ALMA DE CASCABEL
(NIÑOS QUE JUEGAN A SECUESTRARSE)
Charly Perera del Castillo
El odio puede tener muchas caras.
PERSONAJES:
RAAY
JEREMÍAS
ECOS
LA MAMÁ Y EL RESTO DE LOS NIÑOS (pueden ser personas, títeres u objetos)
Todo el tiempo Raay tendrá un par de tenis con los que estará jugando.
RAAY: Yo tenía un amigo... bueno no era mi amigo, me llevaba con él... bueno no, o sea, sí, pero a mamá no le gustaba que me llevara con él. Era peligroso, no... no era peligroso, era buena onda, pero a veces se pasaba de lanza conmigo, conmigo y con otros niños, no lo hacía de mala gana, porque una vez me dijo.
JEREMÍAS: Si te trato mal, es porque me caes bien.
RAAY: Y yo le creí. Una vez estábamos jugando Gabriel y yo en el lodo, a mamá le molestaba mucho que me ensuciara.
MAMÁ: ¡Claro, Raay, como tú no lavas tu ropa!
RAAY: Había llovido mucho, me gustaba la lluvia, salir y saltar, saltar, saltar, saltar, no importaba porque ya estábamos mojados, si sudábamos, ya estábamos mojados, no importaba. Sarita, la de enfrente, también estaba ese día, me acompañaba siempre... A veces nos agarrábamos de la mano para no caernos. Esa vez fue la primera vez que nos vimos... bueno, ya nos habíamos visto antes en una fiesta, pero no le hablé, ni él me habló... Tal vez por eso me empujó ese día, seguro creyó que yo era un grosero, seguro puse una cara fea porque no quería estar ahí y se enojó... por eso me empujó y me lastimé mis pompis, no fue muy grave, pero me dolió.
El jardín de mamá no era muy grande, por eso siempre prefería salir a la calle o perderme en alguna parte del barrio o del bosque que estaba cerca. Mamá decía que todos los animales siempre eran importantes para el eco… eco… Ay, ¿cómo era?
ECOS: ¡Ecosistemaaaaaa!
RAAY: Bueno, esa cosa que nos rodea y donde vivimos. Algunos me daban miedo, pero sabía que debía cuidarlos hasta que Jeremías me enseñó lo contrario.
CUADRO DOS: CUMPLEAÑOS
RAAY: Cuando yo entré a la escuela él se alegró mucho, faltaba poco para mi cumpleaños y él me dijo que me iba a dar un regalo sorpresa, que me iba a presentar a todos sus amigos y que juntos haríamos un pastel.
JEREMÍAS: Oye, Raay, ¿sabes cómo se hacen los pasteles?
RAAY: No… ¿Cómo?
TODOS: ¡Con huevoooooooooooooos!
ATAQUE UNO : Jeremías y sus amigos, le tiran huevos, harina y betún a Raay.
RAAY: Llegué a la casa todo puerco…
MAMÁ: ¡Claro, Raay, como tú no lavas tu ropa!
RAAY: Pobre mamá, siempre se cansaba. Lavaba mucho, lavaba todo lo que podía, pero no le podía decir que no era mi culpa, ¡fue un festejo! Ella no podía festejarme mi cumpleaños, no tenía cómo.
RAAY: Una vez me encontré una serpiente gorda en el jardín de la escuela, estaba guardada entre los árboles. Cuando la vi por primera vez, sonaba rara, como la sonaja de mi hermanito. Fui corriendo con Valerie para mostrársela, estaba con Jeremías, así que fuimos los tres a verla.
VALERIE: ¿Y no te dio miedo cuando la ibas a tocar?
RAAY: ¡Sí! ¡Un montón!
VALERIE: Qué bueno que no lo hiciste, te pudo haber picado y hubieses muerto.
JEREMÍAS: Eres una ridícula, eso no iba a pasar… ¿Tenías mucho miedo, bebé Raay?
RAAY: Nooo… bueno sí, me asusté, pero muy poquito.
JEREMÍAS: ¿Sabías que yo tengo una serpiente conmigo?
RAAY: ¿Ah, sí?
VALERIE: No le hagas caso…
JEREMÍAS: Claro que sí… ¿La quieres ver?
VALERIE: No seas chismoso…
JEREMÍAS: ¡Cállate, Valerie! ¿La quieres ver, sí o no?
…
JEREMÍAS: Está en mi pantalón.
ECOS: ¡No la veas, Raay, no la veas!
ATAQUE DOS: Raay por curiosidad se acerca lentamente a la bragueta de Jeremías y éste saca una botella de agua de horchata y se la echa en el rostro.
VALERIE: ¿Ves? Te dije que no lo hicieras.
RAAY: No había ninguna serpiente ese día, me manché horrible y qué creen…
MAMÁ: ¡Claro, Raay, como tú no lavas tu ropa!
CUADRO CUATRO: CACHORRITO
RAAY: Al otro día Jeremías me confesó que había nacido con una serpiente que vivía en su cabeza, pero que no le hacía caso…
-
RAAY: Después de eso, nos empezamos a llevar… No entiendo cómo, si Jeremías tenía una serpiente en su cabeza, era tan malo con los animales. Estábamos jugando Cristo, Dimas y yo a que éramos magos con nuestras “varitas mágicas”, luego llegó Jeremías, él decía que su varita tenía el poder de quemar cosas. Ninguno le creyó hasta que nos lo demostró.
ATAQUE TRES: Jeremías quema a un perrito.
RAAY: Yo no lo podía creer, le dije que ya no lo hiciera, que dejara al pobre cachorrito…
ECOS: ¡Sálvalo, Raay, sálvalo!
RAAY: Lo empujé y luego él me empujó. Corrí a mi casa y se lo conté a mi mamá. Ella me dijo que hablaría con la mamá de Jeremías para que ya no fuera tan malo. Pasó todo el fin de semana y pensé que el lunes ya todo estaría arreglado… pero no.
ATAQUE CUATRO: Los amigos de Jeremías burlándose, pegan en el salón hojas de libreta con frases como: #LadyAcusona, Raay es una perrita soplona, Lame colas, Chismoso, etc.
RAAY: Llenaron el salón con dibujos míos horrendos y frases muy feas. No sé cómo convenció a todos para que lo ayudaran. Seguro fue la serpiente. Desde ese día, me empezaron a decir cachorrito. Cachorrito, esto; cachorrito ,lo otro; no me molestaba, en realidad siempre me han gustado los perritos, si pudiera ser algún animal en esta vida sería un perro.
RAAY: Mamá siempre me decía, que había que perdonar a las personas, porque nunca sabíamos si algún día nosotros estaríamos en su lugar. Así que decidí perdonar a Jeremías, porque no era su culpa. Había días en que era bueno conmigo. Una vez no había comida en la casa y yo tenía mucha hambre y Sarita estaba conmigo.
JEREMÍAS: ¿Qué tiene, cachorro?
SARITA: Le duele su estómago.
JEREMÍAS: ¿Quieres que te golpee para que se te quite?
SARITA: ¡Noooooooo! Se siente mal.
JEREMÍAS: ¿Por qué?
SARITA: No ha comido…
Jeremías piensa un poco, sale de escena y regresa con un muñeco de acción.
JEREMÍAS: Toma…
RAAY: ¿Para qué?
JEREMÍAS: Para que comas…
RAAY: No puedo comerme eso.
JEREMÍAS: ¡No seas güey! Ya sé que no te lo puedes comer, bruto, llévaselo al de la tienda.
SARITA: ¿Para qué?
JEREMÍAS: Para que te dé una torta, un jugo y unas sabritas por él.
RAAY: ¿Cómo?
JEREMÍAS: ¡Eres lento, niño! Mira, a Chucho siempre le ha gustado mi muñeco y yo ya no lo juego, su papá no se lo puede comprar.
RAAY: ¿Por qué?
JEREMÍAS: Es muy caro, mi papá lo sacó de un tráiler, es de importación.
SARITA: ¿Importación?
JEREMÍAS: Quiere decir que es muy caro, mi papá siempre trae cosas caras a la casa. ¿Por qué crees que tenemos tanta seguridad?
SARITA Y RAAY: ¡Aaaaah!
JEREMÍAS: Bueno, ¿lo vas a querer o no?
ECOS: ¡No lo tomes, Raay, no lo tomes!
RAAY: Sí… ¡Gracias!
Aparte.
RAAY: Pasaron varios días felices, sin que la serpiente apareciera. Muchos deseábamos que no volviera nunca, porque eran días en los que Jeremías se ponía más insoportable. Una vez se enroscó en los dedos de una niña y le hizo cosquillas tan fuertes que no dejó de reírse por 3 meses, porque su mano se rompió. Otro día le mordió la oreja a otro niño y de regalo le dejó unas costras que se parecían al café que a veces me daba mi mamá. Muchas personas le dicen a los papás de Jeremías que su serpiente es mala. No entiendo por qué se quejan tanto, si muchos de esos señores también hacen lo mismo que el papá de Jeremías.
CUADRO SEIS: CONFESIONES I
JEREMÍAS: Ella fue, les juro que fue ella, no fui yo...
VALERIE: Claro que no, él le pegó primero…
CRISTO: Yo no hice nada…
SARITA: Me dijeron que hiciera un hueco, para que juguemos…
VALERIE: Eso fue, estábamos jugando, nunca fue nuestra intención…
Aparte.
RAAY: El último día que recuerdo Valerie y Sarita me dijeron que las acompañara por leña, mientras caminábamos apareció aquel cachorrito que Jeremías había lastimado.
CUADRO SIETE: CONFESIONES II
JEREMÍAS: El cachorro se lo buscó y por eso lo hicimos, bueno... o sea, no lo hice yo, sino que fueron Valerie, Sara y Cristo... Sí... fue Cristo, de hecho él fue el que le lastimó el cuello al cachorrito. Y Sara lo trajo, lo escondió, bueno lo escondimos..., pero porque ella nos dijo que lo hiciéramos y pues está chica y no podía cargarlo...
VALERIE: Había que enterrarlo, porque no podíamos dejarlo así tirado... Hubiese sido peor que se lo comieran los otros perros o los buitres, se iba a llenar de hormigas... Las hormigas siempre se meten a mi casa y se comen todo, a mi mamá no le gustan y luego mi papá siempre le anda pegando cuando algo se echa a perder o se tira por su culpa y pues... luego Jeremías dijo que no dijéramos nada, estábamos jugando, a él le gustaba jugar con nosotros, entonces si juega que se aguante, no lo aguantó, no fue mi culpa, tampoco fue culpa de ellos.
Aparte.
RAAY: Ellos me prometieron que ya no iban a lastimarlo, incluso me dijeron que le habían comprado algo, que querían dármelo y estaba cerca del arroyo.
ECOS: ¡No te acerques al arroyo, Raay!
CUADRO OCHO: CONOCÍ LA SERPIENTE
JEREMÍAS: Le dije desde el principio que lo del secuestro era juego de grandes y él no quiso entenderlo, aún así quiso jugar.
CRISTO: No se quejó cuando la amarramos, tampoco lo hizo cuando le empezamos a tirar agua, se empezó a quejar cuando le empezamos a pegar, pero tampoco le pegamos tan duro... lo que pasa es que Raay siempre fue muy quejoso, de todo se quejaba, de hecho su mamá se quejaba de que él se quejaba, porque en verdad era muy quejoso y pues yo creí que en realidad no le dolía tanto.
Aparte.
RAAY: Había algo guardado entre los árboles, cuando lo vi de lejos, pensé que era una cascabel y que me iba a picar. Sentí mucho miedo, porque no quería estar malito, ni enfermarme; mamá dice que esos animales son muy venenosos. Pero no era un animal, eran Jeremías y su serpiente.
JEREMÍAS: Solo estaba exagerando las cosas, como siempre lo había hecho, hubo una vez que le pegamos con un balón en la cabeza y lloró tan fuerte que hasta las patrullas vinieron, pero no hicieron nada, tampoco a mi papá le hacían nada cuando iban a la casa.
SARITA: Cristo lo empezó a picar… o sea las agujas y los espinos no duelen tanto y él gritaba, ¿ven que si es un exagerado?, se pasaba de exagerado, solo estábamos jugando y él no lo aguantó y ya.
Aparte.
RAAY: Aguanté, sí, aguanté todo lo que pude. Grité y grité, pero me envolvieron la cara con plástico, por un momento pensé que me habían puesto la cadena porque íbamos a jugar a ser animales del bosque. A mí siempre me han gustado los perros, entonces quería ser un perrito, no sé si los perros viven en el bosque, pero… pensé que ellos también jugarían conmigo.
CUADRO DIEZ: UN POZO HASTA EL CIELO
JEREMÍAS: Pues no cabía en el hueco que hizo Sara ¿Qué quería que hiciéramos? Había que encontrar otro lugar para tirarlo.
RAAY: Cuando caí al pozo, ya no sentía nada malo… ya no me dolía nada, al contrario, debajo de mis pies se formaron un montón de nubes, hasta empecé a volar como los pájaros, es muy bonita esa sensación de volar. Siempre quise subirme a un avión y ahora ya no necesito subirme a uno, puedo volar por mis propios medios.
Después de jugar con los tennis, Raay por fin los cuelga frente al escenario.
RAAY: Ahora los observo desde aquí, pero no siento nada malo por ellos, los perdoné… sí, los perdoné. Mamá siempre me decía: “El perdón es un don maravilloso”; no sé qué es un don, pero no creo que hablara de Don Javier o de Don Omar. Ella decía: “Si no perdonamos se nos llena de pus el corazón y se forma una masa sucia”, ¿cómo se llamaba? ¡Ay, mi mamá me lo decía todo el tiempo!
ECOS: ¡Rencooooooooooooor!
RAAY: Sí, eso… rencor, y no puedes vivir con el rencor, también decía que el rencor es como tomar una botella de ácido y esperar que haga efecto en la otra persona. El ácido no te deja hacer muchas cosas, además huele bien feo. Si yo le tuviera rencor a Jeremías, ya no podríamos jugar juntos, bueno ahorita no lo podemos hacer, pero… estoy seguro de que habrá otro momento en el que quizás él y yo podamos volver a jugar sin su alma de cascabel.
Con imágenes proyectadas, un video o cualquier otro medio/secuencia se dará a entender que RAAY reencarnó en un cachorrito, con una familia que lo ama y que lo cuida, hasta que lentamente vaya entrando el
LUMINOSO FINAL
Esta obra está basada en hechos reales, ocurridos en Chihuahua, México, haciendo referencia al asesinato de Christopher Raymundo Márquez Mora cometido por niños entre 10 y 15 años en mayo del 2015.
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