Viajar en avión ha sido largamente considerado una de las formas de transporte más seguras. Sin embargo, cuando ocurren accidentes aéreos, la magnitud de los hechos suele ser devastadora, lo que genera una percepción de inseguridad. Entonces, ¿qué tan cierto es que volar es más seguro que conducir?
Las cifras hablan
De acuerdo con el Consejo Nacional de Seguridad de Estados Unidos (NSC, por sus siglas en inglés), las probabilidades de morir en un avión son aproximadamente de 1 entre 205,552. En contraste, el riesgo de morir en un accidente automovilístico es significativamente mayor: alrededor de 1 en 103.
Estas cifras resaltan cómo los accidentes aéreos, aunque espectaculares y altamente publicitados, son mucho menos frecuentes que los incidentes en carretera, donde millones de personas se ven involucradas anualmente en choques fatales o con lesiones graves.
Tragedias recientes
A pesar de la seguridad estadística, varios incidentes aéreos recientes han conmocionado al mundo:
Corea del Sur: accidente mortal en Seongnam
El más impactante de los casos recientes tuvo lugar en Seongnam, Corea del Sur. Un avión comercial se estrelló durante el aterrizaje debido a condiciones climáticas adversas y errores humanos. La aeronave, que regresaba de Bangkok, la capital de Tailandia, transportaba a 181 personas, de las cuales 179 murieron. Dos miembros de la tripulación fueron rescatados de entre los restos del avión. El incidente dejó decenas de muertos y heridas irreparables a muchas familias.
Noruega: avión que se salió de la pista
Un avión de la empresa KLM se despistó al aterrizar en el TORP Sandefjord Airport en Oslo, Noruega, tras un despegue fallido que causó un fuerte ruido. La pista tuvo que ser cerrada y la aeronave se salió hacia la hierba a baja velocidad. Los 176 pasajeros y 6 miembros de la tripulación resultaron ilesos y fueron atendidos. KLM está investigando las circunstancias del incidente.
Alaska
Un avión de Air Canada realizó un aterrizaje de emergencia en el Halifax Stanfield International Airport debido a un tren de aterrizaje roto que impidió el despliegue correcto de los neumáticos. Las imágenes compartidas en redes sociales mostraron chispas y llamas mientras el ala derecha de la aeronave arrastraba por la pista. A pesar de la angustia, solo hubo heridos leves entre los pasajeros.
¿Por qué los aviones siguen siendo más seguros?
Los aviones son diseñados con múltiples sistemas de seguridad redundantes y son sometidos a inspecciones regulares que exceden por mucho los estándares aplicados a los automóviles. Además, los pilotos pasan por entrenamientos rigurosos y las aerolíneas cuentan con protocolos que permiten minimizar riesgos incluso en situaciones extremas.
Por otro lado, los automóviles están sujetos a una mayor variabilidad humana: desde errores del conductor hasta condiciones impredecibles en las carreteras. Esto explica por qué las probabilidades de un accidente grave son significativamente más altas al volante.
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Conclusión
Aunque las tragedias aéreas son desgarradoras y generan gran atención mediática, las estadísticas confirman que volar sigue siendo considerablemente más seguro que conducir. La clave está en reconocer los avances en tecnología y seguridad aeronáutica, al tiempo que se aprende de los errores y se refuerzan las medidas preventivas para evitar futuros accidentes.
JGH