Después de 15 años, 10 meses y 8 días vistiendo la camiseta albiceleste, Ángel Di María se prepara para su última función con la selección argentina. El escenario no podría ser más apropiado: la final de la Copa América contra Colombia en el Hard Rock Stadium de Miami.
El 'Fideo', como cariñosamente lo conocen los aficionados, cerrará un capítulo dorado en la historia del fútbol argentino. Con 144 partidos a sus espaldas y a punto de jugar el 145, Di María ha sido testigo y protagonista de la transformación de una selección que pasó de la sequía de títulos a la gloria mundial.
Desde su debut bajo la tutela de Alfio Basile en 2008, Di María ha sido una constante en la Albiceleste, sobreviviendo a ocho seleccionadores diferentes y acumulando casi 10,000 minutos en el campo. Su palmarés habla por sí solo: un Mundial sub-20, una medalla de oro olímpica, una Copa América, una Finalissima y, por supuesto, la anhelada Copa del Mundo.
Pero más allá de los títulos, Di María se ha ganado un lugar en el corazón de los argentinos por su resiliencia y momentos de brillantez. Es el único jugador en la historia del fútbol argentino que ha marcado en cuatro finales diferentes, un testimonio de su capacidad para brillar en los momentos decisivos.
Su carrera no ha estado exenta de desafíos. Desde la controvertida expulsión contra Bolivia en 2009 hasta las lesiones que lo marginaron de finales cruciales, Di María siempre encontró la forma de volver más fuerte. Su gol en la final de la Copa América 2021 contra Brasil en el Maracaná no solo rompió una sequía de 28 años sin títulos para Argentina, sino que también simbolizó su propia redención.
Ahora, con la posibilidad de añadir un título más a su impresionante colección, Di María se prepara para decir adiós. Sus compañeros, liderados por Lionel Messi, están determinados a brindarle la despedida perfecta. Sea cual sea el resultado, el 'Fideo' ya ha asegurado su lugar en el panteón de las leyendas del fútbol argentino.
Mientras los aficionados se preparan para ver a Di María con la Albiceleste por última vez, no pueden evitar sentir una mezcla de nostalgia y gratitud. El niño que debutó en Pekín se ha convertido en un símbolo de perseverancia y éxito, dejando un legado que inspirará a generaciones futuras de futbolistas argentinos.
AG
