La catedral de Notre Dame de París, cerrada desde el devastador incendio del 15 de abril de 2019, reabrirá oficialmente sus puertas el próximo 7 de diciembre, en un evento que contará con la presencia del presidente francés, Emmanuel Macron, y otros líderes de alto nivel.
La reapertura será celebrada en dos ceremonias: una primera, de carácter republicano, con un discurso de Macron en la explanada de la catedral, y otra misa solemne para los fieles el 8 de diciembre, liderada por el arzobispo de París, Laurent Ulrich.
La ceremonia inicial el 7 de diciembre busca subrayar el espíritu laico de la República Francesa y, según declaraciones del Elíseo, será un evento dirigido “a todos los franceses”, independientemente de su religión o creencias.
Este mensaje inclusivo refuerza la relevancia de Notre Dame como símbolo nacional y cultural de Francia y conmemora el esfuerzo colectivo que ha hecho posible su restauración.
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Pese al tono religioso de los eventos, el Papa Francisco no asistirá a la reapertura. El arzobispo Ulrich informó que el Papa prefiere centrarse en regiones que enfrentan conflictos o problemas graves, destacando su compromiso de estar presente en los lugares que atraviesan mayores dificultades.
En un adelanto exclusivo, Macron visitará las obras el 29 de noviembre, dando un primer vistazo al resultado de cinco años de restauración que han devuelto a la catedral su esplendor, destacando la “blancura deslumbrante” de sus piedras y el avance en los delicados trabajos en sus arbotantes y vitrales.
Con un presupuesto de 700 millones de euros, este proyecto ha contado con la generosidad de donantes y la dedicación de equipos de restauración. Sin embargo, se prevé que los trabajos de conservación continúen en los próximos años, incluyendo la instalación de nuevas vidrieras, un esfuerzo que ha generado debates para preservar las antiguas cristaleras.
El 8 de diciembre, la misa de consagración permitirá la entrada de fieles al templo y marcará la reanudación de las actividades religiosas de Notre Dame, la cual abrirá parcialmente para visitas. La diócesis de París implementará un sistema de reservas para gestionar la gran afluencia esperada, permitiendo a visitantes y fieles ser parte de este momento histórico que simboliza tanto la resiliencia de la catedral como la capacidad de reconstrucción del pueblo francés.
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