Isaac Rivera es un joven de origen mexicano que fue deportado cuando tenía 23 años y a quien le fue negada la visa humanitaria para visitar a sus padres, antes de que fallecieran de COVID-19; a Chris Cuauhtli, un jalisciense cuyo padre lo dio en adopción luego de que su madre falleció antes de cruzar la frontera, su familia adoptiva nunca le arregló su situación legal. Estas son algunas historias que forman parte del proyecto de la mexicoamericana Lizbeth de la Cruz Santana, quien ha dedicado parte de su carrera al tema de la migración.
Playas de Tijuana Mural Project está inspirado en la historia de 15 migrantes que fueron deportados de EU a México. “Son narraciones de personas que llegaron siendo muy pequeños, que aprendieron el idioma, la tradición, que hicieron una vida, dejaron a su familia, que fueron deportados a Tijuana y comenzaron viviendo en situación de calle”, dijo De la Cruz, quien intenta inmortalizar la experiencia de esas personas que fueron obligadas a abandonar sus sueños.
El proyecto nació cuando en 2016 la autora visitó Tijuana por primera vez, posteriormente se unió a Humanizando la Deportación, un grupo que documenta las consecuencias de la expulsión masiva desde 2017. “Formalmente, Playas de Tijuana Mural Project cobró vida en 2019, momento en que colocamos los primeros cinco retratos, vino la pandemia y todo se detuvo y algunos fueron vandalizados. En 2021 retomamos el proyecto, restauramos los rostros que fueron vandalizados y que estaban deteriorados, en junio hicimos 5 más y en julio terminamos los 5 últimos”, contó.
Para realizar el mural, De la Cruz se documenta primero. Después realiza algunas fotografías y selecciona aquellas que formarán parte de la obra. Estas imágenes son pintadas en una tela que corta en tiras y pega en las columnas de hierro que conforman la reja fronteriza. La pieza, que fue inaugurado el sábado pasado, permanecerá de forma indefinida en la frontera entre Tijuana y San Diego.