BUENOS AIRES, Argentina, 20 de febrero (AFP) - Con el espaldarazo del FMI que declaró a la deuda argentina insostenible, el gobierno de Alberto Fernández buscará renegociar con sus acreedores privados. Pero la tensión aumenta ante la incertidumbre de lograr quitas de capital en corto plazo.
Desde que asumió la Presidencia en diciembre, Fernández (centroizquierda) pregona que su país, en recesión desde mediados de 2018, no puede pagar la deuda si su economía no crece primero.
Entre acreedores crispados que no ceden ni un ápice y fuertes vencimientos en puerta para finales de marzo, el Fondo Monetario Internacional (FMI) se puso del lado del gobierno argentino al señalar que la deuda “no es sostenible”, tras una misión al país sudamericano que terminó el miércoles.
“Nos acusaban de populistas, de irresponsables, pero resulta que hoy nos despertamos todos con que el que nos dio la razón es el FMI”, celebró Fernández este jueves, en un acto público.
Argentina, que en 2001 declaró el cese de pagos por 100,000 millones de dólares, lucha por alejarse del default.
Y el FMI también se esfuerza para que se evite ese escenario.