El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, presentó este lunes 23 de septiembre de 2024 una nueva normativa para prohibir la circulación de vehículos fabricados con tecnología vinculada a China y Rusia. La medida afectaría a dos tipos de automóviles: los vehículos conectados, que se comunican con infraestructuras o plataformas del fabricante, y los vehículos autónomos, que operan sin necesidad de un conductor. En la práctica, esta propuesta cerraría el mercado estadounidense a nuevos automóviles chinos.
Tras la publicación de la propuesta, se abre un período de 30 días para que el público, así como las partes interesadas, como la industria automotriz, puedan emitir comentarios. El gobierno busca implementar esta normativa antes del 20 de enero de 2025, fecha en la que Biden concluirá su mandato.
La secretaria de Comercio, Gina Raimondo, explicó en una conferencia de prensa que esta medida responde a preocupaciones sobre la seguridad nacional.
Existe el temor de que las empresas chinas y rusas puedan acceder a datos sensibles de conductores e infraestructuras dentro de Estados Unidos o, peor aún, manipular los vehículos a distancia, lo que podría ocasionar accidentes o interrumpir el tráfico en carreteras estratégicas.
Raimondo enfatizó que "los automóviles ya no son solo acero y metal sobre ruedas", subrayando que los vehículos modernos están equipados con tecnologías como Bluetooth, conexiones satelitales e inalámbricas que los hacen vulnerables a posibles ciberataques.
De acuerdo con la secretaria, estas vulnerabilidades podrían ser explotadas por actores maliciosos, lo que refuerza la urgencia de la medida.
Actualmente, casi todos los automóviles nuevos en las carreteras estadounidenses, tanto los de gasolina como los eléctricos, se consideran vehículos conectados. Estos automóviles cuentan con tecnología que les permite conectarse a internet y a servicios en la nube, lo que los hace altamente dependientes de la recolección y transmisión de datos, tanto dentro como fuera del vehículo.
IO
