Fuerzas de seguridad afganas matan a seis civiles durante un ataque insurgente

The Guardian.- Las fuerzas de seguridad afganas mataron al menos a seis civiles, entre ellos una mujer y dos niños, en una redada nocturna contra insurgentes, dijeron funcionarios del gobierno.

Los soldados confundieron al grupo, que estaba en un automóvil, y los talibanes intentaron escapar del área, dijo un portavoz del gobernador provincial a la AP. Attahullah Khogyani dijo que 10 militantes también murieron en el ataque en la provincia oriental de Nangarhar.

Los aldeanos llevaron los cuerpos de civiles a la capital de la provincia, Jalalabad, para exigir justicia para sus familias, dijo Ajmal Omer, miembro del consejo provincial.

Las muertes se producen después de que la ONU reveló que las fuerzas progubernamentales habían matado a más civiles que insurgentes en los primeros tres meses del año.

Fue la primera vez que el gobierno de Kabul y sus aliados causaron la mayoría de las muertes desde que comenzaron a mantener registros hace más de una década. El gobierno de Ashraf Ghani culpó a los insurgentes por causar las muertes al usar a las personas como escudos humanos.

El jefe de la misión de la ONU en Afganistán dijo el sábado que estaba preocupado por el gran número de víctimas durante el mes sagrado de Ramadán e instó a ambas partes a hacer más para protegerlos.

Los ataques aéreos contra objetivos antigubernamentales causaron la muerte de 14 civiles en las provincias de Helmand y Kunar oriental en la última semana, incluidos ocho niños y cuatro mujeres.

Los talibanes también mataron a seis civiles e hirieron a otros 28 en un ataque a un grupo de ayuda en Kabul durante la primera semana de Ramadán. Y los funcionarios todavía están investigando un ataque a una mezquita en la capital durante las oraciones del viernes en las que murieron dos personas, incluido un imán oficial del gobierno y 16 heridos.

"Los ataques deliberados e indiscriminados contra civiles nunca pueden justificarse y equivalen a crímenes de guerra", dijo el enviado de la ONU, Tadamichi Yamamoto. "Un ataque en una mezquita, especialmente en un momento de oración durante el Ramadán, es particularmente atroz".