El astronauta estadounidense Mark Vande Hei y los cosmonautas rusos Antón Shkáplerov y Piotr Dubrov llegaron hoy a la Tierra a bordo de la Soyuz MS-19 procedente de la Estación Espacial Internacional, cuyo futuro es cada vez más incierto debido a las sanciones impuestas a Rusia por su campaña en Ucrania. "Aterrizaron. ¡Bienvenidos de vuelta, Antón y Piotr!", se podía leer en la pantalla del Centro ruso de Control de Vuelos, que añadía en inglés: "¡Bienvenido de vuelta, Mark!"
Se trata de un retorno que marca varios hitos: uno de ellos es el récord de permanencia de un astronauta de los EE.UU.: Vande Hei ha estado en el espacio 355 días seguidos, 15 más que el anterior récord de un estadounidense. Durante su estancia en la EEI, la plataforma espacial llevó a cabo 5 mil 680 órbitas alrededor de la Tierra, un recorrido de más de 300 millones de kilómetros. Sin embargo, quizás el hito más simbólico en las circunstancias actuales es que se trata del último astronauta estadounidense en volar a la EEI a bordo de una nave rusa, ya que los siguientes inquilinos de la NASA llegaron a la plataforma orbital a bordo de naves Crew Dragon, desarrollada por la compañía estadounidense SpaceX.
Aunque Washington y Moscú se encuentran negociando la posibilidad de "vuelos cruzados" y no la descartan del todo, esta se torna cada vez más remota, al igual que la de muchos otros proyectos conjuntos, a medida que resuenan los cañones y arden las ciudades en Ucrania . Es por ello que el aterrizaje de Vande Hei podría convertirse en el símbolo del fin de todo el abanico de la cooperación internacional en el espacio y, más aún, del punto final de la EEI.
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