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Entretenimiento / Virales

La Filosofía en Cuba

Rita M. Buch Sánchez*

IV continuación

La irrupción masiva del marxismo en los años sesenta

Sobre el sectarismo de Aníbal Escalante, quien en marzo de 1962 omite en el texto del testamento político de José Antonio Echeverría la mención que este hace a Dios.

En marzo de 1962. Eso fue una gran conmoción. Fidel hizo la primera denuncia en la escalinata universitaria el 13 de marzo […]. El 26 de marzo, en Matanzas, ya Fidel hizo una denuncia a fondo del sectarismo. Es depuesto Aníbal Escalante y sale de inmediato para Moscú. Suceden fuertes cambios políticos y se abre paso una convicción: hemos tenido sectarismo y dogmatismo y no queremos tenerlos más; vamos a hacer un nuevo partido, un partido de masas de verdad, que nazca y venga desde la base, un partido comunista, de selección. […]1

En lo que toca a la ideología teorizada, y al marxismo, se fueron acumulando cambios y permanencias; se creó una complejidad. Las escuelas del Partido fueron teatro también de las diferentes políticas y conocieron la crítica al sectarismo, pero a mi juicio no avanzaron decididamente hacia una correspondencia plena con la entraña ideológica de la Revolución cubana. Las escuelas siguieron apegadas a la fe filosófica del Materialismo Dialéctico e Histórico, la Economía Política y el Comunismo Científico soviéticos.2

Sobre la disolución de la Escuela de Filosofía y Letras de la Universidad de La Habana.

Este es el momento en que se disuelve la Escuela de Filosofía y Letras de la UH. […] La Reforma Universitaria cambió la estructura de las escuelas, y ya no existió más Filosofía y Letras. […]3

En Filosofía y Letras se estudiaban materias de Historia, Geografía, Psicología, Literatura y Filosofía. Lo que se hizo fue uno de aquellos planes de liquidación para graduar los alumnos existentes, y crear escuelas diferentes para cada disciplina. Dos de ellas, Geografía y Psicología, se asignaron a la Facultad de Ciencias –Facultad era la nueva unidad intermedia universitaria–, y las otras tres a la Facultad de Humanidades. La Escuela de Letras se formó con las áreas básicas y las especialidades correspondientes, y se quedó en el Edificio Dihigo. Pronto crearon una Escuela de Historia, que residió en el mismo edificio. Y […], desde inicios de 1962 se había orientado dar marxismo en todas las escuelas universitarias, y se fue formando un área de Filosofía, adscrita a Humanidades.4

Sobre la formación acelerada de instructores de Filosofía (o profesores emergentes de Marxismo) en una EIR organizada por las escuelas del Partido, pero completamente especial por su objetivo, por lo que al parecer fueron los responsables, y por el profesorado.

La escuela primero no tuvo nombre. Funcionó con un régimen interno riguroso. Duró 5 meses, en el curso de los cuales murió Raúl Cepero Bonilla en trágico accidente y entonces le pusieron su nombre a la escuela.5

Yo tenía veintitrés años; estaba en Escaleras de Jaruco, pasando una escuela en mi Unidad Militar 2254. Era estudiante de cuarto año de Derecho. Y fui a dar, con ciento tres más, entre compañeras y compañeros, a una Escuela de Filosofía sin nombre, organizada para formar aceleradamente instructores de Filosofía para las universidades.6

Sobre los primeros profesores que tuvo la escuela “Raúl Cepero Bonilla”.

La Dirección de la escuela estaba compuesta por los siguientes profesores:

Director: Felipe Sánchez (proveniente de las EIR)

Sub-Director: Pedro Rodríguez (antiguo compañero del Movimiento 26 de Julio).

Los primeros profesores fueron:

Hispano-soviéticos:

Luis Arana Larrea

María Cristina Miranda

Anastasio Mansilla

Cubanos:

Sergio Aguirre

Pelegrín Torras de la Luz

Isabel Monal

La escuela tenía una pertenencia absoluta a la corriente teórica soviética. Se estudiaba al detalle las 630 páginas del Manual de Konstantinov, 315 páginas de Dialéctico y 315 páginas de Histórico, diez capítulos de cada uno; prácticamente lo aprendimos de memoria, y utilizamos ese texto como básico para el ejercicio de docencia que debía realizar cada alumno.7

Había otra bibliografía. En la Escuela estudiamos a fondo textos como el Anti-Dühring y el Materialismo y empiriocriticismo. Se estudiaban fragmentos o textos de los clásicos del marxismo, y monografías de los filósofos soviéticos. Recuerdo, entre otros, El espacio y el tiempo, de Svidierski, o Las categorías del Materialismo Dialéctico, de Rosenthal y Straaks; se utilizaba mucho el Diccionario filosófico abreviado, de Rosenthal y Iudin. Había algunos materiales franceses, como el libro La libertad, de Roger Garaudy. Y en otras asignaturas se estudiaba mucho a diferentes autores. Pero el esqueleto básico de Filosofía era el Konstantinov.8

Al final del curso de la Escuela “Raúl Cepero Bonilla”, fueron seleccionados 21 alumnos que, sin haber terminado su carrera universitaria, se convertían en profesores universitarios de Marxismo-leninismo del Departamento de Filosofía de la Universidad de La Habana.

El 1.º de febrero de 1963, 21 compañeras y compañeros, comenzamos a trabajar en el Departamento de Filosofía de la Universidad de La Habana, que ya estaba creado, pero tenía cinco profesores nada más. No es exagerado decir que fue el salto que permitió a esa institución emprender el servicio docente a escala universitaria. Y por lo que sucedió después, puede decirse que aquel día se constituyó la base de la institución que después se haría conocida.9

Esos 5 profesores eran:

1) Juan Guevara Valdés (Psicólogo notable y hombre muy culto, que había sido viceministro del Ministerio de Comercio Interior). Compartió tareas con los nuevos instructores, hasta 1966, fecha en que el Rector lo nombró director de la Escuela de Psicología.

2) Isabel Monal (Directora del Teatro Nacional en 1959 y 1960. Permaneció en el Dpto. hasta 1967, en que pasó a la Escuela de Letras.

3) Jesús Díaz, que era el más joven.

4) Bolney Ortega Montenegro (Argentino, que regresó años después a su país).

5) Un colega de apellido Davidson (que estaba saliendo del Dpto. cuando entró el grupo de 21 compañeros).

Algunos profesores de otros países brindaron su apoyo, sobre todo argentinos, uruguayos, chilenos y guatemaltecos.10

En 1963 se organiza nuestro Departamento y el de Economía Política, que nunca tuvieron ninguna relación orgánica entre sí. Enseguida tuve mi primera responsabilidad, que fue la de administrador.11

El primer jefe de Departamento de Filosofía fue Luis Arana Larrea, el hispano-soviético, de origen vasco. Se lo llevaron de Bilbao siendo un niño, antes de que la ciudad cayera en manos de los franquistas. Era un hombre íntegro, y muy amigo de la disciplina, que trató de incubarnos a todos esa buena costumbre.

Con él fuimos Juan Guevara y yo, nueve meses después de entrar al Departamento, a una misión a la URSS, de recolección de información en las cuatro universidades soviéticas que tenían Facultad de Filosofía, para el desarrollo de la disciplina en el Departamento. La misión incluía breves visitas a la Universidad Humboldt de Berlín y la Carolina de Praga. Duró casi dos meses y fue muy fructífera.12

Ubicación del Departamento de Filosofía.

Nosotros nos formamos en la calle K número 507, entre 25 y 27, en El Vedado […]. Llegó a tener cierta fama esa dirección frente al teatro El Sótano, muy céntrica y próxima a la Colina, pero en una calle tranquila y breve, cortada por una furnia en 25. Nosotros la llamábamos simplemente “la calle K”, y era nuestro segundo hogar (a veces hasta el primero).

En la primera etapa todo era difícil y complejo. Debíamos impartir docencia universitaria por primera vez, y gran parte del grupo no tenía ninguna experiencia docente. La materia era muy ambiciosa en sus contenidos y se esperaba muchísimo de ella. A la vez, había que hacer seminarios y debates de superación pedagógica y organización del material para la docencia. No había experiencias previas de esta asignatura. Las facultades eran lo más diferente del mundo entre ellas, recuerda que hoy son las universidades de esta ciudad: de Medicina, Tecnología, Agropecuaria, Pedagógica, Ciencias y Humanidades, que están en la actual Universidad de La Habana. Teníamos una inmensa vocación de superación, inconformes con lo logrado en los cinco meses encerrados estudiando, de manera que de inmediato comenzó la línea obligatoria, de actividades de superación.13

Nada formal indicaba que tuviéramos la responsabilidad de orientar centralmente la enseñanza de esta disciplina para el resto de las universidades del país, pero en la práctica, hicimos un Primer Encuentro Nacional de Profesores de Filosofía Marxista en 1964, por iniciativa nuestra, en la calle K, con compañeros de las tres universidades (Santiago de Cuba, Las Villas y La Habana). Y un Segundo Encuentro Nacional, en 1966. Siempre hubo relaciones fraternales con Oriente, y también con Las Villas, y, si no recuerdo mal, en el verano de ese año 1966 asistieron algunos compañeros de las dos universidades a nuestro Curso de Formación de docentes para el departamento habanero. Mantuvimos relaciones sistemáticas hasta nuestro cierre en 1971.

La asignatura que se impartía se llamaba Materialismo Dialéctico e Histórico, se daba en dos semestres. El texto base en 1963-64 era el Manual de Konstantinov.

Para el curso 64-65 ya eliminamos el carácter de texto base de Konstantinov, y comenzamos una experiencia de programas de la asignatura y cursos “experimentales” que debía discutir rigurosamente cada compañero en los seminarios “docentes”, que dábamos cada semana, divididos en tres grupos. Tú podías inscribir tu programa experimental, pero tenías que sustanciarlo por escrito y someterte semanalmente a explicar lo que habías dado, y asumir los términos del debate y el control del grupo. La idea, que funcionó, era ir logrando un nuevo programa, que sirviera para lo que se quería, que naciera de las iniciativas de los compañeros, mediante un trabajo organizado y riguroso, debatido por el colectivo. El proceso no fue espontáneo, ni anárquico, ni descontrolado. Lo que te cuento es lo que sucedió realmente en ese curso y en el curso 1965-1966.14

La superación de los profesores del Departamento de Filosofía.

Nuestra lucha por la superación es fundamental para el que quiera entender lo que sucedió.15

Superación interna.

Creamos un sistema de superación interna obligatoria, mediante materias a estudiar, cursos y seminarios por lo general semanales, que clasificábamos en generales y especializados. Los primeros eran para todos; los segundos para grupos específicos, permanentes o creados para el caso.

Superación individual.

Existía la superación individual en todos los casos, que pretendía darle nivel suficiente a cada uno y responder a sus inclinaciones, a la vez que cumplir los objetivos generales. Era un sistema muy organizado y muy controlado, que cumplía las tareas que programaba, y que se mantuvo siempre, hasta el cierre del Dpto. en 1971. Sus materiales los elaboramos nosotros mismos –al inicio fueron decisivos los aportes culturales de Justo Nicola y Juan Guevara–, y los métodos de evaluación también. Además, le pedimos permiso a Juan Mier, Rector de la Universidad, para matricular, cursar y evaluar, asignaturas sueltas de cualquier carrera universitaria, tener ese derecho, pero sin aspirar, por aprobarlas a obtener el título de la carrera en que se hiciera. Y nos lo dio.16 Por ejemplo, yo fui alumno de Alejo Carpentier en Historia de la Literatura Moderna; de Rosario Novoa en Historia de las Artes Plásticas Modernas; de Max Zeuske, un magnífico historiador de la RDA, en Historia Universal Moderna, y de algunas otras asignaturas de la Escuela de Historia. Cristina Baeza estudió un conjunto de materias en Psicología, Niurka Pérez Rojas en Matemáticas, Luisa Noa Silverio en Física, y otros compañeros también. No olvides que en esta primera etapa incluíamos en la disciplina lo que llamaban “problemas filosóficos de la ciencias”.

Insatisfacción con la filosofía soviética.

Por el camino que tomamos, pronto comenzamos a sentirnos insatisfechos con el material soviético […]. 17

Volvimos al Materialismo y Empiriocriticismo, a la luz de las ciencias naturales de nuestro tiempo, y con un poco de reflexión propia. Pronto comenzamos a exigirnos el estudio de Marx, Engels y Lenin en sus propias obras, y a tratar de entender sus vidas y las relaciones que ellas tuvieron con su pensamiento […].18

Nuestro centro se llamó siempre “Departamento de Filosofía”, pero nunca se circunscribió a lo que llaman vida académica. (Nunca utilizamos esa expresión). Desde 1964 realizamos actividades sistemáticas de participación social, mediante investigaciones sociales y acompañamientos de experiencias […]. Recuerdo en los inicios, el trabajo de investigación en la rehabilitación de prostitutas en Camagüey, en los efectos del cambio de horarios de trabajadores al introducirse maquinaria en el campo en el norte de Oriente […]. Este tipo de trabajo tendió siempre a crecer.19

Valoración de Fernando Martínez Heredia sobre el colectivo de trabajadores del Departamento de Filosofía de la UH en los años sesenta.

[…] Y así teníamos una actividad febril, puede decirse, aunque a la vez tuvimos amores, tuvimos hijos, bailábamos, leíamos literatura, íbamos al cine y al teatro, y éramos fanáticos de la incipiente Nueva Trova. Hicimos lo que hacen todos los jóvenes.20

La crisis de la Filosofía soviética sobrevino no solamente por ser incompatible con el mundo intelectual en el que nos sumergimos. Fue sobredeterminada porque seguíamos de manera militante la política y la ideología de la Revolución cubana, y nos propusimos que esa posición sería la rectora de nuestra actividad intelectual. […]21

Me tocó a mí decir en 1966, como le pudo haber tocado a cualquier otro de nosotros: “Hay que hacer que el marxismo-leninismo se ponga a la altura de la Revolución cubana”.22 […], pero lo realmente fundamental fue que el colectivo asumió la posición de conjunto y el enorme complejo de tareas con gran profundidad, laboriosidad y entrega, tanto en lo intelectual como en lo ideológico-político, con honestidad y con una gran unidad y espíritu de grupo que nos marcaban y multiplicaban nuestra fuerza. Tantas personas diferentes le dieron a aquella obra común todo lo que pudieron, con una actitud ejemplar. Ese fue un rasgo decisivo en el Departamento de la calle K.23

La actividad del Departamento comienza a ser objeto de críticas.

Bueno, volviendo a los programas experimentales. Hicimos crisis con compañeros que pensaban de otra manera, y empezamos a ser atacados.

Sí, con los de las EIR y la revista Teoría y Práctica. Eso lo conocemos por las páginas de “Lecturas de Filosofía”, que recogió la polémica de los manuales.

Nos acusaron de “clasicistas”, por rechazar los manuales y explicar el marxismo a partir de Marx, Engels y Lenin.24

[…] Nunca pretendimos encarnar la línea oficial de la Revolución, creo que eso fue un gran acierto nuestro. En realidad, no reconocíamos que hubiera ninguna línea oficial. Pero la Dirección de las Escuelas, al ser las escuelas del Partido, parece que sí creía encarnar una línea oficial y portar un marxismo oficial.25

[…] Estábamos estudiando a Carlos Marx, cuando se producía la famosa “vuelta a Marx” en Europa. En septiembre de 1966 fue el III Encuentro de Profesores Universitarios de Marxismo […]. Yo fui pasando por todos los cargos, hasta subdirector del Dpto. Desde el Encuentro de 1966 rompimos formalmente con toda la concepción soviética, e incluso con el nombre. Llamamos a la disciplina y a la asignatura básica “Historia del pensamiento marxista”, y asumimos un programa absolutamente diferente, que se dio durante cinco años a decenas de miles de estudiantes universitarios. Después se ha supuesto que estos hechos nunca existieron […], en 1964-1965 hicimos los experimentales, y para el curso 1965-1966 preparamos y editamos un libro, conocido como el “libro amarillo”,26 que se editó en la Imprenta universitaria en enero de 1966, se llama Lecturas de Filosofía, reunía más de veinte autores. Tiene la organización que nosotros le dimos a aquel curso; empieza por “El hombre, la naturaleza y la sociedad” y termina con “La teoría del conocimiento” […] Cuando en septiembre pasamos a la nueva fase, que era más radical, los Departamentos de Filosofía de las Universidades de Las Villas y Oriente decidieron pasar a la línea nuestra, mandaron compañeros a pasar cursos con nosotros, se llegó a poner el programa nuestro allá; en Oriente, más que en Santa Clara. Nuestro Departamento llegó a tener más de sesenta profesores, y realizábamos una masa enorme de actividades de diferentes tipos. Entonces editamos el nuevo libro Lecturas de Filosofía, en dos tomos, conocido como “el libro verde”,27 con otros textos, mucho más original y orgánico, más amplio, con muchos más trabajos nuestros […]. Nuestra actividad y nuestros productos eran sumamente influyentes.28

En 1965 colaboramos, con Jesús Díaz, que era uno de los más destacados compañeros nuestros, en la página ideológica del diario Juventud Rebelde. A inicios de 1966 fui uno de los fundadores de El Caimán Barbudo, con Guillermo Rodríguez Rivera, Víctor Casaus, Ricardo Jorge Machado y otros compañeros; el director era Jesús. Yo solamente colaboraba allí, porque era el segundo en el Departamento y en Edición Revolucionaria, y tenía otras tareas diversas.

Fundación de la revista Pensamiento Crítico. Cierre de la misma. Cierre del Departamento.

A fines de ese año (1966) fundamos la revista Pensamiento Crítico, nuestro órgano editorial de más alcance, del cual fui director todo el tiempo que se publicó.29 La idea era hacer una revista que fuera capaz de expresar las posiciones de jóvenes revolucionarios y las de la Revolución cubana en su conjunto, sin ser un vehículo oficial de ella […]. A fines de ese año logramos constituirnos como colectivo, en el cual ninguno de nosotros era profesional, ni de la edición de revistas ni tampoco porque cobráramos. Trabajábamos como profesores, investigábamos. Hacíamos de todo y sin ningún respeto por los horarios de trabajo ni por los días de asueto. Y así se logró sacar a la calle el primer número en febrero de 1967. El editorial de ese número da una idea de lo que pretendíamos.

Eramos lo que hoy se llamaría “heterodoxos”, entonces se los llamaba “herejes”. ¡Pero es que la Revolución cubana era una herejía! Es decir, que no nos considerábamos herejes, sino que nos era natural la posición que teníamos. De todos modos, no para todo el que se llamara marxista éramos dignos de aplauso. Había opiniones diferentes a las nuestras, incluso algunas virulentamente diferentes. […]30

Esta revista, de frecuencia mensual, tuvo en su época gran repercusión en América Latina. En entrevista realizada por Punto Final, revista de Santiago de Chile, a Fernando Martínez Heredia, a propósito de un breve viaje a Chile que este realizó a mediados de 1967 junto a Nicolás Guillén –debido a la necesidad de contactos culturales específicos– puede leerse:

De una extremada sencillez, no parece profesor de Filosofía Marxista. Mas bien tiene aspecto de estudiante. Ni parece tampoco director del Departamento de Filosofía de la Universidad de La Habana. […] Dicta cátedra en la Universidad desde 1963 […]

Pensamiento Crítico es una publicación teórica basada esencialmente en las ciencias sociales, más que nada de problemas políticos filosóficos, en cuyo espectro puede entrar desde la antropología estructural hasta el militarismo en África. Repasando su flamante colección –su primer número apareció en febrero del 67– hallamos la parte monográfica y la “miscelánea” informativa, la creación propia de la revista y las traducciones de los mejores investigadores marxistas del mundo. Una revista del más alto nivel. Pero en un plano nuevo: el del pensamiento revolucionario cubano.31

Esta aventura terminó en 1971: se cerró Pensamiento Crítico, se cerró el Departamento de Filosofía.32

Notas

1 Fernando Martínez Heredia: A viva voz, Editorial Ciencias Sociales, La Habana, 2010, p. 77.

2 Ibídem, p. 78.

3 Ibídem, p. 79.

4 Ibídem, p. 80.

5 Ibídem, p. 81.

6 Ibídem, p. 80.

7 Ibídem, p. 81.

8 Ibídem, p. 83.

9 Ibídem, p. 84.

10 Ibídem, p. 85.

11 Ibídem, p. 86.

12 Ídem.

13 Ibídem, p. 88.

14 Ibídem, pp. 88-89.

15 Ibídem, p. 89.

16 El destaque es de la autora de este ensayo.

17 Fernando Martínez Heredia: Ob. cit., p. 90.

18 Ídem.

19 Ibídem, pp. 90-91.

20 Ibídem, p. 91.

21 Ídem.

22 Ídem. (El destaque es de la autora de este ensayo).

23 Ibídem, p. 92.

24 Ibídem, p. 93.

25 Ídem.

26 Por el color de la carátula.

27 Por el color de la carátula.

28 Fernando Martínez Heredia: Ob. cit., pp. 95-96.

29 Ibídem, p. 96.

30 Véase Fernando Martínez Heredia: Entrevista realizada en La Habana el 19 de enero de 1993 por el argentino Néstor Kohan, estudiante de Filosofía. En Fernando Martínez Heredia: Ob. cit., pp. 6-7.

31 Entrevista realizada a Fernando Martínez Heredia por Punto Final, revista de Santiago de Chile. Fue publicada el 1.o de agosto de 1967. (Constituye la primera entrevista hecha a Fernando). En Fernando Martínez Heredia: A viva voz, ob. cit., pp. 157-158.

32 Sobre estos hechos, Martínez Heredia refiere lo siguiente: “Primero tuvimos diversas reuniones. Después el Buró Político del PCC le encomendó al Presidente de la República la celebración de varias reuniones con todos los militantes. El cierre de Pensamiento Crítico fue en agosto de 1971; el del Departamento de Filosofía fue en noviembre. Disolvieron el núcleo del Partido, aunque sin sancionar a ninguno de sus miembros”. En Fernando Martínez Heredia: A viva voz, ob.cit., p. 96.

Continuará.

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