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Los mininos también cuentan

Por Marina MenéndezFotos: Lisbet GoenagaEspecial para Por Esto!

LA HABANA.— Los gatos pueden ser amados por sus dueños tanto como los perros, aunque resulte más habitual en Cuba que los canes sean las mascotas en los hogares.

Si alguien duda de ese cariño a los felinos debía haber visto a Marcia, una mujer madura y madre de la joven Brenda, abanicando a través de los delgados barrotes de la jaula a su querida Chantal, una hermosa gata persa, para que la corpulenta minina no pasara calor mientras era exhibida en la reciente Miniexpo de Verano 2019.

Cuarenta y ocho gatos de diversas razas participaron en el evento, donde se mostraron los ganadores de una competencia previa para que el público otorgara ahora el Premio de la Popularidad.

Pero ello también permitió a los visitantes conocer más sobre las características de estos animalitos, ciertamente, menos expresivos que los perros, pero igualmente cariñosos, sólo que expresan el afecto de manera distinta.

Estaban en la muestra ejemplares de razas preciosas y poco vistas aquí como la propia persa o la bengalí, la thai, la siamés y la barinés así como el gato barcino, más conocido en la isla; el semilargo y el pelos cortos en su versión cubana (a las que pertenecen muchos de los que deambulan por las vías y llevan la vida arrabalera de vulgares gatos callejeros), así como exponentes de la única raza auténticamente oriunda de la isla: el azul cubano, que se caracteriza por su color gris plateado (aunque los criadores lo identifiquen como azul), y es resultado de la hibridación espontánea del pelos cortos y el semilargo cubanos con la raza siamesa, y su posterior selección.

Los entendidos describen al azul como un gato de estructura atlética, de mediano a grande, cara ancha y ojos grandes, casi redondos… Pero el azul que estaba en la muestra le negó la mirada todo el tiempo a Por Esto!

Acudieron, sobre todo, los niños a la exposición, desarrollada en las instalaciones de la hermosa Quinta de los Molinos, todavía tan poblada de vegetación como cuando Máximo Gómez acampó allí con el Ejército Libertador a su entrada a La Habana, en 1899, cuando las huestes mambisas fueron licenciadas, luego de un imprevisible término de la guerra a favor de Estados Unidos.

Tres pequeños “despistados” deambulaban entre los jardines luego del fallido intento de poner a competir a su gatico. Pero el hecho de que el Jurado no lo aceptara, no los decepcionó.

Ellos igual disfrutaron la contemplación de los gatos que se exhibían; sin contar que la mañana fue útil para que los “benefactores” de los felinos distribuyeran material que ellos examinaron con curiosidad.

Los folletos habían sido alistados por personas capacitadas entre quienes se encontraban doctores y licenciados en Medicina veterinaria, y humildes activistas a favor del cuidado animal.

Evitar los callejeros

En Cuba existen ahora siete razas de gatos, explica a Por Esto! Leysán Cepero, quien es médico veterinario y preside la Sociedad Cubana de Aficionados a los Gatos.

El principal propósito de la organización es mantener la reproducción de esos felinos, por lo que promueven su cría y cuidado. Para lograrlo realizan talleres donde discuten los estándares de las distintas razas, hacen recomendaciones y apoyan los criaderos, desarrollados por personas que a título individual mantienen en sus casas “líneas” de gatos: animalitos “controlados” que generalmente no pasan de diez.

Pero también se aconseja la esterilización si no hay fin reproductivo con ellos: de ese modo no procrean futuros gatos callejeros; esos gaticos osados, enamorados y divertidos que también sufrirán, empero, la falta de cuidados.

La Sociedad trabaja de consuno con la Asociación para la Protección de Animales y Plantas, ANIPLANT, perteneciente al Ministerio de la Agricultura, y que realiza campañas de esterilización masiva para perros y gatos que la sociedad gatuna apoya.

“Vienen médicos de toda Cuba. Recientemente se operaron 628 animales que se esterilizaron de manera gratuita, y a los que también se desparasitó y vacunó contra la rabia», cuenta el Doctor Leysán.

Más de Chantal

Por supuesto que los mininos viven mejor en casa. Y criar gaticos exóticos cuesta más trabajo que atender a un felino más común.

La bella Chantal lleva un año con Brenda, que es amante de los gatos como Marta, su mamá y casi abuela de la gata. Pero han debido documentarse.

“La Sociedad nos ha ayudado a saber cómo actuar con ella para que tenga la calidad de vida que merece —dice la señora. Esta es una raza exótica y la verdad que no la conozco mucho. Es nuestra primera gata persa”.

Criar un persa debe ser realmente difícil. Es oriundo de Turquía y se caracteriza por el hocico chato y la estructura corpulenta sobre patas cortas, por lo que debe tener aspecto abarrilado, que dé sensación de redondez.

Pero el persa también es muy tranquilo. De ello dan fe Marta y Brenda.

“Tenemos junto a Chantal, cuatro perritos Chihuahua, y los cinco se llevan muy bien, algo que no nos ocurrió con otros gatos. Juegan, duermen juntos y hasta retozan. La verdad que se llevan a la perfección, ¡como si se conocieran desde siempre!”.

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