Cultura

"Oedipus. Experimento Butoh" llegará a Centro Cultural Olimpo en Mérida

Edipo, protagonista de la tragedia griega, es reevaluado a la luz de la llamada “danza de las sombras”

“Sófocles escribe que Edipo se saca los ojos, atormentado por lo que ha hecho con su madre y su padre, y se va de Tebas hacia el exilio en Colono con sus hijas, donde encuentra el lugar que las Euménides le han profetizado como el sitio de su muerte, donde tendrá liberación. Para Edipo, morir no le representa algo atemorizante. Por el contrario, le traerá un placer que ya no tiene en el mundo donde se encuentra”, relata Eduardo Góngora a POR ESTO!, dando introducción a Oedipus. Experimento Butoh, a presentarse este viernes a las 19:30 horas en el Centro Cultural Olimpo y de manera virtual en www.midvi.mx

Vuelve respecto a Edipo, y comenta: “creemos ver en ello que la concepción que él tiene en ese pasaje es uno de aceptación de los cursos de la vida, de lo inherente de la fugacidad en la vida. Cuando el butoh aborda la belleza de la desgracia, trata el lado que no queremos ver”. 

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En la propuesta de Eduardo, junto con Rafael Cerecedo y Alfonso García, “veremos una danza poco convencional para los estándares occidentales. Nuestra cultura está acostumbrada a bailes que buscan belleza corporal y cinética, como lo es el ballet, una técnica valiosa, pero con una búsqueda distinta a la del butoh, que nació como una tendencia de rebelión”, explica Góngora. 

Cuando se coreografía un espectáculo de este estilo, “se hace con la gravedad y la pesadez en mente, así como la desconfiguración de los cuerpos, pretendiendo que no sean etéreos. Eso hace que el butoh sea una danza del temblor, del encorvamiento o, como le dicen comúnmente, de las sombras”, añade. 

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Tomando este lenguaje de la danza butoh, Eduardo dice guiarse “por uno de los primeros parámetros que tiene: buscar la belleza de la desgracia. Cuando surge esta danza, es porque evoca los cuerpos que quedaron devastados con el estallido de la bomba nuclear en la segunda guerra mundial. Intenta retratar los episodios más oscuros de la humanidad, pero tratando, al mismo tiempo, de encontrar en ellos algo trascendental, que nos conmueva”, explica. 

Como grupo, autonombrado Pies Hinchados, “decidimos llevar a cabo este experimento, denominado así por querer ver qué ocurre si abordamos este lenguaje dancístico con una temática que tenga que ver con algo muy clásico de nuestra cultura occidental. Creo que no hay nada más acorde que remitirnos al origen griego. Y lo más clásico de lo griego, a su vez, era la tragedia, y de entre ellas, la de Edipo”, reflexiona a la vez que dice encontrar en él significado metafóricos, como “una humanidad perdida ante una ceguera autoimpuesta, que tenía presagiada desde un inicio. Hemos construido un sistema que tenía como germen un naufragio emocional”. 

A todo esto, ¿qué significa buscar la belleza de la desgracia? Después de pensar unos instantes, Eduardo responde: “es el mirar a fondo los procesos humanos en su totalidad, porque no hay ningún periodo de la vida en que no atravesemos la alegría y la tristeza. Todo el transcurrir de la existencia debe, necesariamente, atravesar estos dos polos, porque no están separados, sino unidos el uno con el otro. Algunos filósofos orientales han dicho: ¿cómo sabríamos lo que es alegría si no tuviéramos comparación con su contraparte, que es la desdicha? Más allá de lo doloroso, del desgarramiento que ocurre cuando sucede algo que no deseamos, está la posibilidad de un renacimiento, siempre. Se derrumban las pirámides para erigir, sobre sus cimientos, nuevas estructuras. Eso es lo que entendemos de Edipo”. 

El coreógrafo menciona que este experimento comenzó a plantearse “varios meses antes” de la pandemia por coronavirus. Conforme avanzaba la crisis, “vimos que tenía mayor razón de ser. La dolencia común que tiene nuestra sociedad, en general, en cuanto a sus emociones, fue todavía más perturbada con esta enfermedad. Uno se encuentra en todos lados con una descripción del desasosiego. Estamos como si fuéramos Edipo, cuando se provoca la ceguera. No sabemos cuál es el rumbo a seguir”, comenta Góngora. 

“Como antídoto a la desgracia de Edipo, hacemos de Tiresias un acompañante en la obra, un hombre de por sí ciego que, según la mitología, tiene conferida la capacidad de desentrañar enigmas por encima de la razón humana. Aunque creemos que estamos en una navegación sin rumbo, también pensamos que existe algo del consciente colectivo que permitirá superar la perdición para encontrar una solución”.

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JG