El Papa Francisco se hizo presentó este miércoles en el Foro de Davos en Suiza donde cuestionó que aún en este 2024 existan pueblos que se mueren de hambre, trabajadores poco o mal pagados, niños analfabetos, hombres y mujeres privados de atención médica o de un techo bajo el que cobijarse.
Esta pregunta la planteó el líder de la Iglesia Católica a los cerca de 2.800 jefes de Estado, representantes de gobiernos, directores generales, presidentes de consejos de administración y enviados de organizaciones internacionales a la 54ª edición del Foro Económico Mundial.
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El Pontífice les recordó la "responsabilidad moral" que se deriva de su papel en la "lucha contra la pobreza", en la consecución de un "desarrollo integral para todos nuestros hermanos y hermanas", en la "búsqueda de la convivencia pacífica entre los pueblos".
¿Cómo es posible que en el mundo actual se muera todavía de hambre, que se explote a la gente, que se la condene al analfabetismo, que carezca de atención médica básica y que se quede sin un techo?, cuestionó el Pontífice.
Aunque no asistió presencialmente al Foro, el Papa Francisco envía su mensaje al fundador y presidente ejecutivo del Foro, Klaus Schwab.
El sufrimiento humano se esparce en diferentes latitudes
El texto fue leído por el cardenal ghanés Peter Appiah Turkson, presidente de las Pontificias Academias de las Ciencias y de las Ciencias Sociales, durante los trabajos (que comenzaron ayer, 16 de enero) que, escribe Francisco, se desarrollan en un "clima de inestabilidad internacional muy preocupante".
Ante nuestros ojos hay, de hecho, "un mundo cada vez más lacerado, en el que millones de personas -hombres, mujeres, padres, madres, niños-, cuyos rostros son en su mayoría desconocidos, siguen sufriendo, entre otras cosas por los efectos de conflictos prolongados y de guerras abiertas".
Estos sufrimientos, señala el Papa, repitiendo la misma reflexión compartida con el Cuerpo Diplomático en la audiencia del 9 de enero- se ven agravados por el hecho de que "las guerras modernas ya no tienen lugar sólo en campos de batalla bien definidos, ni implican sólo a soldados".
En un contexto en el que ya no parece respetarse la distinción entre objetivos militares y civiles, no hay conflicto que no acabe de algún modo afectando indiscriminadamente a la población civil.
Se deben afrontar las injusticias que están en la raíz de los conflictos
El Papa espera que en los debates de Davos se tenga en cuenta "la urgente necesidad de promover la cohesión social, la fraternidad y la reconciliación entre grupos, comunidades y Estados, para afrontar los desafíos que se nos presentan".
El primero de estos retos es la paz. La que anhelan los pueblos "sólo puede ser fruto de la justicia", afirma el Pontífice. En consecuencia, para alcanzarla no sólo es necesario "dejar de lado los instrumentos de la guerra", sino "afrontar las injusticias" que están en la raíz de los conflictos. En primer lugar, el hambre, "que sigue afligiendo a regiones enteras del mundo, mientras que otras se caracterizan por un derroche excesivo de alimentos".
La explotación de los recursos naturales sigue enriqueciendo a unos pocos, dejando a poblaciones enteras, que son las beneficiarias naturales de esos recursos, en un estado de indigencia y pobreza.
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