Síguenos

Última hora

En diciembre se reabrirá la catedral de Notre Dame en Paris con una misa

Cultura

Unicornio Por Esto: Valentía

Joel Pacheco narra la participación del campechano César Armando Pacheco González en la Segunda Guerra Mundial, en el marco del día del veterano de este conflicto bélico  
En 1945, se retira de manera “honorable” del servicio activo del ejército de los EE. UU. en el fuerte Dix de Nueva Jersey.
En 1945, se retira de manera “honorable” del servicio activo del ejército de los EE. UU. en el fuerte Dix de Nueva Jersey. / Por Esto!

Aquel tranquilo y frío día del 19 de febrero del 2003, parecía como cualquier otro en el cementerio “Lakeside Memorial Lawn” de la ciudad de Folsom, California, EE.UU., pero la monotonía de ese silencio sepulcral fue perturbada por el sonido de 21 salvas y el trepidar de los tambores de guerra del ejército de los Estados Unidos de Norteamérica; los cuales, esta vez, no anunciaban guerra, sino la paz de un hombre que sí vivió la guerra y cuyos restos mortales estaban siendo depositados ahí.

César Armando Pacheco González, nació el 4 de mayo de 1908 en la hacienda Tikín, colindante con la aún villa de Hecelchakán, Campeche; hijo del matrimonio de Don Tranquilino Pacheco Puerto (originario de Motul, Yucatán), y Doña Francisca González Sales (de San Francisco de Campeche), fue el menor de 3 hermanos; Miguel Ángel, el mayor, y Araceli la mediana. Mientras el país vivía la tormentosa era de la Revolución Mexicana, la vida del niño César Armando transcurría tranquilamente en la hacienda de sus padres, haciendo travesuras aquí y allá en complicidad con sus hermanos que no eran mucho mayores que él; pero ayudando también en el cuidado del ganado y de los henequenales cuando se requería. Siendo todavía un niño, la familia completa se traslada a la villa de Hecelchakán. No es difícil imaginar la vida escolar de César Armando en la escuela primaria de aquella época; caminando por las polvorientas calles con sus pantaloncillos de tirantes, llevando sus libros escolares atados con una cinta de tela o cuero; por las tardes repasaría las lecciones con su estricto padre, luego ayudaría a su madre en algún mandado, para que, al final, jugara un poco antes de que la luz diurna llegara a su fin.

Pero las pasiones políticas efervescentes prevalecían en aquellos años tumultuosos. Es así como el 3 de enero de 1924, la familia se conmocionaría con el cobarde fusilamiento de Wilfrido, Felipe, Benjamín, y Edecio Carrillo Puerto, primos de Don Tranquilino. Estos hechos influirían en la forma de pensar de César Armando, quien, después de estos acontecimientos, y a pesar de su corta edad (16 años), se embarca en el puerto de Progreso, Yucatán; aun cuando no fue del agrado de sus padres, sólo pudieron encomendárselo a un yucateco, amigo de su padre, con el que partió rumbo a la populosa ciudad de Nueva York, EE.UU., en donde estableció su residencia ante un futuro incierto, alejado de sus seres queridos y de su tierra natal.

La vida en los EE.UU. no fue fácil para el joven César Armando, quien a su corta edad trabajaba arduamente en restoranes y en fábricas de metal como “factotum”, lo que le permitía devengar un salario mínimo para poder sobrevivir, sobre todo durante la difícil crisis financiera (recesión) que vivieron todos los estadounidenses con el quiebre de su economía en 1929. Sin embargo, César Armando siempre se las arreglaba para ahorrar algún dinero, y con ello acudía al estadio de beisbol a ver a los famosos “Yanquis” de aquella época, donde se regocijaba al ver las hazañas del gran bambino George “Babe” Ruth; o, al no poder acudir, se tenía que conformar con imaginárselas, claro, ayudado con las narraciones del comentarista de la radio. Pasada la crisis económica, César Armando empieza a pensar en formar una familia, cuando se enamora de una bella joven, de nombre Grace Losquadros, hija de inmigrantes italianos, con quien finalmente se casa y procrean a su única hija bautizándola con el nombre de Linda. El 27 de abril de 1943, adquiere la ciudadanía estadounidense en la ciudad de Long Island, NY.

Unos años atrás, el 1 de septiembre de 1939, a las 4:36 horas, empieza el bombardeo de los Stuka de la Luftwaffe (aviación alemana), a los centros de comunicaciones y aeropuertos de Polonia; nueve minutos después, la infantería motorizada del ejército alemán cruza la frontera de este país, dando inicio a la conquista Nazi de éste y otros países europeos, en un intento de su líder Adolfo Hitler, por establecer un imperio ario alrededor del mundo. Era el comienzo de la peor guerra en la historia de la humanidad: La Segunda Guerra Mundial. Ese mismo mes de septiembre de 1939, varios países como: Inglaterra, Francia, Nueva Zelanda, Canadá, se aliaron en un intento por frenar al poderoso ejército alemán. Por el lado alemán, otros países con ideas expansionistas se le unieron también, formando lo que se conocería como “los países del eje”, integrados por Alemania, Italia, y Japón, quienes llegaron a dominar la mitad del mundo por la fuerza de sus armas.

El 7 de diciembre de 1941, el ejército japonés cobardemente bombardea y torpedea con aviones y submarinos a la flota naval de los aún neutrales Estados Unidos de Norteamérica en Pearl Harbor, Hawai, en un intento por debilitar esta fuerza potencial. Esa cobarde acción que sería recordada por el presidente de los EE. UU., Franklin Delano Roosevelt como “una fecha que vivirá en la infamia”, dio inicio a la declaración de guerra por parte de los Estados Unidos de Norteamérica a los países del eje el 8 de diciembre de 1941. Los EE. UU., enviaron tropas a todos los frentes de batalla, para aliarse a los países que ya estaban en guerra con el eje.

Por este motivo, el 3 de mayo de 1943, César Armando es requerido para ingresar al ejército de EE. UU., en el fuerte Niágara de NY, donde es entrenado en la infantería por tres meses, para incorporarlo posteriormente el frente aliado. En agosto de 1943, es enviado al fuerte McClellan de Alabama, donde continúa el duro entrenamiento. Luego es enviado a Nueva Orleans. El 17 de diciembre de 1943, después de 7 meses de agotador entrenamiento, sale de Nueva Orleans a bordo del buque “Sea Star” con rumbo a Townsville, Australia, a donde llega el 5 de febrero de 1944 después de una breve parada en Panamá. Llega a Australia, en donde continúa su entrenamiento militar en ambiente selvático.

 El 14 de febrero de 1944, sale de Townsville, Australia, a bordo del “Cape Perpetual”, hacia Finschhafen, Nueva Guinea, a donde llega el 25 de febrero y es asignado al segundo pelotón de la 245th Port Company comandada por el teniente Connolly. El 31 de mayo de 1944, la 245th sale de Finschhafen a bordo del “Kondooloo” hacia Cape Gloucester, Nueva Bretaña, a donde llegan el 2 de junio y permanecen 6 meses asignados a la 40th Infantry Division participando en la campaña del archipiélago de Bismarck. El 22 de diciembre de 1944, la 245th es transportada en dos LSM’S hacia el puerto de Manus en la isla del Almirantazgo a donde arriban el 23 de diciembre. En ese lugar pasan la Navidad y Año nuevo.

El año nuevo de 1945, a bordo del APA “Clay”, la 245th, y el convoy de barcos aliados, deja Manus bajo constante fuego de la aviación nipona. El 9 de enero de 1945, la 245th entra al golfo de Linguayen en la isla de Luzón, donde la 7ª flota está bombardeando la costa. A las 08.30hrs, a bordo de Lcvp’s, tres oficiales y 91 soldados de la 245th desembarcan en la costa para participar en la campaña de Luzón. Permanecen atrincherados por varios días en el golfo de Linguayen. La 245th es felicitada por el comandante del 6° ejército, Gral. Krueger, por la forma en la que la compañía realizó su misión. El 21 de febrero de 1945, la 245th es movilizada esa noche para su avance en la isla de Luzón. La mañana siguiente, llegan a las afueras de Manila, Filipinas, a donde logran entrar 2 días después; se establecen en un edificio escolar cerca de la fábrica de cuerdas “Elizalde”, cerca del río Pasig. La 245th permanece 3 meses en Manila, asignada a posiciones claves del puerto.

El 13 de agosto de 1945, después de lanzadas las bombas nucleares sobre Hiroshima y Nagasaki (6 y 9 de agosto, respectivamente), Manila recibe una falsa alarma de rendición de Japón, se arma una gran algarabía y corren rumores de que la 245th será parte de la invasión a Japón. Finalmente, el 15 de agosto de 1945, se rinde Japón (el último de los países del eje en rendirse), dando fin a la Segunda Guerra Mundial; una guerra que dejó 24 millones de soldados muertos, y más de 40 millones de civiles, también muertos, de todos los países que tuvieron participación (aproximadamente 30 países) y de los que sucumbieron al “eje”, en 6 años de cruentas batallas en las que además hubieron miles de heridos e incalculables daños materiales.

El 30 de agosto de 1945, la 245th es enviada a Shanghai, China. El 20 de septiembre, al pasar por el río Whangpoo, es recibida con júbilo por los niños de las poblaciones ribereñas. El 21 de septiembre de 1945, después de 22 días de viaje en clima tormentoso, y durante los cuales hicieron paradas en Samar, Leyte y Okinawa, la 245th llega a Shanghai y se establece en la casa Astor, la cual fue su último cuartel. El primero de noviembre de 1945, César Armando y otros cientos de soldados, salen de China (vía marítima) con rumbo a los Estados Unidos de Norteamérica, a donde llegan el 5 de diciembre de ese año. El 19 de diciembre de 1945 César Armando es retirado de manera “honorable” del servicio activo del ejército de los EE. UU. en el fuerte Dix de Nueva Jersey. Le otorgan las medallas de: Servicio Pacífico y Asiático, del Buen Desempeño, de Liberación de las Filipinas, y de la Victoria en la Segunda Guerra Mundial, y un pago de 450.27 dólares, esto, por su participación en las campañas: Archipiélago de Bismarck, Luzón, y Nueva Guinea. Es retirado con el grado de corporal T/5.

El 6 de febrero de 1946, un periódico yucateco anuncia la llegada de César Armando Pacheco González. a la villa de Hecelchakán; se le organizó un homenaje en casa de su hermano Miguel Ángel, al cual acudieron los músicos de la Escuela Normal Rural “Justo Sierra Méndez”, miembros del personal docente de ésta y otras escuelas; hubo baile, recitaciones, canciones, y el Prof. Eduardo Pérez T. dijo algunas palabras en su honor.

Cuando regresó a Nueva York, trabajó un tiempo en las fábricas de carbón mineral, luego en una fábrica de trajes para caballero, labor en la que se jubiló 30 años después, y cambia entonces su residencia a San Francisco, California, para estar cerca de su única hija que ya radicaba en esa ciudad. En California continúa trabajando hasta los 85 años. En 1996 muere su esposa Grace y él empieza a tener síntomas de Alzheimer, por lo que se le ingresa a un hogar de cuidados para ese tipo de enfermedad. Cabe mencionar lo apreciado que era en ese lugar por su carácter bromista y sus canciones en español. Finalmente, la cita a la que todos tenemos que acudir, algunos más temprano que otros, le tocó a él mientras dormía tranquilamente en su cama a las 12:40 del día 15 de febrero del 2003, después de haber vivido una larga vida de 94 años.

Hay que resaltar de César Armando, el amor a su tierra natal y a su familia de México, con quienes siempre se mantenía en contacto y a menudo visitaba; siempre tenía un gesto de amabilidad con sus hermanos y sobrinos. Sus visitas eran motivo de alegría y reunión familiar. En 1993 se pierde contacto con él y su hija, debido a la enfermedad de él y al desconocimiento de Linda, primero del idioma español, y de las direcciones y teléfonos familiares. Es hasta mayo del 2006 que se logra localizar a Linda Pacheco, a través de la Internet, quien informa de la muerte de César Armando Pacheco González, el Veterano Hecelchakanense de la Segunda Guerra Mundial.

Siguiente noticia

Pescadores de Progreso demandan seguridad por los asaltos de piratas