Venezuela tiene ya una hoja de ruta para tratar de paliar la crisis interna, cancelar las salidas violentas y alejar la amenaza de agresión externa. Se trata del “Mecanismo de Montevideo”, un programa de cuatro etapas: Diálogo, Negociación, Compromisos e Implementación, propuesto por el Grupo Internacional de Contacto sobre Venezuela y en principio aceptado por el gobierno.
El diseño original corresponde a Tabaré Vazquez, presidente de Uruguay y Federica Mogherini, alta representante de la Unión Europea (UE) para Asuntos Exteriores y Seguridad, así como a Rodolfo Nin Novoa y Marcelo Ebrard, cancilleres de Uruguay y México. Al esfuerzo se han sumado los ministros de relaciones exteriores o altos representantes de Costa Rica, Ecuador, Alemania, España, Francia, Holanda, Italia, Portugal, Reino Unido y Suecia.
Este Grupo de Contacto tendrá la difícil tarea de desbrozar el camino y establecer una plataforma de entendimientos mínimos que permitan sentar en la mesa negociadora al gobierno y la oposición, preferiblemente representados al más alto nivel. Si las partes asumen la propuesta de los plenipotenciarios europeos y latinoamericanos, se iniciará la primera fase del programa de Montevideo, la negociación.
Debido a la manifiesta hostilidad y las reservas acumuladas a lo largo de veinte años de gobiernos chavistas, las diferencias de enfoque respecto a los proyectos de país de las partes, las alianzas y compromisos de cada uno, así como las influencias externas, principalmente, la abierta intromisión de los Estados Unidos, es obvio que la negociación será difícil, entre otras cosas porque la base del consenso es la intención de efectuar elecciones adelantadas fiscalizadas, lo cual, a pesar de haber ganado más de veinte comicios, quizás no sea aceptable para el gobierno.
En la medida en que las partes accedan a negociar, al Grupo se sumarian la Secretaría General Iberoamericana, Rebeca Grynspan, el ex canciller uruguayo Enrique Iglesias y el exsecretario de Relaciones Exteriores mexicano Bernardo Sepúlveda, así como a un alto representante de Caricom y personalidades internacionales, entre las cuales puede figurar el expresidente uruguayo José Mujica.
Según se conoce, el gobierno venezolano ha acogido la iniciativa diplomática y lo mismo han hecho países como China, Rusia, Turquía, Cuba y otros que sostienen posiciones positivas o son neutrales respecto a la prolongada crisis política interna que padece Venezuela. Falta sin embargo conocer las reacciones de la Asamblea Nacional de Venezuela (en desacato), del titulado “presidente encargado” Juan Guaidó y de Estados Unidos, cuyas perspectivas pudieran ser consideradas como “el pollo del arroz con pollo”.
De hecho, un primer paso ha sido dado, falta sin embargo recorrer un largo y tortuoso camino en el cual el maximalismo de la oposición apoyada por los Estados Unidos en Europa serán un formidable obstáculo, que unido a la provocadora imposición de la ayuda humanitaria, pueden frustrar los mejores esfuerzos. Es pronto para ser optimistas. En definitiva, todo está por hacer.