Una mujer de nacionalidad rusa fue condenada a dos años en prisión debido a pertenecer a la congregación religiosa conocida como los Testigos de Jehová, la cual se encuentra proscrita en el país desde 2017.
Valentina Baranovskaya, de 69 años de edad, fue condenada el miércoles de esta semana por el tribunal de Abakán, capital de Jakasia, a cumplir dos años en la cárcel por su participación en una “organización prohibida”, mientras que su hijo, Román Baranovsky, recibió una pena de 6 años por su papel en la organización de la congregación.
La organización está catalogada como una organización terrorista en Rusia, donde es catalogada como extremista, además de que las autoridades eclesiásticas locales la califican como una secta extranjera que pone en peligro las instituciones, la identidad nacional y los valores tradicionales.
La religión con mayores adeptos en Rusia es la rama ortodoxa del cristianismo, la cual se separó de la Iglesia Católica en el año 1054, y desde entonces ha formado parte fundamental de la vida espiritual de aquella nación, tanto así, que en los últimos años se ha documentado el acercamiento de jerarcas ortodoxos con el gobierno ruso.
A los Testigos de Jehová se les puede encontrar en todo el mundo en plazas, cruces muy transitados, escuelas u oficinas entregando panfletos, además de que son conocidos por realizar labores de proselitismo puerta en puerta.
La congregación religiosa no está exenta de cuestionamientos en todo el mundo, y no es la primera vez que se les persigue debido a sus creencias, que van desde negarse a realizar servicio militar, saludar a los símbolos nacionales, hasta negarse a recibir transfusiones sanguíneas y su tajante rechazo a la homosexualidad.
De acuerdo con datos del Instituto Nacional de Geografía y Estadística (INEGI), en nuestro país los Testigos de Jehová tienen alrededor de un millón y medio de adeptos, convirtiéndose así en la segunda iglesia con más creyentes en México.
Con información de DW.
JMCG