BAGDAD, Irak, 13 de marzo (AFP/REUTERS).- Cinco militares iraquíes y un civil murieron el viernes en bombardeos de represalia lanzados por Estados Unidos en Irak, aumentando la tensión en un país donde se intensifican los ataques contra objetivos estadounidenses.
El ministerio iraquí de Relaciones Exteriores denunció una “agresión estadounidense” y convocó a los embajadores de Estados Unidos y Reino Unido.
Las fuerzas armadas estadounidenses calificaron por su parte de “éxito” la operación, y anunciaron que mantendrán dos portaaviones en Oriente Medio para responder a la amenaza de Irán.
Hacia la una de la madrugada, la provincia de Babilonia, cerca de Bagdad, tembló. Aviones estadounidenses lanzaron bombas sobre lo que Washington presentó como cinco depósitos de armas de las brigadas de Hezbolá, una de las facciones pro-Irán más radicales de Irak.
El objetivo, afirmó el Departamento de Defensa estadounidense, es “reducir sus capacidades para llevar a cabo futuros ataques contra las fuerzas de la coalición” internacional antiyihadista, liderada por Washington.
El miércoles por la noche, 18 cohetes cayeron contra una base militar cerca de Bagdad y mataron a dos soldados estadounidenses y uno británico.
Como en la veintena de ataques precedentes contra objetivos estadounidenses en Irak en estos últimos cinco meses, nadie reivindicó los disparos.