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'De niño soñaba ser como Maradona”

BUENOS AIRES, Argentina, 26 de enero (INFOABE/SUN).- “De niño soñaba ser como Maradona”. Esa fue la confesión que había hecho Kobe Bryant en 2010, cuando viajó hasta Sudáfrica para disfrutar del Mundial de fútbol. Por ese entonces, El Diez era el entrenador de la selección argentina y el basquetbolista, quien acaba de ganar su quinto de anillo de la NBA con Los Angeles Lakers, hablaba de su devoción por el astro albiceleste.

“Black Mamba “ había aprendido a amar el fútbol en su niñez en Italia, país en el que su padre jugaba al básquet de manera profesional. “De niño soñaba con ser un día como Maradona, uno como Roberto Baggio y otro como Marco Van Basten”, había enumerado sobre esos tiempos en los que soñaba con brillar en otro deporte.

“Se van todos los buenos. Hasta la vista, leyenda”, escribió Maradona en su cuenta de Instagram, luego de conocerse la noticia de la muerte del basquetbolista. Junto a esas palabras, compartió una imagen de Kobe con alas.

Con el correr de los años, fue otro argentino el que lo deslumbró: Lionel Messi. Fanático del Barcelona por su amistad con Pau Gasol, Bryant sentía una gran admiración por la “Pulga”. En 2004, el brasileño Ronaldinho ya le había hablado de quien sería la próxima figura del conjunto catalán: un jovencito argentino de tan sólo 17 años.

Cuatro años después, se cruzaron en el comedor de la Villa Olímpica, durante los Juegos de Beijing 2008. En ese certamen, los dos ganaron la medalla de oro con sus respectivos equipos. El propio Messi relató con el asombro propio de alguien que no se reconoce a sí mismo como una gran estrella: “Los tres o cuatro días que estuvimos en la Villa fue impresionante, nos cruzamos con Kobe Bryant, con Rafael Nadal, con Roger Federer. Pasaban por las mesas y les pedíamos fotos”.

Con el tiempo comenzaron a tener los mismos sponsors y coincidieron en las grabaciones de diversos spots publicitarios. Así se forjó una relación de admiración mutua.

Tan fanático del fútbol era el estadounidense que en algún momento llegó a decir -en broma- que Ronaldinho, Messi y Cristiano Ronaldo “son como los Kobe Bryant del fútbol”. Aunque, luego, con seriedad, afirmó que “es un honor ser comparado con ellos”.

Su historia de vida le valió un Oscar

Kobe Bryant relató su propia infancia. Y el relato fue tan conmovedor, que le valió ganar un Oscar, algo que ningún deportista ha hecho hasta ahora y que muchos de los más talentosos directores de cine, actores y demás, no han podido hacer.

Bryant, en el cortometraje “Dear Basketball” recordó que siempre quiso ser jugador de basquetbol. No tenía que ser de otra forma porque Joe, su padre, jugó ocho temporadas en la NBA y otras más en Italia.

Es por eso que el pequeño pasó gran parte de su infancia en ese país, donde se mudó la familia Bryant para seguir a Joe. Kobe, por ese entonces, contó en el cortometraje que era muy pequeño cuando empezó a practicar sus tiros.

Dijo que enrolla unas calcetas sucias de su padre para asemejar un balón, mientras que el tablero era el cesto de su ropa sucia.

Tuvo dudas, sin embargo, de dedicarse al basquetbol. Como vivía en Italia, le empezó a llamar la atención el fútbol. Pero eso terminaría cuando regresó con su familia a Estados Unidos, para entonces tenía 13 años.

Pronto se inscribió en el equipo de su secundaria, con los que promedió 30 puntos por encuentro. Su desempeño fue tan brillante que llamó la atención de los mejores programas de basquetbol universitario, pero decidió ignorarlos y dio su salto a la NBA.

Debutó con 18 años con los Lakers, en 1996, con los que jugaría toda la vida. Como un adolescente se midió con los mejores jugadores de la época, como Michael Jordan, el mejor jugador de la historia de la NBA y que por entonces dominaba la Liga.

Dominó la Liga junto a Shaquille O’Neal, con quien se coronaría por primera vez. Se le criticó porque dependía de O’Neal para ser campeón y demostró a sus detractores que estaban equivocados cuando levantó más títulos, ya sin Shaq en el equipo.

En total ganó cinco campeonatos, 18 convocatorias al Juego de Estrellas, dos veces nombrado Jugador Más Valioso de las Finales de la NBA y una vez de la temporada regular, entre otros galardones.

Se retiró al final de la campaña 2015-16 en un partido contra Utah. Ahí, improbable ente, anotó 60 puntos, un desempeño nunca antes visto para un juego de despedida de una estrella.

Sus últimos años se los dedicó a su familia e incluso, apenas días antes de su muerte, dijo que desearía que una de sus hijas pudiera jugar en la NBA, que es exclusiva para varones.

Su última declaración pública fue para LeBron James, la máxima figura vigente de la NBA. Le dijo que no tenía problemas que lo hubiera superado como el tercer máximo anotador de la historia de la Liga.

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