La magnate Nancy Sauer, quien perdió la vida a los 84 años de edad, le dejó parte de su cuantiosa fortuna a Cleopatra, Goldfinger, Leo, Midnight, Napoleon, Snowball y Squeaky, sus siete gatos persas, así es, antes muerta que tener que repartir su dinero a otras personas.
De acuerdo a diversos medios de comunicación, los felinos recibieron como herencia una mansión valuada en $2,500,000 de dólares.“El trato es que la cada no puede ser vendida hasta que el último gato muera”, declaró Yana Alban, una amiga de la difunta, en entrevista con el Tampa Bay Times.
La propiedad, que goza de una extensión de 4,000 pies cuadrados y está distribuida a lo largo de dos pisos, cuenta con vestíbulo, cocina, comedor, sala de estar, sala principal, cuarto de lavado, garaje, entre otras habitaciones.
Además de la casa, la mujer también les dejó una fortuna no especificada para que no les falte absolutamente nada en el resto de sus vidas.
“Fue sustancialmente suficiente para cubrir las facturas de comida, atención médica y aseo de los gatos para siempre. Son jóvenes, solo tienen 5 años. Los persas pueden ser caros y quisquillosos”, declaró Sherry Silk, directora ejecutiva de Humane Society of Tampa Bay.
Contrario a lo que suele pasar con la última voluntad de los fallecidos, en esta ocasión no fue respetada, pues las autoridades determinaron que los gatos fueran puestos en adopción, al considerar como poco adecuado que vivieran en una mansión solo y sin los cuidados necesarios.
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LG