LA HABANA, Cuba.- (Por Pelayo Terry Cuervo, exclusivo para Por Esto!) Muchas personas se preguntan ahora mismo en Cuba, si en las dos últimas semanas ha ocurrido un incremento de los accidentes de tránsito o ese tipo de sucesos se han vuelto más mediáticos, o si la utilización de las nuevas tecnologías se ha convertido en la “competencia” de los medios de prensa tradicionales a la hora de “informar”, pues cada vez se hace más común que las redes sociales, Internet y teléfonos móviles mediante, se conviertan en el lugar para dar el “palo” noticioso sobre cualquier acontecimiento de esta naturaleza.
Las respuestas a esas interrogantes están aún por darse, pero lo que sí está claro es que accidentes como el de hace casi dos semanas en el Malecón habanero, con saldo de cinco fallecidos, o el acontecido en la Autopista Nacional en las cercanías de la central provincia de Villa Clara, más o menos en la misma fecha, con tres muertos a su cuenta, o el descarrilamiento de un tren de carga, con las pérdidas materiales que ello conlleva, han despertado tanto en las autoridades del archipiélago como en los ciudadanos una preocupación inusual.
La ocurrencia de accidentes en Cuba, como en muchas partes del mundo, se ha convertido en algo así como una epidemia, para la que se buscan curas todos los días, pero ella se reproduce con un aumento acelerado.
En tal contexto, la Comisión Nacional de Tránsito ha hecho público un informe en el cual asegura que en el país ocurren 29 accidentes de tránsito diariamente, y cada 24 horas dos personas pierden la vida y otras 21 resultan lesionadas.
El reporte indica que en la mayor de las Antillas se registra, en los primeros cuatro meses del año, un incremento de la accidentalidad con respecto a igual período del 2018, provocada, fundamentalmente, por el irrespeto al derecho de vía de otros conductores, el no atender el control del vehículo y la violación de los límites de velocidad, aunque también sigue presente la baja percepción de riesgo y de alta irresponsabilidad.
Aumentaron los accidentes, además, por conducir bajo los efectos del alcohol, lo que indica que algunos de ellos poco tienen que ver con el azar, y sí con la imprudencia y la insensatez.
Aunque el informe de la Comisión Nacional habla de una disminución de los accidentes masivos, nada puede contentar tales resultados, pues cada vez que ocurre uno de ellos, hay que lamentar pérdidas de vidas humanas y las consecuentes estelas de sufrimiento para las familias.
Cuba también tiene otro reto en cuanto a transporte automotor se refiere, que es incrementar el rigor sobre el estado técnico de los vehículos, sobre todo en las entidades transportistas de pasajeros, así como en la recalificación de los choferes, chequeos médicos y la revisión de la licencia de conducción, además de analizar medidas para la sustitución de un parque automotor sumamente envejecido (los conocidos almendrones) que en muchos tramos cumplen funciones de taxis, sin tener las condiciones adecuadas para ello.
Otras medidas que buscan evitar los accidentes masivos son reducir los límites de velocidad en las principales vías de cada provincia, elevando el nivel de señalización de las curvas peligrosas, pendientes y mejorar la vigilancia y el enfrentamiento.
Aunque el informe no lo deja claro, conductores y peatones también solicitan un mejoramiento de la red vial del país, muy dañada a lo largo del archipiélago, pues los baches, zanjas y otros obstáculos en la vía, han sido causas también de lamentables accidentes.