Este miércoles, el tribunal revolucionario de Isfahán sentenció a muerte al rapero iraní Toomaj Salehi. Según su abogado Amir Raesian, el cargo impuesto fue "corrupción en la Tierra", uno de los delitos más severos bajo el código penal iraní.
Esta decisión sigue a la participación de Salehi en las protestas detonadas por la muerte de Mahsa Amini, quien falleció bajo custodia policial por no adherirse al código de vestimenta impuesto a las mujeres en Irán.
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Salehi, de 33 años, fue inicialmente detenido en octubre de 2022, liberado bajo fianza y posteriormente reaprehendido apenas once días más tarde.
El tribunal lo encontró culpable de varios cargos, incluyendo asistencia a la sedición y propaganda contra el sistema.
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El rapero ha sido una voz crítica en el apoyo a las manifestaciones que exigían el fin de las restricciones impuestas a las mujeres y un cambio en la República Islámica.
Reacción y represión
La condena de Salehi se produce en un contexto de represión intensa.
La muerte de Amini desencadenó una serie de protestas a nivel nacional, resultando en la muerte de 500 personas y la detención de aproximadamente 22 mil, incluyendo la ejecución pública de ocho manifestantes.
El abogado de Salehi anunció que apelará la sentencia, calificándola de "sin precedentes" dada la severidad y las circunstancias políticas que la rodean.
La sentencia de Salehi no es un caso aislado. Otros artistas, como el cantante Shervin Hajipour y Mehdi Yarrahi, han enfrentado penas severas por expresar su apoyo a las protestas.
Hajipour fue sentenciado a casi cuatro años de prisión por su canción "Baraye", que se convirtió en un himno durante las protestas, mientras que Yarrahi fue condenado a recibir latigazos y prisión por una canción que incitaba a las mujeres a desafiar las normas del velo.
La sentencia de muerte contra Toomaj Salehi subraya la difícil situación de los activistas y artistas en Irán, quienes enfrentan represalias extremas por parte del estado por su participación en movimientos de protesta.
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