Septiembre es un mes simbólico para los mexicanos, pues si bien es en el que se celebran las fiestas patrias, tiene una gran carga emocional especial debido a dos hechos que han marcado la vida de miles de personas, sobretodo de aquellas que viven en las zonas de gran sismicidad.
Desde la época prehispánica los antiguos habitantes del Valle de México creían que los sismos eran a causa del tropiezo del Sol o la Luna, o algún otro astro; estos movimientos causaban miedo y muerte cuando ocurrían.
500 años después, los sismos siguen generando pánico entre la población; los últimos grandes terremotos que se han grabado en el imaginario colectivo fueron los ocurridos en 1985 y en 2017, ambos ocurridos un 19 de septiembre.
Ambos sismos tienen en común no sólo el día en que ocurrieron y la destrucción que generaron, en los dos se presentaron hechos que lograron unir a los ciudadanos: el rescate de dos menores atrapados entre los escombros; los dos casos eran falsos.
El rescate de ‘Monchito’
El jueves 19 de septiembre de 1985, a las 07:17 horas, un fuerte terremoto se registró en las costas de Michoacán, que provocó una catástrofe en la capital del país, del entonces llamado Distrito Federal; cientos de edificios se derrumbaron y miles de personas murieron.
A las 07:20 horas, gran parte de la capital se había reducido a escombros; ante la incapacidad gubernamental para hacer frente a la contingencia, fueron los ciudadanos quienes se organizaron para rescatar a quien se encontraban atrapados entre las casas y los edificios derrumbados.
Una historia de aquellos días se recuerda hasta hoy, el rescate de un niño de nombre Luis Ramón.
En el primer cuadro de la capital, en la calle de Venustiano Carranza 148, cerca del Zócalo y del Barrio de La Merced, una antigua vecindad se derrumbó, entre los escombros la gente aseguraba que había un niño atrapado, se llamaba Monchito.
Las muestras de apoyo no se hicieron esperar, incluso equipos de rescate de Israel e Italia acudieron a la zona para poner en marcha el plan de rescate del menor que “según un tío” afirmaba que se encontraba ahí atrapado.
Los días pasaron y los rescatistas no podían hallar a Monchito; sin embargo, no claudicaron y continuaron en sus esfuerzos.
Removieron escombros una y otra vez pero no hallaron indicios del menor, ni de su cuerpo, por lo que de apoco se fue apagando la esperanza de encontrar un rastro del menor.
Algunos aseguran que todo fue un invento del gobierno de Miguel de la Madrid para ocular la incapacidad de su gobierno para atender la emergencia; otros señalaron que fue un invento de la familia para rescatar un supuesta caja fuerte que se había quedado sepultada; la verdad se quedó ahí enterrada para siempre en esa calle del barrio de La Merced.
El rescate de Frida Sofía
El martes 19 de septiembre de 2017, un sismo con epicentro en Morelos golpeó violentamente la zona centro del país. La catástrofe, en magnitud de edificios derrumbados y víctimas mortales, no se comparó al de 1985, sin embargo, provocó terror y caos.
Algunos estados del centro como Puebla, Morelos y Ciudad de México tuvieron grandes afectaciones; pero en la capital hubo un suceso que marcó de sobremanera aquel día, fue el derrumbe del Colegio Rebsamen en donde murieron 26 personas, la mayoría estudiantes.
Tras el derrumbe, los equipos de emergencia llegaron al colegio para comenzar con las labores de rescate; tras horas de trabajos, lograron recuperar cuerpos y rescatar a algunos atrapados, pero casi 24 horas después del terremoto algunos rescatistas afirmaron que había detectado movimientos con un escáner por lo que se redoblaron los esfuerzos.
Incluso hubo información oficial que aseguraba que entre los escombros había una persona atrapada.
"Tenemos identificada a una persona, a una menor, en el segundo piso de lo que fue el edificio colapsado. Está con vida, pero la situación era muy inestable", dijo entonces el almirante José Luis Vergara, de la Secretaria de Marina.
Al colegio llegaron voluntarios y expertos para realizar el rescate; pero la información era confusa, entre los cientos de voces se corrió la versión de que incluso alguien le había suministrado agua a la menor y que su nombre era Frida Sofía.
Las cadenas de televisión transmitieron desde la zona, era una carrera contra el tiempo, pues la zona era inestable y se corría el riesgo de un derrumbe.
Pero las horas pasaban y pasaban pero no se podían dar con la menor, y tampoco se podía ubicar a los padres de Frida Sofía.
Los elementos de la Marina se dieron a la tarea de contactar a cada Frida y a cada Sofía que se encontraba registrada como estudiante del Colegio Rebasamen, pero nunca hubo registro de alguna estudiante con ese nombre que se encontrara desaparecida.
Tras 24 horas de incertidumbre, el subsecretario de Marina, responsable de las labores de rescate en el colegio, declaró que en la zona ya no había nadie, ni alumnos ni maestros ni personal del colegio entre los escombros.
Por redacción PorEsto!
JH