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Internacional

Tecnocracia vs. liderato político

Alfredo García

El presidente Donald Trump envió a Moscú en sorpresiva misión a John Bolton, asesor de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, con la propuesta de una reunión urgente con el presidente Vladimir Putin. Tras el intercambio de elogios protocolares por la continuación del “diálogo” entre ambos mandatarios, Rusia y EU anunciaron el pasado martes que Trump y Putin se reunirán el próximo 11 de noviembre en París, durante los actos conmemorativos por el centenario del fin de la I Guerra Mundial.

Como preámbulo en su ya conocido estilo de negociar desde posiciones de fuerza, la visita de Bolton fue precedida por la amenaza del magnate presidente de abandonar unilateralmente el Tratado INF de eliminación de misiles de mediano y corto alcance, la duda sobre la necesidad de prorrogar el acuerdo Start-III y el proyecto de emplazar un sistema de defensa antimisiles en el espacio, temas que se supone sean el centro de la agenda del recién acordado encuentro. Ante las declaraciones del empresario presidente de renunciar a los acuerdos de desarme atómico y reforzar el potencial nuclear de EU, el gobierno ruso advirtió que respondería con represalias, incluso de carácter militar.

El Intermediate-Range Nuclear Forces, INF, es un acuerdo entre EU y la URSS firmado en Washington el 8 de diciembre de 1987 entre los entonces presidentes Ronald Reagan, de EU, y Mijaíl Gorbachov de la URSS heredado por Rusia, vigente desde el 1 de junio de 1988. El tratado eliminó misiles balísticos y de crucero nucleares, cuyo rango estuviera entre 500 y 5,500 kilómetros.

El Acuerdo Start-III firmado por el ex presidente de EU, Barack Obama y el ex presidente de Rusia, Dmitri Medvedev, el 8 de abril de 2010 y ratificado por ambos países dando por terminado el periodo de la “guerra fría”, superaron los anteriores acuerdos estratégicos Start-I y Start-II, por el que las partes se comprometieron a reducir su arsenal atómico en dos tercios. Este nuevo tratado limitó el número de misiles y bombarderos nucleares a un 74% más bajo que el establecido en los tratados Start anteriores. Estas obligaciones serían aplicadas hasta el 8 de abril de 2020.

El pasado agosto, el teniente general Sam Greaves anunció durante un simposio sobre defensa espacial y antimisiles, que el Departamento de Defensa y el Congreso de EU estudiaba la posibilidad de desplegar un sistema antimisiles en el espacio, una versión corregida de la Iniciativa de Defensa Estratégica, IDE, conocida también como “Guerra de las Galaxias”, anunciada por el entonces presidente, Ronald Reagan, en marzo de 1983 como engañosa medida de presión contra la URSS, durante su exitosa ofensiva internacional para revertir el socialismo europeo. El nuevo proyecto antimisil, podría seguir el vuelo de misiles desde el momento de su lanzamiento en la Tierra y transmitir la información sobre la interceptación exitosa.

Después de dos años de mandato del presidente Trump, es cada vez más visible que la clase dominante financiera-multinacional-militar, apoyada por el peculiar sistema electoral de EU, impuso al magnate de bienes raíces con la esperanza de salir del atolladero fiscal y el retroceso tecnológico en que se encuentra, con medidas de costo y beneficio, ignorando los valores políticos de los fundadores de la nación norteamericana.

Putin es un líder político. Su trayectoria así lo demuestra. Trump es un tecnócrata de pura cepa. Desde el inicio de su presidencia su errático comportamiento así lo revela y lo seguirá haciendo mientras el pueblo norteamericano se lo permita. La próxima cumbre Trump-Putin será un interesante pulseo entre un tecnócrata y un líder político.

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