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A las niñas les planchan los senos con piedras calientes. Pero ya no es una práctica sólo de Camerún

Ciudad de México, 29 de enero (La Opinión/SinEmbargo).- “Planchar ” el pecho  de las niñas  con una piedra  caliente  para retrasar la formación  de los pechos  y así impedir que las menores atraigan la atención de los hombres es una tradición  común en países africanos  como Camerún . Pero en los últimos tiempos se revelaron decenas de casos en el Reino Unido , según una investigación del periódico The Guardian.

En Londres, Yorkshire, Essex  y el oeste de Inglaterra , trabajadores sociales documentaron para el medio británico diferentes casos en los que niñas , preadolescentes de familias migrantes de diferentes países africanos , fueron sometidas a esta práctica .

La investigación del medio, firmada por Inna Lazareva, cita a Margaret Nyuydzewira, directora de la Organización de Desarrollo para Mujeres y Niñas Migrantes (Cawogido, por sus siglas en inglés), quien calcula que en Reino Unido unas mil mujeres y niñas han sido sometidas a este abuso, aunque no existe ningún estudio ni recopilación formal de información.

Nyuydzewira sufrió este abuso cuando era niña y cuenta que las autoridades británicas no se toman en serio el problema. Además que no se denuncia a quienes lo realizan pues argumentan que es una “práctica cultural”.

“Los británicos son muy respetuosos, en el sentido de que cuando ven algo así lo primero que piensan es en no herir sensibilidades culturales”, afirma. “Pero si una práctica cultural está dañando a niñas… Cualquier daño que se le provoque a una niña, sea en público o en privado, debe ser denunciado”, concluye.

Los responsables de esta práctica son normalmente los padres de las niñas, quienes consideran esta una medida tradicional que protege a las niñas de atraer la atención de los hombres, del acoso sexual y de las violaciones.

Otra mujer activista de la comunidad contó que sabe de al menos 20 casos recientes sólo en la ciudad de Croydon. “A veces lo hacen una vez a la semana, a veces dos veces por semana, dependiendo de cómo resulte”, explica.

“Suele hacerse en Reino Unido, pero no en todas partes, como la mutilación genital femenina”, señala mientras describe la práctica en la que madres, tías o abuelas utilizan una piedra caliente para masajear repetidamente el pecho de las niñas con el propósito de “romper el tejido” y retrasar el crecimiento de los pechos.

Médicos y víctimas la consideran una práctica de abuso infantil que puede dejar marcas físicas y psicológicas, generar infecciones, imposibilitar la lactancia, provocar deformaciones e incluso cáncer de mama. La Organización de las Naciones Unidas (ONU) considera esta práctica como uno de los cinco delitos de violencia machista menos denunciados a nivel mundial.

ELLA ME DIJO: “¡MAMA, ESTÁ CALIENTE!”

Una mujer que vive en los suburbios de una ciudad inglesa cuenta que comenzó a plancharle el pecho a su hija en cuanto notó señales de la pubertad. La niña quedó con cicatrices y la policía interrogó a la madre, pero luego fue puesta en libertad con tan solo una advertencia.

“Cogí la piedra, la calenté y comencé a masajearle el pecho a mi hija”, relata. “La piedra estaba un poco caliente. Cuando comencé a masajearla, ella me dijo ‘¡Mama, está caliente!’”.

Leyla Hussein, una activista y psicoterapeuta británica de origen somalí que lucha contra la mutilación genital femenina, afirma que en su clínica en el norte de Londres ha hablado con cinco mujeres que han sido víctimas del planchado de pecho. “Todas eran mujeres británicas, de nacionalidad británica”, aclara.

Una de las mujeres le dijo que como consecuencia de esta práctica, nunca le crecieron los pechos: “me repetía: ‘Tengo pecho de chico’. Pero nunca nadie la entrevistó por este tema, nunca le hicieron un examen físico. Esto sucedió en el norte de Londres, aquí cerca”, denuncia.

Jennifer Miraj, quien trabajó en hospitales en Essex, Glasgow, Birmingham y Londres hasta el 2015, explicó que durante más de 10 años vio cómo aumentaban los casos, algunos de los que observó son de 15 mujeres adultas y ocho niñas.

“Cuidé a una niña de 10 años que se le había infectado. Hacía varios años que le planchaban el pecho”, recuerda, mencionando un caso que atendió en el hospital Broomfield en Essex.

Mary Claire, una mujer sacerdote en una iglesia en Wolverhampton, cuenta que en Leeds habló con cuatro víctimas oriundas del oeste africano. “Se les veían las marcas”, remarca.

GRAN BRETAÑA PIDE DENUNCIAR

La policía británica dice que no ha recibido denuncias formales por planchado de pecho en, pero que sospechan que sucede.

“Si yo supiera de un caso concreto, haría algo al respecto”, asegura el inspector Allen Davis, de la Policía Metropolitana. “Es muy importante denunciar. La gente tiene que reconocer estas prácticas como lo que son: abuso infantil”, añade.

Un informe reciente de la oficina de salud mental del municipio de Brent, en las afueras de Londres, menciona que organizaciones de voluntarios que trabajan con migrantes africanos consideran que esta tradición es un problema al que no se le está prestando la atención suficiente.

“Me sorprende que la policía y otras autoridades no estén ni siquiera destinando los recursos necesarios para lidiar con este fenómeno tan horroroso”, señala Alex Carlile, un destacado jurista ex Juez suplente del Tribunal Supremo y miembro de la Cámara de los Lores.

Maria Miller, la Diputada conservadora y presidenta del comité de Mujeres e Igualdad en el Parlamento, expone que resolver este asunto no es sólo una cuestión de presupuesto si no de voluntad política, pues es “enfrentarse a algo que históricamente ha sido aceptado como una práctica cultural”.

“Creo que los funcionarios públicos deben comenzar por ser más honestos y realistas respecto de algunas cosas con las que se encuentran y deben enfrentarse a estas prácticas abusivas y bárbaras, especialmente las que afectan a la niñez”, añade.

El gobierno británico dice estar comprometido con terminar esta práctica de abuso, sin embargo, activistas y trabajadores sociales exponen que hasta el momento se ha hecho muy poco.

“No han hecho nada ¡Nada!”, se lamenta Geraldine Yenwo, activista de Cawogido. “Siempre se habla del matrimonio infantil y la violencia contra mujeres y niñas, pero nadie habla del planchado de pecho”.

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