La pandemia de COVID-19 afectó toda la planeación de los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 que se realizarían entre julio y agosto de este año, pero no han sido los únicos que se disputaron luego de una crisis sanitaria, pues en Amberes 1920, muchos fueron los problemas que giraron entorno a la máxima justa deportiva del orbe, que este este año celebraba un centenario.
Un siglo antes de que los Juegos de Tokio fueran postergados por el coronavirus, la justa se llevó a cabo en la ciudad belga de Amberes, poco después de la pandemia de influenza española.
Los juegos de 1920 debían simbolizar la recuperación de la Primera Guerra Mundial, no una crisis de salud. Bélgica, campo de batalla del conflicto entre potencias, fue la sede y por primera vez ondeó la bandera con los aros olímpicos.
“Soltaron palomas, aunque no fueron necesariamente palomas de la paz porque habían sido usadas por los militares en la guerra”, dijo Roland Renson, historiador del deporte belga, a la Associated Press.
Aileen Riggin, clavadista estadounidense de 14 años que ganó una medalla de oro, simbolizó la guerra y la pandemia a la vez.
Riggin empezó a nadar en forma competitiva luego de contraer la influenza española y fue de gira durante la Primera Guerra Mundial tras ganar la medalla de oro en el trampolín de tres metros. Se llevó un casco alemán y unos proyectiles de recuerdo, pero tremenda sorpresa recibió al recoger una bota que estaba tirada en el piso.
“Tenía un pie adentro. La solté de inmediato”, relató.
El coronavirus impidió que Amberes festejase el centenario de la justa. Obligó a suspender una ceremonia programada para marzo en la que iban a estar el rey de Bélgica y el presidente del Comité Olímpico Internacional.
Alemania y sus aliados no compitieron en 1920, y tampoco lo hizo Rusia, ahora controlada por los bolcheviques. No fueron vetados, pero tampoco fueron invitados. A una patinadora artística se le prohibió usar música alemana en su programa.
Hubo algunos problemas financieros. Se ahorró dinero haciendo cosas como construir una piscina en una fosa cavada junto a las fortificaciones de la ciudad --Riggin y otros dijeron que detestaron el agua fría y oscura--, pero de todos modos los organizadores perdieron dinero y dejaron deudas impagas.
“Amberes nunca se regocijó con el legado olímpico por la debacle económica”, dijo Renson.
Se calcula que la postergación de los Juegos de Tokio hasta el año que viene les costará al menos 2.000 millones de dólares a los organizadores.
La influenza española se propagó por todo el mundo desde 1918 hasta comienzos de 1920. Se calcula que mató a 50 millones de personas, aunque es difícil estimar la cifra por la guerra y la pobreza.
El coronavirus se ensaña mayormente con los ancianos, pero la influenza afectó sobre todo a los jóvenes.
Se cree que siete atletas olímpicos fallecieron por esa pandemia, de acuerdo con estadísticas suministradas por el historiador olímpico y médico Bill Mallon.
Con información de AP