detallado por el pintor, sino sustituido por una superficie plana.
El fondo ha perdido toda importancia. Las mujeres parecen envueltas en telas que cuelgan del techo, pero el volumen ha desaparecido. Es esa característica la que replantea el modo de crear a través de la pintura, en especial durante una época en que la fotografía superaba cualquier intento de realismo a través del dibujo. La aportación del cubismo al arte moderno es la posibilidad que tiene el artista de observar y ordenar la realidad, ahora sin someterse a una estricta imitación. Sea como sea, Picasso abre una posibilidad infinita de interpretaciones y polémicas.