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Cultura

De puño y letra Mario Renato Menéndez Rodríguez: Fidel Castro; Educación y juventud (TERCERA PARTE)

La plática con Fidel Castro continúa; el periodista Mario Renato Menéndez Rodríguez logra desmenuzar el punto de vista del Comandante sobre el papel de los maestros
En esta tercera parte de la entrevista, el Comandante cubano destaca de sobremanera la necesidad de maestros, que estén dispuestos a servir
En esta tercera parte de la entrevista, el Comandante cubano destaca de sobremanera la necesidad de maestros, que estén dispuestos a servir / Por Esto!

En la tercera parte de la entrevista-charla con Mario Renato Menéndez, Fidel Castro expone la importancia de formar maestros verdaderos, no solo en términos de conocimiento académico, sino también en su capacidad para enseñar en diferentes contextos, incluso en las zonas más remotas y desafiantes del país.

Ubicados en 1966, el Comandante cubano destaca de sobremanera la necesidad de maestros, que estén dispuestos a servir tanto en su nación como en cualquier lugar del mundo donde se requiera su ayuda; pues son ellos los que formarán a las futuras generaciones que serán los herederos de aquellos quienes dieron hasta la vida por mejorar las condiciones de toda una patria.

El énfasis en la formación de maestros en entornos desafiantes como la Sierra Maestra refleja un enfoque práctico y contextualizado en la educación. Este método de selección y formación, basado en la exposición directa a condiciones adversas, busca no solo evaluar la vocación y la resistencia de los futuros educadores, sino también prepararlos para enfrentar los desafíos reales que encontrarán en su labor docente.

Este enfoque, entonces único en el mundo, no solo fortaleció la calidad de la enseñanza en Cuba, sino que también estableció un modelo inspirador para otros países que enfrentaban contextos similares de escasez de recursos y dificultades geográficas; de ahí la oportuna exploración que hizo el periodista en el tema.

Por Mario Renato Menéndez Rodríguez

¿Cómo concibe usted al maestro? ¿Qué se espera de él en la Revolución?

Fidel encendió un nuevo habano y contestó:

–Nosotros queríamos formar maestros procedentes del sector obrero y de las filas campesinas, porque hay que decir algo de orden social. Es cierto que la gran parte de los maestros procedían también de las capas medias de la población y hay que decir que socialmente muchos maestros en nuestro país iban sufriendo cierta transformación, entraban en relaciones de diversas formas con otros sectores sociales que estaban en nivel superior a aquel de donde ellos procedían e iban adquiriendo una mentalidad burguesa. Eso explica por qué a medida que alguno de estos sectores o partes de ellos abandonaban el país, con ellos lo abandonaban también cierto número de maestros y maestras. Ni decir que era mayor la deserción entre los que ocupaban una jerarquía superior como profesores de secundaria, preuniversitaria o universitaria; señores de más alta alcurnia, eran más asequibles al virus de la reacción. De manera que cabe hacerse estas preguntas: ¿Qué es un maestro? ¿Cuál debe ser el ideal de un maestro? ¿Acaso podía ser el ideal de un maestro un país donde había un veinticinco o un treinta por ciento de analfabetas? ¿Podía ser el ideal de un maestro el sistema social que dejaba más de 600 mil niños sin escuelas? ¿Podía ser el ideal de un maestro el sistema social donde el 90 por ciento, prácticamente, de los estudiantes de primaria desertaban antes de graduarse de sexto año?

¿Podía haber alguien, alguien con vocación de maestro, con espíritu de maestro, que pudiera sentirse feliz en aquel sistema social? ¿Podían conciliarse la vocación, el ideal y el espíritu del maestro con un sistema social donde la posibilidad de ir a un instituto tecnológico, a una escuela de maestros, a una universidad era una posibilidad del 10 al 15% de los jóvenes del país? ¿Podía ser el ideal de un maestro aquel sistema social donde para darle la oportunidad de una beca a un joven era necesario que fuese huérfano?

¿Podía aquel maestro conciliarse con ese sistema social? ¿Era aquello progresista? ¿Era aquello humano? ¿Era aquello justo? ¿Era aquello civilizado? ¡No! Los capitalistas y los burgueses decían que sí, que su sistema era humano, progresista, civilizado. Pero aquel sistema de la ignorancia, de analfabetismo, de niños sin escuelas, de jóvenes sin oportunidades, no tenía nada de humano. ¿Se podrá llamar maestro aquel que cuando todo eso cambió, que cuando todo eso desapareció, deja de ser maestro?

Nosotros teníamos que proponernos formar un verdadero maestro, formar verdaderos maestros en el más cabal sentido de la palabra, maestros capaces de enseñar no solo en las ciudades sino también en los campos y no solo en los campos sino también en las montañas, en las montañas más incomunicadas del país. Teníamos que formar maestros capaces no sólo de enseñar en nuestra patria sino también en cualquier parte del mundo punto y aparte necesitábamos formar un tipo de maestro capaz de enseñar no solo en el Pico Turquino, sino también dispuesto a enseñar en cualquier parte del mundo donde un pueblo hermano Lo necesitase. Este es el tipo de maestro que queremos formar, que aspiramos a formar y creemos que estamos formando. Fue por eso que se organizó la escuela en la Sierra Maestra, que se decidió someter a prueba a los aspirantes a maestros, probar su vocación de maestros en aquellas condiciones difíciles; era así como probábamos a los hombres que querían ingresar en las tropas revolucionarias y que ahí mismo, donde estaba la escuela de nuestros reclutas que después pasaban al Ejército Rebelde, en un lugar hostil, frío duro, pasaban el primer año, para saber que los que eran capaces de pasar esta prueba serían capaces de pasar otras pruebas, serían capaces de seguir después sin miedo, sin traumas; Porque lo que ocurría con el maestro graduado en las ciudades, que nunca había visto el campo, cuando lo mandaban a la sierra, era que se traumatizaba. Y era necesario contar con gentes que no se traumatizaran. Y era necesario contar con gentes que no se traumatizaran si los mandaban al campo, si los mandaban a las montañas. Lo hemos logrado; hemos visto premiado nuestro optimismo, la fe en la posibilidad de crear y formar este tipo de joven a toda prueba. Y este sistema de formación de maestros es único en el mundo, es una creación de nuestra Revolución, y nosotros podemos decir que marchamos a la vanguardia en materia de formación de maestros. Y marchar a la vanguardia en la formación de maestros, es marchar a la vanguardia en el campo de la Revolución, es marchar a la vanguardia en los demás problemas sociales que un país debe plantearse, porque no se puede concebir una sociedad nueva sin un hombre nuevo, no se puede concebir una sociedad nueva si no es con una concepción nueva de todos los problemas fundamentales de la vida, y no se pueden concebir nuevas generaciones capaces de vivir de manera nueva sin la educación proletaria de estas generaciones de ciudadanos. Y una prueba elocuente son estas dos muchachas…

Fidel Castro proponía que los niños desayunen, almuercen y cenen en las escuelas
Fidel Castro proponía que los niños desayunen, almuercen y cenen en las escuelas / Por Esto!

–¿Qué tipo de escuela se propone establecer en Cuba? ¿Se combinará el trabajo con el estudio? ¿Cuál es la suprema aspiración del gobierno revolucionario en materia educativa?

–Nuestro objetivo es el siguiente: en las ciudades, escuelas donde los niños vayan por la mañana y regresen por la noche; que allí desayunen, almuercen y cenen. En el campo, los niños internos de lunes a viernes, pero no en escuelas distantes, sino en escuelas creadas en el mismo campo, en las mismas zonas. Y nos proponemos crear círculos infantiles, porque tenemos el interés de crear condiciones para que absolutamente todas las mujeres del país físicamente aptas para el trabajo, puedan incorporarse al trabajo y a la producción, porque eso es humano porque eso es justo, porque en la vieja concepción capitalista –y algo más que capitalista, colonial– la mujer no jugaba ningún papel, el papel de la mujer era el de fregar, lavar planchar, cocinar y limpiar la casa y tener hijos, aunque, desde luego, eso de tener hijos no puede suprimirse en manera alguna; Al contrario, para poder tener hijos y que los hijos no se conviertan en una carga para la mujer es necesario arrancar eso de lavar, el planchar, el cocinar, el fregar, Porque si la mujer para tener hijos tiene que renunciar a toda posibilidad de trabajo, el hijo se convierte en un obstáculo, se convierte en un gravamen punto y aparte es por eso que para crear condiciones que permitan a la mujer disponer de una situación de igualdad, para que las mujeres, sector discriminado de la población, tengan las condiciones que les permitan incorporarse al trabajo, es fundamental e indispensable crear suficientes círculos infantiles y escuelas, escuelas donde los maestros vivan y se identifiquen con el plantel. Nuestra Inspiración –y debemos tratar de ajustar nuestros esfuerzos a nuestra aspiración– es que para el año 1975 tengamos escuelas integrales, círculos en el campo, para más de un millón de niños. Nuestra aspiración es que haya suficientes escuelas de este tipo para todos los niños del campo, y comedores escolares e instalaciones también para la totalidad de los niños de la ciudad. De manera que en la ciudad irán por la mañana a la escuela y regresarán por la noche, y en el campo irán el lunes y regresarán el viernes a dar un poco de lata en la casa. Pero, además, esas escuelas serán instituciones modernas, con instalaciones sólidas, donde tendrán todas las cosas necesarias, incluyendo el campo deportivo. Y las escuelas de los alumnos de cuarto grado en adelante tendrán también sus áreas de trabajo productivo y combinaremos, haremos realidad la aspiración de combinar el trabajo con el estudio como única forma de dotar de una educación integral al ciudadano, que debe recibir una educación más amplia: los seis grados de primaria, más los tres de secundaria básica, y empezar a adquirir ya una especialización en nivel más alto. Porque, ¿qué vamos a hacer si empezamos a dar especialización a un muchacho que sale de sexto grado? Sin duda alguna, haremos de él un mal obrero que terminará los estudios a los 13 ó 14 años, con una preparación limitada, con una preparación estrecha. Y no aspiramos a formar este tipo de trabajador que cuando menos posea una amplia educación hasta la secundaria básica, y que a partir de eso adquiera una profesión de nivel preuniversitario o de nivel universitario; será sin duda alguna, un hombre de mucha más visión, con más aptitud para la vida. Por eso también las escuelas tecnológicas –no los institutos tecnológicos– serán sustituidas por secundarias de manera que la especialización comience después de la secundaria básica.

En esas escuelas del campo terminarán hasta la secundaria básica, y de ahí pasarán a un instituto tecnológico agrario o a una preuniversidad; es decir, a realizar los estudios que empezarán a prepararlos para la producción. Pero antes le crearemos el hábito del trabajo, el sentido del deber insoslayable del trabajo como una actividad que honra al hombre, la actividad que más contribuyó al desarrollo del hombre, y después la especialización para las tareas que en el futuro debe desempeñar en la sociedad. Nuestra aspiración es lograr que este sistema esté establecido en 10 años y que ya para 1975 la totalidad de los niños del país reciban el desayuno, el almuerzo y la cena en la escuela, gratuitamente, y además la ropa y los zapatos, la asistencia médica, los deportes, la recreación. Si ahora nuestro país demuestra ya en las competencias deportivas todo lo que es capaz En beneficio del hombre, una nueva concepción de la sociedad, ¿qué será para entonces, en el año 70, en el 74 o en el 78? ¿Qué será en el futuro, cuando tota nuestra niñez crezca de una manera saludable, en condiciones óptimas de alimentación y de atención? ¿Qué será del futuro de nuestro país cuando nosotros hayamos logrado establecer esto?

La primera condición de la sinceridad y de la buena fe en un propósito es hacer precisamente lo que nadie hace, expresó Castro
La primera condición de la sinceridad y de la buena fe en un propósito es hacer precisamente lo que nadie hace, expresó Castro / Por Esto!

¿No cree usted que debido precisamente a todas estas satisfacciones, a todo este Progreso, existe el peligro de una desviación entre las futuras generaciones?

– Nosotros estamos seguros de que no se desviará la juventud cubana crecida en el seno de la Revolución. Porque si bien tiene en el orden material y en el orden espiritual todas las satisfacciones, esa juventud tendrá también una educación sólida, una conciencia bien formada, un temple de acero, un carácter recto que se logrará mediante la formación, mediante el estudio y el trabajo, mediante una formación integral que haga a nuestros jóvenes cada vez superiores a las generaciones anteriores, de manera que los que cayeron y los que murieron no hayan caído y muerto para que después de ellos venga una generación menos heroica, para que después de ellos venga una generación menos  abnegada, menos combativa y menos fuerte. ¡No! Los que cayeron y los que murieron, los que abrieron el sendero de una revolución y lucharon para que la patria sea cada vez mejor, para que los hombres sean cada vez mejores, para que las generaciones sean cada vez superiores, lucharon para ser iniciadores de un camino que no tiene fin. Y la juventud tiene plena conciencia de esto y coma precisamente porque la tiene a veces excede en su espíritu revolucionario…

Fidel hablaba con absoluta seguridad; las dos jovencitas  ratificaron con admiración sus declaraciones.  ya para entonces la escolta había logrado sacar el Jeep del fango,  pero las maestras insistían en que el Primer Ministro las acompañase a tomar una tacita de café. Sin embargo, éste les hizo ver que se trataba de una caravana integrada por 15 personas, y que invitarlas a todas ocasionaría un fuerte déficit en el presupuesto doméstico. Pero les prometió que en su próximo viaje sí aceptaría la invitación, y antes de partir les obsequió algunas piñas dulces de Cienfuegos de esas mismas piñas para las cuales se formó un jurado popular…

Por breves mmentos me quedé cavilando tratando de entender aquellas jovencitas, su espíritu…

–¿Qué identifica a estos jóvenes revolucionarios?

Creo que la respuesta de Fidel es única en estos casos; creo que siempre tiene presentes a sus heroicos compañeros que ofrendaron la vida en el asalto al cuartel Moncada... Sus ideas contienen en esencia lo mismo que expresó hace 13 años ante el tribunal, cuando con una gran fe en el pueblo y en su futuro dijo:

“Cuando las personas llevan en la mente un mismo ideal, nada puede incomunicarlas, ni las paredes de una cárcel coman y la tierra de los cementerios, porque un mismo recuerdo, una misma alma, una misma idea, una misma conciencia y dignidad los alienta a todos. ¿Existe, acaso, un arma capaz de vencer a un pueblo que se decide a luchar por sus derechos? Y ¿qué se extiende por pueblo? entendemos por pueblo —cuando hablamos de lucha— la gran masa irredenta, a la que todos ofrecen y a la que todos engañan y traicionan, la que anhelan una patria mejor y más digna y más justa; la que está movida por ansias ancestrales de justicia Por haber padecido la injusticia y la burla generación tras generación, la que hacía grandes y sabias transformaciones en todos los órdenes y está dispuesta a dar para lograrlo, cuando crea en algo o en alguien sobre todo cuando crea suficientemente en sí misma, hasta la última gota de sangre. La primera condición de la sinceridad y de la buena fe en un propósito es hacer precisamente lo que nadie hace, es decir hablar con entera sinceridad, claridad y sin miedo. Los demagogos y los políticos obran el milagro de estar bien en todo y con todos, engañando necesariamente a todos en todo. Los revolucionarios han de proclamar sus ideas valientemente, definir sus principios y expresar sus intenciones para que nadie se engañe, ni amigos ni enemigos. Y cuando los pueblos alcanzan las conquistas que han estado anhelando durante varias generaciones, no hay fuerza en el mundo capaz de arrebatárselas. Porque renunciar a la libertad es renunciar a la calidad de hombre, y a los derechos de la humanidad, a sus deberes. No hay recompensa posible para el que renuncia a todo. Tal renuncia es incompatible con la naturaleza del hombre, y quitar toda la libertad a la voluntad es quitar toda la moralidad a las acciones…”

Era evidente que aquellas jóvenes nuestras estaban convencidas de que la grandeza y la felicidad de la patria es el ideal más hermoso y digno a que pueden aspirar su generación y las futuras…

Continuará…

 

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