La tenista Charlotte Cooper abrió el sendero al género femenino en los Olímpicos En París 1900, en la misma ciudad en la que ahora se disputa la edición XXXIII de los Juegos Olímpicos, el mundo entero atestiguó que las mujeres debían ser elementos esenciales en las siguientes justas deportivas más importantes de la historia.
La encargada de aprovechar la primera participación femenina fue la británica Charlotte Cooper, una distinguida tenista que desde que tenía 14 maravilló al gremio del deporte blanco, pero que para 1984 no pudo brillar en la competencia porque el Congreso Internacional para la formación de los Juegos Olímpicos declaró que las mujeres no podían participar en las actividades deportivas, ya que podría afectar su salud, así como su participación sería “impráctica, poco interesante, carente de estética e incorrecta”
Pero fue hasta sus 30 años cumplidos que formó parte de los 997 atletas de la justa veraniega, donde solamente 22 eran mujeres, que debían conformarse con cinco disciplinas a disputar: tenis, vela, crocket, hípica y golf.
Entre todas las mujeres, el 11 de julio de 1900, la británica de Charlotte Cooper, a la que tachaban de solterona porque aún no se había casado, logró el primer título de los Juegos para una mujer. Vención en la final de tenis femenino a la francesa Hélène Prévost por 6-1 y 6-4. Ese mismo día logró su segundo oro, en dobles mixtos, forman - do pareja con su compatriota Reginald Doherty.
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Superaron 6-2 y 6-4 al dúo integrado por Hélène Prévost y el británico-irlandés Harold Mahoney. La destreza con la que Cooper se colgó la medalla de oro fue sin lugar a dudas la clave para abrirle el camino al género femenino, que de a poco se ganaron el derecho de participar en más deportes y en más Olimpiadas.
Después de 124 años se ha equilibrado el número de participantes, con 5 mil 250 mujeres y hombres.